Espléndida e inesperada partitura la de Harry Robinson para este clásico menor del cine de terror producido por la factoría Hammer británica, ya en sus últimos coletazos de mezcla con el cine erótico, que emparenta las melodías misteriosas e inquietantes con la introducción en la orquestación de aires del spaghetti-western, en particular de las trompetas y los ritmos tan próximos a las composiciones de Ennio Morricone para la «Trilogía del dólar» de Sergio Leone.