«Vine al mundo el día de Difuntos por una coincidencia que siempre me parecerá asombrosa, con un retraso de solo veinticuatro horas con respecto a la fiesta de Todos los Santos… Esta fecha ha quedado grabada en mi memoria para siempre como un mal sueño. Aunque provengo de una familia rica, mi padre, pese a ser un aristócrata, no era ni un estúpido ni un inculto. Amaba la música, el teatro y el arte. Éramos siete hermanos, pero la familia se las supo ingeniar para salir adelante. Mi padre nos educó severamente, duramente, pero nos enseñó a apreciar las cosas que cuentan, como son precisamente la música, el teatro y el arte. Yo crecí entre escenarios. En Milán, en nuestra casa de Via Cerva, teníamos un pequeño teatro, y luego estaba la Scala. En aquel entonces la Scala era una especie de teatro privado, patrocinado por mecenas. Primero lo subvencionaba mi abuelo y luego mi tío. Mi madre era una burguesa. Una Erba. Su familia se dedicaba a la venta de medicamentos. Habían salido de la nada y empezaron vendiendo medicamentos al por menor, y luego por las calles. Crecí también en medio de un olor a farmacia: nosotros, los chicos, entrábamos en los pasillos del establecimiento Erba, que olían a ácido fénico, y ¡era tal la excitación, tal la aventura! El sentido de lo concreto, que creo haber poseído siempre, me viene de mi madre… A ella le gustaba mucho la vida mundana, los grandes bailes, las fiestas fastuosas, pero amaba también a los hijos, así como la música y el teatro. Era ella quien se ocupaba diariamente de nuestra educación. Y ella también quien me hacía tomar lecciones de violoncelo. No fuimos abandonados a nuestra suerte, ni habituados tampoco a llevar una vida frívola y vacía, como ocurre con tantos aristócratas».
(en Settimo giorno, 28 de mayo de 1963)
Pues el hijo les salió rana y se dedicó al Cine que, supongo, no estaría incluido entre las artes que sus padres consideraran «ideales» jejeje
Ah, que provenía de la aristocracia… entonces, por eso retrató su decadencia en El Gatopardo ese (peli que no he visto y de la que sólo he oído hablar
Entre otras, porque el tema de la decadencia de un orden social, personalizado en familias o individuos concretos, es central en su filmografía.
En cuanto al resto, el mismo Visconti apunta que su padre amaba la música, el teatro y el arte, y que no era estúpido ni inculto, como a menudo se señala a los de su clase. En aquellos años no era ya como en los primeros tiempos del cine, no existía ese desprecio de clase al nuevo entretenimiento popular, toda vez que quedaba demostradísimo que se podía ganar mucho dinero gracias al cine, y que este proporcionaba no poco prestigio social y reputación artística.
Con la carta de Buñuel y este fragmento de Visconti… ¡cuántas cosas podemos intuir de estos dos directores, de su forma de filmar y su manera ver la vida y de contar historias, ¿verdad?!
La verdad es que estas secciones de Cine en fotos y Palabra de… revelan muchos secretos de los directores de cine… Valen oro (jajajaja, ya sabes que soy muy barroca).
Beso
Hildy
Bueno, la idea es, además de rescatar algunos textos dispersos a los que no es fácil acceder y que me parecen interesantes, es resaltar la condición que debería ser inherente a todo cineasta, y de paso a toda película, que es la posesión de un universo personal a través filtrar cosas que merezcan la pena ser contadas. Los textos de libros, cartas, etc., que han circulado últimamente por aquí van en esa línea.
¡Viva el Barroco!
Besos
Está muy claro, clarísimo, que la buena educación se recibe en casa: la afición por la lectura, la música, el arte, se mama en casa o no se mama. Es importante sembrar la simiente bien arraigada y luego dejar que vaya creciendo sorteando los avatares de la vida y eligiendo según la personalidad.
Creo firmemente que buena parte de la decadencia del cine actual proviene de la falta de base cultural aprendida desde la infancia y por desgracia esa poca educación no tan sólo se extiende a los cineastas sino también al público en general, porque las familias, sea por falta de tiempo sea por dejadez, no se ocupan de educar, que no es lo mismo que enseñar, como sabes mejor que yo.
Un abrazo.
Coincidimos en el diagnóstico. No solo falta de cultura, por su adquisición parcial, sesgada o superficial, sino falta de experiencias vitales, de vivencias, de conocimientos prácticos, en suma, de vida. No es lo mismo escribir o narrar de oídas, a partir de una reconstrucción teórica y de segunda mano de las cosas, que hablar de tipos, lugares, situaciones o acontecimientos conocidos en primera persona. Es una de las grandes diferencias entre el cine previo a los ochenta y el posterior. Si a eso unimos un esteticismo a menudo hueco, tenemos ya una buena descripción de parte de lo que es el cine comercial actual. Un botón de muestra suelen ser las entrevistas a intérpretes y cineastas actuales; salvo contadas excepciones, es bastante infrecuente encontrar conversaciones interesantes, de calado, con contenido y profundidad. Es difícil pensar que quien no es una personalidad interesante pueda contar algo medianamente interesante y de una forma que no resulte anodina o hueca.
Un abrazo