El inolvidable Adagietto de la Sinfonía nº 5 de Gustav Mahler que acompaña a Dirk Bogarde en su trágico peregrinar por Venecia de la mano de Thomas Mann visto por Luchino Visconti.
Reflexiones desde un rollo de celuloide
El inolvidable Adagietto de la Sinfonía nº 5 de Gustav Mahler que acompaña a Dirk Bogarde en su trágico peregrinar por Venecia de la mano de Thomas Mann visto por Luchino Visconti.
GUSTAV: Sabes, a veces pienso que los artistas son como cazadores apuntando en la oscuridad. Ellos no saben cuál es su objetivo, y no saben si han acertado. Pero no puedes esperar que la vida ilumine tu objetivo y lo estabilice. La creación de la belleza y la pureza es un acto espiritual.
ALFRED: No Gustav, no. La belleza pertenece a los sentidos. Solo a los sentidos.
GUSTAV: No puedes llegar al espíritu con los sentidos. No puedes. Es solo por el dominio completo de los sentidos que puedes alguna vez alcanzar la sabiduría, la verdad y la dignidad humana.
ALFRED: ¿Verdad? ¿Justicia? ¿Dignidad humana? ¿Para qué sirven?
Morte a Venezia (Luchino Visconti, 1971).