
Era cuestión de tiempo que Beltenebros, la excelente novela de Antonio Muñoz Molina, fuera tarde o temprano llevada al cine. La pregunta era más bien cuándo y por quién. Y fue la difunta Pilar Miró, la más importante directora del cine español, la que en 1991 asumió el reto de traducir en imágenes el enigmático, oscuro y envolvente universo clandestino de la posguerra española que el escritor dibujó con sus precisas y vigorosas pinceladas narrativas en su novela. De ello resultó esta maltratada película, una de las llamadas malditas del cine español, ya casi olvidada, que en su día logró no obstante el Oso de Plata a la mejor película del Festival de Berlín.
Con un reparto internacional (Terence Stamp, Geraldine James, la actriz y cantante Patsy Kensit y los españoles José Luis Gómez y Simón Andreu entre muchos otros), Miró nos introduce en la historia de Darman, un antiguo capitán del ejército republicano que vive su exilio en Inglaterra dedicado al mundo de los libros y que es llamado por sus superiores de la organización comunista a la que pertenece para que vuelva a España para ejecutar a un traidor que está delatando a todos los miembros de la organización y facilitando su captura por la policía franquista, alguien a quien no conoce. Eso obliga a Darman a sumergirse en los tenebrosos abismos de una clandestinidad poblada de policías corruptos, agentes dobles, traidores, entusiastas del régimen, supervivientes, activistas escondidos y guerrilleros urbanos, y en la que encuentra a una mujer, una cantante de sala de fiestas imitadora de Rita Hayworth en Gilda, que es la viva imagen de un antiguo amor, una mujer que intenta disuadirle del cumplimiento de su misión y a la vez un sueño recurrente que le persigue y le hace cuestionarse la utilidad de su encargo. Continuar leyendo «Beltenebros: política, intriga y cine en la España de posguerra» →