Música para una banda sonora vital – Terminator 2: el juicio final

Bueno, pues visto lo visto, el afán recaudatorio de las secuelas y el gusto de James Cameron por llevárselo muerto trabajando lo menos posible, de final, nada. En 1991, este pseudodirector especializado en parábolas futuristas de contenido fascistoide e inspiración religiosa pasadas por reminiscencias de ciencia ficción clásica (aquí se juntan la parafernalia totalitaria, el mito mesiánico del salvador y los viajes en el tiempo marca H.G. Wells, todo con mucha explosión, mucho tiro y demás envoltorios presuntamente guays, modernos y espectaculares), dio a luz la segunda entrega. Vista con el paso de los años, de sus ínfulas de trascendencia no ha quedado más que la cacharrería pasada de moda, y el recuerdo menos malo de ésta, la menos mala de la serie, es el tema You could be mine, una potente descarga de rock duro comercial al servicio de las imágenes vertiginosamente violentas de esta crónica de muerte, venganza, chapa y pintura, obra de los Guns N’Roses, otrora célebre grupo de peludos hoy venido a menos que tiene en su haber el incorporar al que seguramente es el peor vocalista con la voz más desagradable de todos los tiempos.