Música para una banda sonora vital – Una noche en la ópera

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Aunque desafina como una hiena y tiene menos voz que un avestruz con la cabeza enterrada, resulta mucho más amable escuchar I pagliacci, magistral pieza de Ruggero Leoncavallo, tarareado en boca de Groucho Marx por los pasillos del transatlántico de Una noche en la ópera (A night in the opera, Sam Wood, 1935), que observar a Al Capone-Robert De Niro contemplando una representación de la misma composición desde su lujoso palco de la Ópera de Chicago mientras ríe y llora a la vez ante la noticia del pasaporte de plomo que le han dado a Sean Connery en Los intocables de Eliot Ness (The untouchables, Brian De Palma, 1987). En todo caso, obra superlativa.

Y de propina, otro fragmento maravilloso que aparece en la cinta de los Marx, un inolvidable momento de Il Trovatore, de Giuseppe Verdi, ópera cuyo libreto está inspirado en una leyenda asociada a la Torre del Trovador del Palacio de la Aljafería de Zaragoza.

Música para una banda sonora vital – Family man

Family Man, bienintencionada y navideña película de Brett Ratner, irrelevante director de mediocres cintas de acción e intriga (El dragón rojo) y comedietas ligeras (la saga Hora punta, El dinero es lo primero), incluso de películas que contienen ambos aspectos, y que será el responsable de la nueva versión de Conan que comentábamos hace poco, es la azucarada alegoría de un tiburón de las finanzas (Nicolas Cage, en otra infumable interpretación) que, tras un incidente en Nochebuena, despierta en una vida virtual en la que sus trajes caros y Wall Street han sido sustituidos por una existencia sencilla y humilde como vendedor de neumáticos y un matrimonio feliz con una antigua novia (Téa Leoni) a la que dejó para concentrarse en su carrera de economista. Claro está, el hombre se dará cuenta de lo vacía que es su vida de ricachón sin escrúpulos y abrirá el corazón al amor y a la fraternidad…

Esta mezcla del Cuento de Navidad de Dickens y ¡Qué bello es vivir! de Frank Capra en malo, cuenta con una banda sonora de nombres tan ilustres o populares como Luciano Pavarotti y, en otro plano, Morcheeba, U2, Chris Isaak, The Delfonics, Seal y ¡¡¡¡MOCEDADES!!!! Sí amigos y amigas, con Eres tú, de 1973, compuesta por Juan Carlos Calderón, uno de los clásicos de Eurovisión (elegida hace poco entre las diez mejores canciones de toda la historia del festival, algo tampoco tan complicado viendo lo que suele ser el susodicho festival…) y una de las canciones españolas más populares y versionadas a nivel mundial, junto con El concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo, Macarena de Los del Río, el Himno a la alegría de Miguel Ríos y, por encima de todo, la musiquita de los móviles Nokia, obra del compositor y guitarrista clásico español Francisco Tárrega. La canción no sólo estuvo durante meses en la famosa lista Billboard, en la que llegó a ocupar el puesto número nueve (de cien), sino que vendió más de un millón de copias en Estados Unidos (algo absolutamente marciano para una canción en español, todavía más en los años setenta) y ha sido versionada decenas y decenas de veces en idiomas como inglés, francés, alemán, italiano, sueco y danés, entre otros.

En la banda sonora también To be with you, clásico moderno de los melenudos Mr. Big. Todo un poco moñas, sí, pero para poner música a una película con un contenido tan blandito hay que echar mano de estas cosas…