Excepcional y demoledora conclusión de esta obra maestra del cine español, a la vez condena de la pena de muerte y de los valores franquistas y testimonio de la indefensión del individuo ante el implacable mecanismo de los engranajes sociales. Gran elegancia formal para una comedia negra que deja congelada la sonrisa.
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Mis escenas favoritas: Esa pareja feliz (Luis G. berlanga, Juan Antonio Bardem, 1951)
Parodia de las películas historicistas de la productora valenciana Cifesa durante el primer franquismo, esta secuencia de Esa pareja feliz, comedia iniciática de Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem, y para muchos piedra angular del cine español «moderno», presenta a Lola Gaos (cuyo centenario se ha cumplido hace unos días) precipitándose, más de lo que cree, por la muralla de Palencia… y por la precariedad de medios de aquel cine casi artesanal de la posguerra.
Mis escenas favoritas: Atraco a las tres (José María Forqué, 1962)
Recurrimos de nuevo a otra secuencia de esta magistral comedia del zaragozano José María Forqué, una parodia del cine de atracos tan en boga en la época que reúne a algunos de los más importantes nombres de la comedia española de aquel tiempo. El personaje de José Luis López Vázquez, Fernando Galindo, y su coda «un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo» son no solo patrimonio imperecedero del cine español, sino impagables muestras de valor sociológico sin plazo de prescripción.
Mis escenas favoritas – Atraco a las tres
Dos de los fenomenales momentos de esta obra maestra absoluta del cine español y notabilísima comedia de cualquier cine, repleta de pasajes memorables, con interpretaciones soberbias de lo mejorcito de nuestra comedia por aquel entonces (que sigue siendo lo mejor de nuestra comedia), dirigida por el aragonés José María Forqué.
Parodia tanto de las cintas negras de atracos, tipo La jungla de asfalto (The asphalt jungle, John Huston, 1950) o Atraco perfecto (The killing, Stanley Kubrick, 1957), como ejemplo vivo de la tradición picaresca española, además de constituirse en un ácido y veladísimo testimonio sociológico de la España de la dictadura, una vez superada la autarquía y ya prisionera del espejismo del desarrollismo (que nos dura hasta hoy, «dctadura sociológica», «espejismo» y «desarrollismo», todo a la vez), se trata de una película colosal, una obra mayor, como todas las buenas, brillante, imperecedera y por siempre disfrutable.