Cine en fotos: Luis Buñuel y Glauber Rocha

“Luis Buñuel es el origen del nuevo cine, del cine libre, del cine de autor; del filme que mató al director-monstruo, a la vedette-sagrada, al fotógrafo-luz; es la puesta en escena que salió del encuadre, rompió el ritmo gramatical, estranguló la emoción, huyó del espectáculo, el film que dejó de ser la narración gráfica de dramas pueriles y literarios para la alcanzar la poderosa expresión en las manos de hombres liberados de la industria: el film político, el film de ideas (…).

El montaje de Buñuel no pretende informar por medio de la lógica, sino que despierta, critica, aniquila a través de la violencia, de la introducción del plano anárquico, profano, erótico -siempre son imágenes prohibidas en el contexto de la burguesía-. Hay en el cine aquellos que hacen escultura -como Resnais-; los que hacen pintura -como Eisenstein-, los que filosofan -como Rossellini-; los que hacen cine -como Chaplin-; los que hacen novela -como Visconti-; los que hacen poemas -como Godard-;  los que hacen teatro -como Bergman-; los que hacen circo -como Fellini-; los que hacen música -como Antonioni- ; los que hacen ensayos -como Munk y Rosi-; y los que, dialéctica y violentamente, materializan el sueño: ese es Buñuel”.

Glauber Rocha (1962)

2 comentarios sobre “Cine en fotos: Luis Buñuel y Glauber Rocha

  1. Pues te voy a decir una cosa.
    Últimamente he leído alguna cosa que otra de Glauber Rocha.
    No mucho.
    Pero te confesaré que me encanta cómo se explica y el uso que hace de las palabras y de las ideas para expresar lo que quiere transmitir.
    Me está apeteciendo mucho conocer su trabajo como crítico de cine (como cineasta también).
    No sé, porque no he indagado, si algún libro ha recogido su labor crítica y si se ha traducido al español.
    En fin, otro frente. Jajajaja, anda que no me gusta que se abran estos nuevos frentes.

    Beso
    Hildy

    1. Lo bueno, y a veces lo malo, de este placentero gusto por el cine es que, siendo de vida tan relativamente breve, es un océano casi inagotable. Frentes, todos los que quieras, cuando quieras, infinitos. Lo bueno, y a veces lo malo, está en que el cinéfago (cada vez me gusta más esta expresión que la de cinéfilo, es decir, el espectador insaciable, que quiere verlo todo, de todas las geografías, de todos los tiempos, en todos los formatos, sin la criba del prejuicio o la selección inducida por la publicidad o la crítica tendenciosa) nunca puede satisfacerse del todo, siempre quiere llegar a más, ver más…

      Yo empecé en el cine de este hombre por Barravento (1962), vi unas cuantas cosas suyas de tirón, y ahora lo tengo ya más descuidado. Es un cineasta de su época, muy coyuntural, pero resulta que el devenir de los tiempos ha hecho que aquello tan sesentero y coyuntural reviva de alguna manera a través de las circunstancias de hoy. Creo que a eso lo llaman atemporalidad. A fin de cuentas, algunas de sus películas pueden catalogarse como «westerns brasileños», y el western ya sabemos que es eterno…

      Besos

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