Diálogos de celuloide: Annie Hall (Woody Allen, 1977)

 

Annie: ¡Oye!, ¿Quieres venir a tomar una copa de vino o lo que te apetezca? Bueno, si no tienes tiempo, déjalo, a lo mejor tienes prisa, no quiero obligarte.

Alvy: No, no, no tengo prisa, me encantaría.

Annie: ¿De veras?

Alvy: Sí, tengo tiempo, únicamente tengo… tengo una cita con mi psicoanalista.

Annie: ¡Oh! ¿Vas al psicoanalista?

Alvy: Solo hace 15 años.

Annie: ¿15 años?

Alvy: Sí… le concederé un año más y después me iré a Lourdes.

(guion de Woody Allen y Marshall Brickman)

Diálogos de celuloide: El dormilón (Sleeper, woody Allen, 1973)

-Las soluciones políticas no funcionan. No importa quién esté en el poder. Son todos terribles. ¿Por qué me miras así?

-Creo que me quieres de verdad.

-Claro que te quiero. De eso se trata. Y tú me quieres a mí, lo sé. Y no te culpo, preciosa. Y no estoy criticando a Erno, es estupendo si te gusta el tipo alto, rubio, prusiano, nórdico, ario y nazi.

-Pero, Miles, las relaciones serias entre hombres y mujeres no duran. La ciencia lo ha demostrado. Verás, hay una sustancia química en el cuerpo que hará que nos pongamos de los nervios tarde o temprano.

-Ciencia. Yo no creo en la ciencia. La ciencia es un callejón sin salida intelectual. Un montón de tipos con trajes de lana cortando ranas, viviendo de becas y…

-Ya. No crees en la ciencia. Y tampoco crees que los sistemas políticos funcionen, y tampoco crees en Dios, ¿no?

-Eso es.

-Y entonces… ¿en qué crees?

-En el sexo y en la muerte. Dos cosas que sólo pasan una vez en mi vida. Por lo menos, después de la muerte, no resultas repugnante.

(guion de Marshall Brickman y Woody Allen)

Diálogos de celuloide: La última noche de Boris Grushenko (Love and Death, Woody Allen, 1975)

“Amar es sufrir, para evitar el sufrimiento, se debe no amar. Pero entonces se sufre por no amar. Luego, amar es sufrir, y no amar es sufrir. Sufrir es sufrir. Ser feliz es amar. Ser feliz es, por tanto, sufrir. Así, para no ser feliz, se debe amar, o amar para sufrir, o sufrir de demasiada felicidad. Espero que estéis tomando nota».

(guion de Woody Allen)

Diálogos de celuloide: La última noche de Boris Grushenko (Love and Death, Woody Allen, 1975)

Natasha: Es una situación muy complicada, prima Sonja. Yo estoy enamorada de Alexei. Y Alexei quiere a Alicia. Alicia es la amante de Lev. Lev ama a Tatiana. Tatiana ama a Simkin. Simkin me quiere a mí. Y yo quiero a Simkin, pero de un modo distinto a Alexei. Alexei quiere a Tatiana como a una hermana. La hermana de Tatiana quiere a Trigorian como a un hermano. El hermano de Trigorian es el amante de mi hermana, que le gusta físicamente, pero no espiritualmente.

Sonja: Natasha, se está haciendo tarde».

(guion de Woody Allen)

El Padrino, 50º aniversario, en La Torre de Babel de Aragón Radio

Nueva entrega de la sección de cine en el programa La Torre de Babel, de Aragón Radio, la radio pública de Aragón, en este caso dedicada a celebrar el 50º aniversario del estreno de una de las mayores grandes obras maestras que ha dado el arte cinematográfico en toda su historia: génesis del proyecto, búsqueda de un director, elaboración del reparto, dificultades de rodaje, repercusión y anecdotarios varios.

Mis escenas favoritas: El Padrino (The Godfather, Francis F. Coppola, 1972)

Acaban de cumplirse cincuenta años de su estreno y sigue fresca como una lechuga. Obra maestra que encadena una tras otra secuencias magníficas de claves y tonos muy distintos, como en este caso, de la violencia muda y solemne a la cotidianidad de cocinar para un grupo de esbirros con la famosa receta que Clemenza (Richard Castellano) explica a Michael Corleone (Al Pacino). Dieta mediterránea.

Mis escenas favoritas: El padrino. Parte 2 (The Godfather: Part II, Francis Ford Coppola, 1974)

Algunos acusan a Coppola de haber glorificado a la mafia a través de su trilogía de El padrino, en particular en sus dos primeras entregas, sin reparar que lo que Coppola hace realmente es glorificar el cine. Si la primera parte parecía insuperable, Coppola se destapó, el mismo año que estrenó la magistral La conversación, con esta nueva visión, corregida y aumentada, hacia delante y hacia atrás, de las aventuras de la familia Corleone en Sicilia y Estados Unidos. Esta secuencia da una idea bastante aproximada del sentido último de la magna obra de Coppola, la de un padre de familia (tanto Vito como Michael Corleone) que desesperadamente, contra el tiempo y contra todas las formidables fuerzas en su contra, intenta reconducir a los suyos hacia la legalidad para convertirse en una familia respetable. Esfuerzos que, sin embargo, tanto desde su llegada a América como varias décadas después, se ven imposibilitados porque el ambiente que les rodea es tan putrefacto, corrupto y malévolo como ellos mismos, e igualmente indignos de respeto. El crimen no ya es una opción, sino el único medio del que disponen para garantizarse el paraíso americano, que a su vez se nutre de ellos. Probablemente, eso es lo que no gusta a los críticos con el tratamiento que Coppola hace de la mafia (que nunca se nombra como tal en la trilogía), que ligue su vigencia y su destino al del propio bienestar estadounidense, idea básica que esta escena pone sobre la mesa con brillantez e inteligencia.

Mis escenas favoritas: La última noche de Boris Grushenko (Love and Death, Woody Allen, 1975)

En la Rusia de principios del siglo XIX, Boris Grushenko vive obsesionado con la muerte y con su prima Sonia, aunque ella prefiere a Iván, uno de los hermanos de Boris. Pero Iván se casa, y Sonia, por despecho, contrae matrimonio con un rico comerciante de pescado. Obligado por su familia, Boris se alista en el ejército para luchar contra Napoleón e, inexplicablemente, se convierte en un héroe de guerra. A pesar de ser un pacifista convencido, la casualidad querrá que llegue a tener en sus manos el destino de Europa. Woody Allen parodia su propio gusto por la novela rusa decimonónica, en particular a Tolstói y Dostoyevski, en esta ácida comedia ambientada en los tiempos de las guerras napoleónicas y la invasión de Rusia por la Grande Armée.

Diálogos de celuloide: El dormilón (Sleeper, Woody Allen, 1973)

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– ¿Cree usted en Dios?
– ¿Que si creo en Dios? Yo soy lo que se llamaría un ateo teológico existencial. Creo que hay una inteligencia en el universo, excepto en ciertas partes de los Estados Unidos.
El dormilón (Sleeper, Woody Allen, 1973). Guion de Woody Allen y Marshall Brickman.

Mis escenas favoritas: Annie Hall (Woody Allen, 1977)

Un caso claro de aracnofobia galopante en este maravilloso clásico de Woody Allen, de cuyo estreno se cumplen 40 años mañana, 20 de abril. El desamor es peludo y tiene ocho patas…