Momento cumbre de esta célebre fantasía medieval de John Boorman -que tanto debe, al menos en su puesta en escena, al Lancelot du Lac de Robert Bresson (1974)- sobre el Ciclo Artúrico, y que recoge el pasaje en que el famoso monarca de Camelot es nombrado caballero, precisamente, por sus enemigos.
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Cine en serie – Excalibur
MAGIA, ESPADA Y FANTASÍA (XI)
Los inmortales y majestuosos acordes de Carmina Burana, de Carl Orff, acompañan la última salida al combate de Arturo, el legendario rey de Camelot, a la vez que sus dominios van librándose de la oscuridad, recuperando la primavera que disfrutaron tiempo atrás a cada paso que acerca al monarca y a los caballeros que todavía le son fieles a la batalla contra su -involuntariamente- incestuoso hijo, Sir Mordred, habido a raíz de un sortilegio de su hermanastra Morgana. La última batalla, la muerte segura de un rey que sabe cuál es el precio a pagar por recuperar su país y su legado. El cierre de un ciclo con la vuelta de Excalibur, su legendaria y poderosa espada, a manos de la Dama del Lago, y que se inició cuando el rey Uther, enloquecido por el deseo, convenció a Merlín de que, a cambio de entregarle el producto de su amor, creara un conjuro que le permitiera yacer con la esposa de su nuevo aliado, el rey de Cornualles, la posterior muerte de Uther y la mítica espada clavada en la roca de la que, dieciocho años después, sólo podría retomarla un caballero de su estirpe.
Así, con unas riquísimas y bellísimas imágenes más cercanas a lo operístico que a lo cinematográfico, recrea John Boorman una de las leyendas más presentes en la cultura europea occidental y una de las más importantes, si no la que más, de la etapa medieval, repasando cada uno de los episodios conocidos con meticulosidad y, por qué no decirlo, con algo de lentitud y densidad: el asalto por Uther del castillo de Tintagel, la elección de Arturo como soberano, la guerra frente a sus enemigos, la creación de la Tabla Redonda, la búsqueda del Grial, y en enfrentamiento postrero con Mordred para salvar al reino de las tinieblas y la maldad. Y cómo no, la amistad de Arturo y Lanzarote y el affaire de éste con Ginebra, la esposa del rey, custodia y guardiana de la espada durante todos sus años de retiro en un monasterio, que coinciden con la decadencia física de Arturo (extensible a su reino) y el destierro de Lanzarote. Continuar leyendo «Cine en serie – Excalibur»
Música para una banda sonora vital – Excalibur
Esta épica película de 1981 en la que John Boorman logró plasmar como nadie el misterio, la magia y la mitología de la leyenda artúrica, con una escenografía muy particular pero alejada de los leotardos y los arcos y flechas de cartón de los años 50, contiene en uno de sus momentos álgidos nada menos que el fragmento más conocido de la monumental obra Carmina Burana del alemán Carl Orff. En particular, se trata de la escena de la batalla final, donde Arturo se recupera de su embrujo y acude con lo que queda de sus Caballeros de la Tabla Redonda a su último combate con Sir Mordred, mientras que los campos, sumidos en las tinieblas, la oscuridad y el hechizo sombrío del mal, recuperan la primavera. Una película mágica, mítica, en la que podemos descubrir, en papeles de mayor o menor relevancia, a actores y actrices como Helen Mirren, Liam Neeson o Gabriel Byrne.
Ofrecemos dos vídeos. El primero contiene la célebre pieza como ilustración musical de la recreación que en los llanos de Hastings tuvo lugar en 2006 para conmemorar el 940 aniversario de la conquista de Inglaterra por los normandos del rey Guillermo. El segundo muestra el fragmento de la película de Boorman con la pieza de Carl Orff. Épica y magia en estado puro.