-Las soluciones políticas no funcionan. No importa quién esté en el poder. Son todos terribles. ¿Por qué me miras así?
-Creo que me quieres de verdad.
-Claro que te quiero. De eso se trata. Y tú me quieres a mí, lo sé. Y no te culpo, preciosa. Y no estoy criticando a Erno, es estupendo si te gusta el tipo alto, rubio, prusiano, nórdico, ario y nazi.
-Pero, Miles, las relaciones serias entre hombres y mujeres no duran. La ciencia lo ha demostrado. Verás, hay una sustancia química en el cuerpo que hará que nos pongamos de los nervios tarde o temprano.
-Ciencia. Yo no creo en la ciencia. La ciencia es un callejón sin salida intelectual. Un montón de tipos con trajes de lana cortando ranas, viviendo de becas y…
-Ya. No crees en la ciencia. Y tampoco crees que los sistemas políticos funcionen, y tampoco crees en Dios, ¿no?
-Eso es.
-Y entonces… ¿en qué crees?
-En el sexo y en la muerte. Dos cosas que sólo pasan una vez en mi vida. Por lo menos, después de la muerte, no resultas repugnante.
(guion de Marshall Brickman y Woody Allen)
¡Qué freudiano! Cabe preguntarse si es sólo el personaje o también el autor…Y si el Woddy Allen viejo de la actualidad creerá en algo más que en los Setenta, viendo ya de frente a la Parca,
Quiero creer en que se mantenga firme frente al placebo de Dios.
carlos
Freud es uno de los objetos constantes de sus parodias. Y Dios, o más bien su ausencia, una de sus principales preocupaciones. Ante la pregunta de «¿qué opina usted de la muerte?», Woody siempre ha dado una respuesta genial: «estoy en contra».