Rancheras, mariachis, tequila, mezcal, pulque, tacos, chiles, sombreros grandes, balaseras, fiestas populares, piñatas, calor, suciedad, moscas, altares con vírgenes llenas de flores y velas, mostachos gigantes y supermachorros demostrando su hombría a cada rato por las esquinas: todos los tópicos habidos y por haber sobre ese gran país llamado México. Eso es lo que ofrece Desperado, a medias remake y a medias secuela de la exitosa El mariachi, película rodada por Robert Rodriguez con cuatro perras, cinta que le valió reconocimiento y fama y el apoyo de Hollywood para revisitar aquella historia llena de lugares comunes, violencia, acción y sangre para acercarla al público norteamericano, lo que supuso la entrada de Rodriguez al universo tarantiniano y cuya herencia es un puñado de películas de desiguales calidad e intenciones que oscilan entre la serie B más repulsiva y ciertos toques de cine de calidad en algunos de sus productos.
No es el caso de Desperado, una orgía de tiros y sangre con unos presupuestos tan vulgares como arquetípicos y una puesta en escena pretendidamente épica y solemne que se zambulle en el terreno del ridículo cuando no resulta explícitamente zafia, con el agravante de tratarse de un director de origen mexicano que dice sentirse orgulloso de sus raíces hispanas. Así, vuelve al cine de tópicos nacionales mexicanos que presidió aquella filmografía hasta más o menos los años cuarenta, cuando Luis Buñuel, el cineasta aragonés-mexicano, consiguió abrir aquel cine a otras historias y ambiciones (un cine que lleva un par de lustros en estado de gracia), pero en vez de tratarse de un melodrama romántico culebronero con Jorge Negrete y compañía, es más bien un demencial exabrupto de violencia gratuita, sangre y fuego en la que los mexicanos son interpretados en su mayoría por extranjeros.
Dejando aparte el espantoso efecto del doblaje español, que mientras coloca y quita acentos mexicanos como le place a los personajes gringos no les adjudica acento alguno, la película transita por una serie de lugares comunes vistos hasta la saciedad: un misterioso guitarrista conocido como El mariachi (Antonio Banderas, español), vuelve al pueblo para vengar la muerte de su amante y la amputación de su mano. Vamos, supermacho total. Continuar leyendo «La tienda de los horrores – Desperado»