Música para una banda sonora vital – Caetano Veloso

La versión que del clásico Cucurrucucú paloma hizo el cantante brasileño Caetano Veloso es uno de los platos fuertes de Hable con ella (2002), el filme gracias al cual Pedro Almodóvar obtuvo el premio Oscar al mejor guión a pesar de la endeblez del mismo. El momento de la canción resultaba especialmente emotivo por el tema de la película pero también porque entre el público que observaba la interpretación aparecían fugazmente algunas de las actrices de los últimos éxitos, hasta entonces, del director manchego.

Sin embargo, no todo el mundo recuerda que la misma canción era utilizada cinco años antes por Wong Kar-Wai para vestir musicalmente su Happy together, la historia de amor de dos homosexuales que intentan reencontrarse a sí mismos en Buenos Aires.

‘Tinta roja’, crónica de sucesos desde Perú

La soberbia y los complejos habituales de nuestro público provocan habitualmente un doble efecto: el rechazo frontal y casi total al cine proveniente de países que consideramos menos avanzados que el nuestro, en la creencia de que no pueden ofrecernos nada que nosotros no conozcamos ya lo suficiente y que además no son capaces de hacerlo tan bien como nosotros, y por otro lado, la adoración, casi idolatría, hacia cinematografías de países frente a los que nos vemos atrasados, como es la norteamericana. Y para ello no obsta la realidad de que en las últimas dos décadas nos han llegado magníficas producciones desde países «fuera de circuito» como Bosnia, Rumania, Brasil, Colombia, Sudáfrica, Thailadandia, etc., mientras que las mayores y más ingentes cantidades de basura enlatada nos llegan de Estados Unidos.

A España, sin embargo, aunque con cuentagotas muy selectivos, siempre ha llegado cine latinoamericano, principalmente de México, Brasil y Argentina, en los últimos años con gran reconocimiento por parte de la crítica y también del público. Pero hay un gran mercado de cine latinoamericano del resto de países de aquel continente, principalmente de Venezuela, Chile, Uruguay o Colombia, y en una gran parte coproducido por España, que si bien es cierto que sus niveles de calidad no siempre llegan a lo mínimo exigible para un estreno comercial, sí dejan de vez en cuando interesantes películas que quedan relegadas al video-club o a las emisiones marginales de madrugada del Canal Internacional de Televisión Española. Una de las mejores películas de este grupo en los últimos tiempos es Tinta roja, de Francisco J. Lombardi.

Esta cinta peruana coproducida por España (a ello se debe la presencia en el reparto de Lucía Jiménez o de Fele Martínez, entre otros) nos cuenta la historia de un joven aspirante a escritor (Giovanni Ciccia) que mientras espera su gran momento como autor pasa el tiempo trabajando como redactor en prácticas en la sección de sucesos de un diario sensacionalista. Sin embargo, choca con su jefe (Gianfranco Brero, Concha de Plata al mejor actor en el Festival de San Sebastián de 2000), un veterano desencantado, quemado por la profesión, que sobrevive dejando los trabajos más desagradables para los más jóvenes en la creencia de que deben curtirse, y que ve en el muchacho un recuerdo vivo de su propio inicio en la profesión, mientras que para el joven él es el ejemplo a evitar para el futuro. Continuar leyendo «‘Tinta roja’, crónica de sucesos desde Perú»

Música para una banda sonora vital – Me cago en el amor

De la intrascendente Y tú, ¿qué harías por amor?, categoría drama urbano, subsección extrarradio marginal, subclase lucha de pandilleros, dirigido por Saura Medrano en 2000 y protagonizado (es un decir) por Silke, acompañada por Fele Martínez y el propio director, uno sólo se acuerda de este tema de ese inmenso jeta llamado Tonino Carotone, individuo personalísimo de la música (es un decir) española pasada por la más tópica estética de El Padrino versión tercera regional.

La verdad, viendo a este señor uno se reconcilia consigo mismo sin mucha dificultad. Tantos años, y por fin servidor encuentra a alguien que cante peor que él… El título de la cancioncita, Me cago en el amor, al menos sirve a la imperiosa necesidad de tomarse algunas cosas a cachondeo para poder sobrevivir. Vamos, que si pasas un mal rato, que sea con una sonrisa.