
Europa a mediados del siglo XVII se encuentra en la más terrible y duradera guerra de su historia hasta entonces. El continente arde de punta a punta en una lucha a muerte que, con la religión como pretexto (siempre lo es) es en realidad un convulso y violento proceso de adecuación a la modernidad, de adaptación a los nuevos tiempos, de demolición del feudalismo y del antiguo poder absoluto y de la apertura de un nuevo orden en el que, a través de las primeras influencias filosóficas sobre las teorías del pacto (Hobbes, Locke y compañía) y las primeras formulaciones doctrinales sobre la moderna separación de poderes y la sustitución del concepto de súbdito por el de ciudadano que eclosionará siglo y medio más tarde, busca reestructurar un edificio político, social, económico y religioso para la satisfacción de las necesidades que el antiguo modelo medieval ya no satisface. La Guerra de los Treinta Años, conflicto discontinuo que ocupó la primera mitad del siglo, es el marco en el que se desarrolla esta cinta anglonorteamericana de 1970 dirigida por James Clavell y protagonizada por Michael Caine y Omar Sharif.
Vogel (Sharif) es un maestro de escuela que huye de las batallas y los saqueos que asolan el centro de Europa y, sobre todo, Alemania. Su pueblo ha sido borrado del mapa, sus habitantes han muerto, la hambruna y la peste campan por doquier, y allí donde mira no hay más que cadáveres, sangre, campos arrasados, edificios incendiados o grupos de soldados que, erigidos en Jinetes del Apocalipsis, acaban entre risas y burlas con cualquier muestra de vida que encuentran en su camino, mientras que en todas partes el aire está viciado por el humo y la plaga. Vogel deriva hacia una muerte segura, y cuando por accidente cae por un terraplén y al levantarse descubre un plácido y soleado valle donde la hierba es alta y verde, las vacas pastan tranquilas y el silencio del viento sólo es roto por el murmullo de aguas transparentes y el tañido de unas campanas que insuflan vida, cree que está delirando y que la peste ha hecho mella en él. Pero se equivoca: es un valle perdido y solitario que ha pasado desapercibido y por el que los desastres de la guerra han pasado de largo.
Pero no por mucho tiempo, porque un buen día llegan un centenar de mercenarios al servicio de un príncipe alemán, un grupo de bárbaros exaltados comandados por un refinado y culto capitán (Michael Caine), que se lanzan como aves de rapiña a esquilmar un territorio que permanece vivo y virgen. Continuar leyendo «El último valle: la guerra lo pudre todo» →