– Lenore, novia mía, mi belleza. ¿Qué he hecho yo para merecerte?
– Hasta ahora muy poco, pero tengo muchas esperanzas.
– Rosas…
– Dan suerte a los enamorados.
– ¿En serio? Qué pena que se marchiten tan rápido…
– Éstas no se marchitarán, amada mía.
– ¡Diamantes!
– Pensé en tus ojos y fui a comprarlos.
– ¿Sólo en mis ojos? Qué dulce. Haré que comiences a pensar en todo mi ser…
Scaramouche. George Sidney (1952).