Diálogos de celuloide – El último golpe (Heist)

el último golpe_39

Tiene los nervios tan templados que cuando se va a dormir las ovejas le cuentan a él.

=========================================

Si te torturo vas a cantar hasta el producto interior bruto de Bolivia.

Heist. David Mamet (2001).

Diálogos de celuloide – Dos hombres y un destino

ETTA PLACE: Butch, si te hubiese conocido antes a ti, ¿nos hubiéramos comprometido?

BUTCH: [Pausa] Montas en mi bicicleta. Y eso, en algunos países árabes, es igual que estar casados.

Butch Cassidy and the Sundance Kid. George Roy Hill (1969).

Diálogos de celuloide – Los fabulosos Baker Boys

¿Te apetece tomar un café?

¿Ahora, en Nochebuena…? No. Me pone nerviosa. Me iré a casa, a dormir.

¿Te acompaño?

… No. Gracias… Eh… Oye… ¿No irás a enamorarte de mí, verdad? Quiero decir que no empezarás a soñar conmigo y a despertarte sudoroso y a mirarme como si fuera una princesa cuando eructo.

Lo dudo.

Sería muy incómodo, trabajando juntos.

Date prisa. Se te consume el cigarrillo.

The fabulous Baker Boys. Steve Kloves (1989).

Diálogos de celuloide – La chaqueta metálica

Quería ver el Vietnam exótico […] y relacionarme con gente interesante, descendientes de una antiquísima cultura… Y matarlos.

(…)

Este mundo es una puta mierda, sí, pero estoy vivo y no tengo miedo.

Full metal jacket. Stanley Kubrick (1987).

Diálogos de celuloide – Fort Apache

CAPITÁN YORK (JOHN WAYNE): Coronel Thursday, si manda al regimiento, Cochise creerá que le ha engañado.

CORONEL THURSDAY (HENRY FONDA): Exacto. Le «hemos» engañado. Le hemos engañado devolviéndole a suelo americano. Y tengo la intención de ver cómo se queda allí.

CAPITÁN YORK: Coronel Thursday, le di mi palabra a Cochise. Nadie va a convertirme en un mentiroso, señor.

CORONEL THURSDAY: ¿»Su palabra» a un maldito salvaje? ¿A un analfabeto, un asesino por civilizar, a alguien que no respeta un pacto? Entre un oficial americano y Cochise no existe el honor.

CAPITÁN YORK: Para mí sí, señor.

Fort Apache. John Ford (1948), con guión de Frank S. Nugent.

Diálogos de celuloide – La ley del silencio

TERRY: Las hermanitas me molían a estacazos. Tenían este lema: «La letra, con sangre entra». Pero las fastidié bien.

EDIE: Quizá no supieran manejarte.

TERRY: ¿Cómo lo harías tú?

EDIE: Con algo más de paciencia y ternura. Si no se pone un poco de bondad, se fracasa.

——————–

TERRY: ¿No ve que me pide que delate a mi propio hermano? Y Johnny Friendly solía llevarme al béisbol de pequeño…

PADRE BARRY: Dejémoslo; no puedo aconsejarte nada. Ha de pedírtelo tu propia conciencia.

TERRY: ¿Conciencia? ¿Conciencia? Si uno la oye se vuelve loco.

——————–

On the waterfront. Elia Kazan (1954).

Diálogos de celuloide – Calle Mayor

JUAN: ¿Y qué te parece?

TONIA: ¿Eh?

JUAN: La broma, lo de esa chica, Isabel.

TONIA: Ya te lo he dicho. Una canallada.

JUAN: ¿Sí?

TONIA: Sí, una canallada. Esos tíos son unos cabestros, pero tú…

JUAN: ¿Qué?

TONIA: Nada, que creía que eras de otra manera.

JUAN: ¿Cómo?

TONIA: Más hombre, más…, entero.

JUAN: Pero si, total, todo es una broma, para reírnos…

TONIA: ¿Todos?

JUAN: No te entiendo.

TONIA: ¿Ellla también se va a reír?

JUAN: ¡Bah! No le va a pasar nada.

TONIA: ¿Tú que sabes? ¡Me dais asco!

Calle Mayor. Juan Antonio Bardem (1956).

Diálogos de celuloide – Casablanca

VENDEDOR: No encontrará otro igual en todo Marruecos, Mademoiselle (…). Sólo setecientos francos.

RICK: Te va a engañar.

ILSA: No me importa, gracias.

VENDEDOR: ¿Ah… es usted amiga de Rick? Para amigos de Rick hay un pequeño descuento. ¿Dije setecientos francos? Se lo dejo en doscientos.

RICK: Lo siento, no estaba en condiciones de recibirte cuando viniste anoche.

ILSA: Ya no importa.

VENDEDOR: Y para amigos especiales de Rick hay descuentos especiales, sólo cien francos.

RICK: Tu historia me dejó algo confundido, tal vez fuera por el whisky.

VENDEDOR: Tengo manteles, servilletas.

ILSA: Gracias, no, no quiero nada.

VENDEDOR [se va]: Por favor… un momento.

RICK: Bien, ¿por qué has venido? ¿Para explicarme por qué me dejaste plantado?

ILSA: Sí.

RICK: Bueno, explícamelo, ahora ya no estoy bebido.

ILSA: No lo creo necesario.

RICK: ¿Por qué no? Al fin y al cabo me dejaste plantado con un billete de más.

ILSA: Anoche comprendí que habías cambiado. Se lo habría dicho al Rick que conocí en París. Y él lo habría entendido, pero el que me miraba con tanto odio… ése… (…). Pronto me iré de Casablanca y nunca más volveremos a vernos. No nos conocíamos cuando nos amábamos en París. Si no nos vemos más recordaremos aquellos días y no Casablanca, ni lo de anoche.

RICK: ¿Acaso tuviste miedo de enfrentarte con la vida que yo podía ofrecerte, huyendo de la policía, huyendo, huyendo siempre?

ILSA: Si lo prefieres, puedes creer eso.

RICK: Bueno, ya no tengo que huir más. Me he establecido, sobre un tugurio, es cierto, pero si quieres venir, te estaré esperando (…). Algún día mentirás a Laszlo y volverás.

ILSA: No, Rick, porque Victor Laszlo es mi marido. Y lo era ya… cuando estábamos en París.

Casablanca. Michael Curtiz (1942).

Diálogos de celuloide – La comedia sexual de una noche de verano

sex

MAXWELL: Andrew, estoy enamorado de Ariel.

ANDREW: Claro, es una preciosidad.

MAXWELL: De veras. Estoy enamorado de ella.

ANDREW: Sí, te entiendo. Es una mujer excepcional.

MAXWELL: No me has entendido. La quiero. Estoy enamorado de ella, no quiero que se case.

ANDREW: Maxwell, ¿te importa tirar, por favor? Quiero ir a bañarme.

MAXWELL: Jamás había sentido eso, es asombroso. En el momento que la olí, la amé.

ANDREW: Sí, pues vete a oler a otra porque esa está comprometida.

MAXWELL: Y con ese pedante que es un cretino…

ANDREW: Ya lo sé, pero mañana por la noche ella ya se habrá convertido en la señora Pedante.
Continuar leyendo «Diálogos de celuloide – La comedia sexual de una noche de verano»

Diálogos de celuloide – Al otro lado del túnel

tunel

MARIANA (disfrazada de cura): ¿De qué te acusas?

MIGUEL: Puede decirse que soy un blasfemo, que la lujuria me posee y que la envidia no me deja dormir.

MARIANA: Vamos al tema de la lujuria. ¿Ocurrió algo anoche en esta casa relacionado con el sexto mandamiento?

MIGUEL: Tengo mala memoria, padre.

MARIANA: Procura recordar.

MIGUEL: Tal vez, llevado por mi curiosidad o por puro placer estético, asomé el ojo por el de la cerradura.

MARIANA: ¿Y qué viste?

MIGUEL: Vi una hermosa mujer que se estaba desnudando y que realizó para mí un espectáculo de eso que llaman strip-tease.

MARIANA: ¿Estás seguro de que era para ti?

MIGUEL: Ahora que me lo dice me hace pensar. Tal vez me apropiara de una pieza que alguien levantó.

MARIANA: ¿Y qué ocurrió después?

MIGUEL: Cuando me quedé solo, padre, con todos los respetos…

MARIANA: Ya… ¿De pensamiento o de obra?

MIGUEL: De obra.

MARIANA: ¿Sólo o acompañado?

MIGUEL: Yo siempre huyo de las malas compañías.

MARIANA: ¿Cuántas veces?

MIGUEL: A mi edad, padre, una es un lujo, dos un banquete, y tres propaganda.

MARIANA: Antes pierde el viejo el diente que la simiente.

MIGUEL: Cuentos de Calleja.

MARIANA: ¿Tuviste malos deseos, hijo?

MIGUEL: Malos no, que bien buenos fueron. El espectáculo no era nada del otro mundo, sobre todo para un hombre que vive del espectáculo. Pero aquella señorita tenía unas tetas, unos muslos, un culo, que elevaron a este pobre anciano hasta las alturas de San Juan de la Cruz tocando la guitarra en presencia de la Virgen Santísima… Y si es una blasfemia, que Dios me perdona.

MARIANA: Ni yo ni Dios te podemos perdonar.

Al otro lado del túnel
. Jaime de Armiñán (1994).