Música para una banda sonora vital – Amor a quemarropa

En esta magnífica película (aunque menos de lo que hubiera sido si en lugar del incompetente Tony Scott la hubiera dirigido el propio Quentin Tarantino, que ha abominado más de una vez en público del mal uso que el director hizo de su espléndido guión) cuenta con una preciosa partitura de Hans Zimmer, discreto músico de cine que, como en este caso, hace de la copia y del continuo «homenaje», la base de su creación musical.

Además, la película cuenta con algunas otras piezas reseñables en las que Zimmer no tiene nada que ver. La primera, Will you still love me tomorrow, de The Shirelles.

La segunda, es el maravilloso Dueto de las flores de la ópera de aire oriental Lakmé, del compositor francés Léo Delibes, que ese mismo año también apareció en una hermosísima escena de Atrapado por su pasado, de Brian de Palma, en el momento en que Al Pacino, en la lluviosa noche neoyorquina, mientras se refugia del aguacero cubriéndose la cabeza y los hombros con la tapa metálica de un cubo de la basura, descubre desde una azotea a Penelope Ann Miller en la clase de danza que tiene lugar tras las iluminadas ventanas del edificio de enfrente. Una escena sutil, delicada, maravillosa, bellísima.