-¿Disculpe, es usted Guy Haines? Por supuesto. Lo he visto ganar contra Faraday la temporada pasada. Entró en las semifinales, ¿no? Realmente admiro a la gente que hace cosas.
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-Debe ser excitante ser tan importante.
-Un jugador de tenis no es tan importante.
-La gente que hace cosas es importante. Yo nunca hago nada.
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-Estoy un poco nervioso.
-Hay un nuevo remedio para eso. Mozo, whisky y agua sin gas, por favor. Un par. Dobles.
Es el único tipo de dobles que juego.
-Tendrá que tomar los dos.
-Y podría hacerlo.
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-¿Cuándo es la boda?
-¿Qué?
-La boda. Usted y Anne Morton. Salió en los periódicos.
-No debería haber salido. A menos que se haya legalizado la bigamia.
-Tengo una teoría sensacional acerca de eso. Algún día se la contaré. Por ahora, me parece que el divorcio es la solución más simple.
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-Está bien, soy un vago.
-¿Quién ha dicho que lo es?
-Mi padre. Me odia. Con todo el dinero que tiene, pretende que tome el autobús de las 8:05 cada mañana, marque la tarjeta y haga carrera vendiendo pintura o lo que sea. ¿Qué piensa de un personaje así?
-Bueno, pienso que a lo mejor…
-Yo también lo odio. ¡Le aseguro a veces me hace enfadar tanto que quisiera matarlo!
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-¡Quiero hacer algo y todo! Tengo una teoría según la cual habría que intentar todo antes de morir. ¿Has conducido alguna vez a ciegas a doscientos cuarenta por hora?
-No últimamente.
-Yo sí. También volé así en un jet. ¡Qué escalofriante! Casi me voló el cerebro. Voy a hacer una reserva en el primer cohete a la luna.
-¿Qué tratas de demostrar?
-No soy como tú. Tú eres afortunado. Eres listo. Casarse con la hija del patrón, eso sí que es hacer carrera por un atajo.
-Casarse con la hija del senador no tiene nada que ver con todo esto. ¿Es que siempre se debe tener codicia?
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-¿Quieres oír una de mis ideas para un homicidio perfecto? ¿Quieres oír la del enchufe averiado en el baño o la del monóxido de carbono en el garaje?
-Ninguna de las dos. Seré anticuado, pero creía que el homicidio era ilegal.
-¿Qué es una vida o dos? ¡Ciertas personas estarían mejor muertas! Un poco como tu esposa y mi padre, por ejemplo. ¡Esto me recuerda una idea genial que tuve una vez! Acostumbraba ir a dormir tratando de perfeccionarla. Digamos que te gustaría librarte de tu esposa.
-Es una idea morbosa.
-No, simplemente imagínatelo. Digamos que tienes una buena razón.
-No…
-No. Supongamos, tendrías miedo de matarla, ¿sabes por qué? Te descubrirían. ¿Y qué es lo que te delataría? El motivo. Ésta es mi idea.
-Temo que no tengo tiempo para escucharte.
-Además es bien sencillo. Dos camaradas se conocen, accidentalmente como tú y yo. Ninguna conexión entre ellos. Nunca se han visto antes. Cada uno tiene a alguien de quien le gustaría librarse. ¡Deciden intercambiar homicidios!
-¿Intercambiar homicidios?
-Cada uno ejecuta el homicidio del otro. Pero nada los conecta. Ambos asesinaron a un completo desconocido. Tú ejecutas mi homicidio y yo el tuyo.
-Estamos llegando a mi estación.
-Por ejemplo: Tu esposa por mi padre. Líneas cruzadas.
-¿Qué?
-Hablamos el mismo idioma, ¿no?
-Claro. Hablamos el mismo idioma.
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-Espero que te hayas olvidado de tu pequeño plan.
-¿Cuál?
-El de hacer explotar la Casa Blanca.
-¡Estaba sólo bromeando! Además, ¿qué diría el Presidente?
-Qué travieso eres. Siempre me haces reír.
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– Tomemos un bote.
– ¿Un poco de maíz tostado?
– ¡Ahora no!
– ¡No es divertido besarse con la boca llena!
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-No podemos ignorar que un asesinato llegó a nuestra puerta pero preferiría que no lo metas en casa.
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-Temo que habrá muchos reporteros frente a su puerta por la mañana.
-A papá no le molesta un poco de escándalo. ¡Es un senador!
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-Que mi experiencia te sirva de guía, nunca dejes que falsas acusaciones te hagan perder el sueño. A menos que puedan ser comprobadas.
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-Era un ser humano. Y déjame recordarte que hasta el menos digno tiene derecho a la vida y a la felicidad.
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-Bueno, nadie se interpone en vuestro camino ahora. Os podéis casar. ¡Piénsalo, sois libres!
-No se tiene que decir todo lo que se piensa.
-¡Papá, no soy un político!
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-Por supuesto no has tenido problemas con la policía una vez que verificaron tu coartada. Cuando una coartada está llena de whisky, no es muy creíble.
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-¿Después de sentenciar a muerte a un hombre no le resulta difícil cenar?
-Cuando se detiene a un asesino, debe ser enjuiciado. Cuando se le condena, debe ser sentenciado. Cuando es sentenciado a muerte, debe ser ejecutado.
-Muy impersonal, ¿no?
-Así es. Además, no es algo que ocurre todos los días.
-Se detiene a tan pocos asesinos.
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-Usted parece interesado en el tema del asesinato.
-No más que otros. No más que usted, por ejemplo.
-¿Yo? No estoy interesada en asesinatos.
-¡Todo el mundo está interesado en eso! Todos tienen a alguien de quien les gustaría desembarazarse. No me dirá que no ha querido desembarazarse
de alguien ni una sola vez. ¿De su esposo tal vez?
-¡Santo cielo, no!
-¿Está segura? ¿Ni siquiera una vez la ha hecho enfadar? ¡Ah, qué le dije! Usted va a cometer un asesinato. ¿Cómo lo cometerá? Ése es el aspecto fascinante. ¿Cómo lo cometerá? No me dijo su nombre…
-Señora Cunningham.
-¿Cómo lo realizará?
-Supongo que tendré que conseguir un revólver en algún lado.
-Señora Cunningham. ¿A balazos? ¿Sangre por todas partes?
-¿Qué le parece un poco de veneno?
-Así es mejor, mucho mejor. ¿Señora…?
-Anderson.
-Así es mejor, señora Anderson. Es que la Sra. Cunningham tiene mucha prisa. El veneno podría tardar de 10 a 12 semanas, si el pobre señor Cunningham
muriera de causas naturales…
-¡Leí de un caso una vez! ¡Sería una idea maravillosa! ¡Podría sacarlo con el auto y al llegar a un sitio solitario, lo golpearía en la cabeza con un martillo, lo cubriría de gasolina a él y al auto y les prendería fuego!
-¿Y regresaría a casa caminando? Tengo el mejor método y las mejores herramientas. Simple, silencioso y sencillo. El silencio es lo más importante. Déjeme mostrarle. ¿Puedo tomar prestado su cuello?
-Si no es por mucho tiempo…
-Cuando incline mi cabeza, trate de gritar y verá que no podrá.
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(guion de Raymond Chandler y Czenzi Ormonde a partir de la novela de Patricia Highsmith)
No está mal «ver» la película así jejeje
Me extraña que hayas mantenido los americanismos de la traducción.
El equipo de «Ficción sonora» de Radio Nacional hizo una versión que también me gusta mucho.
No lo he escuchado, no puedo decirte. A mí la novela no me interesa demasiado; es la traducción a imágenes que hace Hitchcock lo que me resulta magnífico. Me importa más esa traducción que la de los diálogos literarios del cine clásico al falso naturalismo reciente. En ciertas cosas, el tiempo pasado fue mejor.
Pues mira, ahora que lo dices, de esa contraposición entre los diálogos del cine antiguo y el actual quería yo comentar: la elegancia, alto nivel cultural y la capacidad de enseñar al público de la época a hablar «bien», aunque no fueran realistas y «canten» por ser tan literarios y poco creíbles en determinados personajes de poca formación, frente al sucio realismo plagado de palabrotas y giros vulgares del cine de los años sesenta y posterior….las dos cosas me gustan, aunque creo que determinadas pelis, incluso las dedicadas a la juventud, casi son un mal ejemplo y no sé si la influencia que ejercen habría que controlarla (sí, pese a estos tiempos de Internet.
Es una cuestión interesante, porque afecta a la misma naturaleza del cine, cuya plenitud, contra lo que suele pensarse, no se alcanza cuando juega a ser realista, mera reproducción fotográfica o auditiva de la realidad, sino cuando crea una nueva realidad, parecida pero no idéntica, a aquella que pretende recrear o de la que se sirve para construir su realidad propia. Esto en los diálogos es capital, por las razones que señalas. La falsa autenticidad, el falso naturalismo, son un lastre (en particular en el cine español), pero al mismo tiempo, jugar a esa elegancia, a lograr que esos diálogos literarios e impostados queden naturales y resulten creíbles y armoniosos al oído, es muy muy difícil (ahí está Almodóvar como ejemplo de cuando no se sabe hacer). Depende de contextos, de épocas, de talentos, puede haber muestras buenas y malas de ambas tendencias, pero el cine es, por algo, la fábrica de sueños. La realidad y el cine nunca pueden coincidir en el mismo terreno. Lo peor es creerse que el documental o el cine pretendidamente realista sí lo hacen. Es una forma de autoengaño.
Cuestión, por tanto, de objetivos, herramientas y técnicas, y sobre todo, de talento, no de control. Control equivale a censura, y no estamos, ni deberíamos estar, en eso.
Claro que, en el caso del Cine americano clásico que yo veo, el que está doblado en la época, no puedo determinar cuánto es de leal al original la traducción en cuanto a la actitud de los textos por el particular régimen político con el que coincidió… Aunque a mí, independientemente del debate sobre el doblaje del Inglés, me parece una maravilla de las cotas de calidad a las que se llegó.
Efectivamente, «se llegó», porque ya no es así. No es que el doblaje sea peor ahora (que lo es), o que no haya talento para construir diálogos interesantes (aunque no sea lo general), sino que el propio material de origen, el guion, normalmente es flojo en ese sentido, lo mismo que los intérpretes que le dan vida (hablamos del Hollywood comercial, claro).
Pero, en efecto, existía un trabajo muy meritorio de adaptación y de interpretación en quienes adaptaban los textos y hacían los doblajes. Tanto, que hoy pasan la prueba del tiempo con mucha solvencia. Personalmente, siempre he pensado que quienes adaptaban e interpretaban, por ejemplo, los diálogos de Groucho Marx, merecían el Nobel y el Oscar.