Diálogos de celuloide: El hombre que pudo reinar (The Man Who Would Be King, John Huston, 1975)

 

-¡Escuchadme bien, cretinos! Vais a aprender el arte militar, el oficio más noble del mundo. Cuando hayamos acabado, podréis vencer al enemigo como hombres civilizados, pero antes, aprenderéis a marcar el paso y a manejar las armas sin tener que pensar. Los soldados no piensan, obedecen. ¿Creéis que si pensaran darían la vida por su reina y su patria? No es probable, ni siquiera entrarían en batalla. Solo con veros la cara se nota que seréis un gran ejercito. Ese de la cabezota tiene toda la pinta de ser un héroe.

(guion de John Huston y Gladys Hill a partir de la novela de Rudyard Kipling)

Música para una banda sonora vital: Los héroes del tiempo (Time Bandits, Terry Gilliam, 1981)

Dream Away, de George Harrison, también productor a través de su compañía HandMade Films, acompaña los créditos finales de esta comedia fantástica sobre viajes en el tiempo y en el espacio dirigida por Terry Gilliam, en la que, además de la participación de otros miembros de Monty Python, se cuenta con apariciones de lujo como las de Ralph Richardson, Sean Connery, Shelley Duval, David Warner o Ian Holm.

Música para una banda sonora vital: Robin y Marian (Robin and Marian, Richard Lester, 1976)

Maravillosa partitura de John Barry para esta estupenda reinvención del mito de Robin Hood dirigida por Richard Lester en 1976, que contiene toda la carga de nostalgia, melancolía y romanticismo que destila este epílogo de la recuperada historia de amor de unos talluditos Robin (Sean Connery) y Marian (Audrey Hepburn).

El cine baja a la mina en La Torre de Babel de Aragón Radio

LO MEJOR DEL CINE: CAPITULO 79: HOW GREEN WAS MY VALLEY - QUE VERDE ERA MI  VALLE (1941)

Nueva entrega de la sección de cine en el programa La Torre de Babel, de Aragón Radio, la radio pública de Aragón, en este caso dedicada a películas que se han introducido en las explotaciones mineras de las profundidades de la tierra, o incluso de otros planetas: Las estrellas miran hacia abajo, ¡Qué verde era mi valle!, El gran carnaval, Odio en las entrañas, Atmófera cero, Germinal, Esa voz es una mina, Jandro, Pídele cuentas al rey…

(desde el minuto 17:30, aproximadamente]

Cine en fotos: Palabra de John Huston

CeC | "El hombre que pudo reinar" (The Man Who Would Be King, 1975), de John  Huston

«Yo no me veo a mí mismo como un realizador con un estilo propio. Me han dicho que lo tengo pero no lo percibo. No veo ni remoto parecido, por ejemplo, entre La roja insignia del valor y Moulin Rouge. Por muy observador que sea un crítico, no creo que fuera capaz de decir que las dos están hechas por un mismo director. Bergman tiene un estilo que es inconfundible. Él es un claro ejemplo del cine de autor. Supongo que su forma de actuar es la mejor: concibe la idea, la escribe y la rueda. Sus películas adquieren una unidad y una intención porque él las crea y controla todos los aspectos de su trabajo. Yo admiro a realizadores como Bergman, Fellini, Buñuel, aquellos cuyas películas están conectadas de algún modo con sus vidas privadas, pero este nunca ha sido mi método. Yo soy un ecléctico. Me gusta beber en otras fuentes que no sean las mías; más aún, no me veo a mí mismo simplemente, exclusivamente y para siempre como un realizador cinematográfico. Esto es algo para lo que tengo un cierto talento y es una profesión cuyas disciplinas he llegado a dominar con el paso de los años, pero también tengo un cierto talento para otras cosas, y también he trabajado en estas disciplinas. La idea a dedicarme por entero a una única ocupación en la vida es inimaginable para mí. Mi interés por el boxeo, la literatura, la pintura, los caballos, ha sido en ciertas etapas de mi vida por lo menos tan importante como el que tenía en dirigir películas».


( John Huston, A libro abierto. Memorias.)

James Bond en La Torre de Babel de Aragón Radio

Nueva entrega de la sección de cine en el programa La Torre de Babel, de Aragón Radio, la radio pública de Aragón, en este caso dedicada a la figura de James Bond, el agente 007 con licencia para matar, a través de los actores que lo han interpretado en las películas oficiales y no oficiales basadas en el personaje de Ian Fleming.

(desde 11:22)

Con D, de cine: El día más largo (The Longest Day, Ken Annakin, Andrew Marton, Bernhard Wicki, 1962)

Los largos sollozos del otoño hieren mi corazon con monotona languidez (Paul Verlaine).

Estos versos sirvieron de mensaje cifrado a los aliados para advertir a la Resistencia europea de que se avecinaba el momento que llevaban un lustro esperando, del principio del fin de la Segunda Guerra Mundial, de la sangría que llevaba devastando Europa desde 1914 e incluso antes. Casi novecientos años después de que Guillermo el Conquistador cruzara el Canal de la Mancha con sus normandos y robara Inglaterra a los sajones, y apenas cuatro años después de que Hitler fracasara en esa misma invasión como habían fracasado antes Felipe II o Napoleón Bonaparte, tuvo lugar la operación militar más formidable de toda la Historia de la Humanidad: el traslado, esta vez haciendo el camino a la inversa, de más de tres millones de soldados y cientos de millones de toneladas de material en unas cuatro mil embarcaciones de todo tipo y con el apoyo de más de once mil aviones de combate, cientos de submarinos e incontables combatientes anónimos tras las líneas alemanas de la costa. El desembarco de Normandía, la operación Overlord, cuyo posible fracaso había sido ya asumido por escrito por los oficiales que la diseñaron (encabezados por Eisenhower, Montgomery o Patton, entre otros) en unas cartas ya firmadas que jamás vieron la luz hasta décadas más tarde, constituye un hecho de los más trascendentales de nuestra historia moderna. Primero, por la ubicación, ya que entre otros lugares para efectuar la operación entraban las costas españolas, con el fin de desalojar ya de paso a Franco (curiosamente, fue Stalin quien se opuso por razones estratégicas y de urgencia, salvándole así el culo al dictador anticomunista), y además, porque los hechos que propició pusieron las bases de las modificaciones en el mapa de Europa que siguieron produciéndose durante décadas hasta convertirlo en el que conocemos hoy.

En 1962, el productor-estrella Darryl F. Zanuck, una de las piedras angulares del cine clásico americano, casi una leyenda, decidió llevar a la pantalla el novelón de Cornelius Ryan, adaptado por el propio autor, con una tripleta a los mandos de la dirección (Ken Annakin, Andrew Marton y Bernhard Wicki), para recrear de manera monumental y con un reparto de lujo hasta el mínimo detalle del desarrollo de la invasión de Europa el 6 de junio de 1944, el principio del fin del poder de los nazis en el continente. Con los épicos acordes de la pomposa música de ecos militares de Maurice Jarre (debidamente respaldada por los primeros instantes de la Quinta Sinfonía de Beethoven, tres puntos y una raya que en código trelegráfico identifican el signo de la victoria) y una maravillosa fotografía en blanco y negro ganadora del Premio de la Academia, la película recoge los largos prolegómenos de la invasión y las primeras horas de las tropas aliadas combatiendo en las playas de Normandía. Película de factura colectiva, adolece por tanto de una enorme falta de personalidad y se acoge al poder de lo narrado, apela continuamente a la épica y busca constantemente la trascendencia de frases de guión y encuadres superlativos, como forma de contrarrestar la frialdad y la distancia de una historia demasiado grande incluso para tres horas de metraje, pero que no puede ser contada de otra forma.

Con todas las carencias apuntadas en orden a su carácter impersonal, la película no carece de grandes momentos y de imágenes imperecederas. Continuar leyendo «Con D, de cine: El día más largo (The Longest Day, Ken Annakin, Andrew Marton, Bernhard Wicki, 1962)»

Música para una banda sonora vital: Un puente lejano (A Bridge Too Far, Richard Attenborough, 1977)

Este clásico del cine bélico narra el estrepitoso fracaso de la operación Market Garden, diseñada por el mariscal Montgomery (cuyo genio militar era bastante inferior a lo que vendía la propaganda británica) y ejecutada por los aliados en 1944, que pretendía situar un gran contingente de tropas aerotransportadas tras las líneas alemanas en Holanda, tomando los puentes sobre el Rhin que desde Eindhoven, Nimega y Arnhem abrían el camino hacia el corazón de Alemania, y acelerar con ello el final de la guerra. Los nazis estaban todavía lejos de doblegarse, y su contraataque no solo detuvo la acción e hizo perder a los aliados la iniciativa, gran cantidad de material y un importante número de bajas, sino que retrasó un año el fin de la contienda en Europa.

Con un reparto difícil de igualar (Sean Connery, Edward Fox, James Caan, Dirk Bogarde, Michael Caine, Robert Redford, Anthony Hopkins, Liv Ullmann, Maximilian Schell, Gene Hackman, Ryan O’Neal, Laurence Olivier, Elliott Gould y Hardy Krüger, entre otros), la película es asimismo recordada por la vibrante música compuesta por John Addison.

 

Música para una banda sonora vital: El nombre de la rosa (Der Name der Rose, Jean-Jacques Annaud, 1986)

Magnífica composición de James Horner para esta popular película de Jean-Jacques Annaud, adaptación de la novela de Umberto Eco, que refleja adecuadamente la áspera y sombría Edad Media que fotografía el gran Tonino Delli Colli. Ya hemos dicho en más de una ocasión que solo el final (no todo, sino el de la trama paralela que afecta al inquisidor Bernardo Gui) lastra la película e impide una valoración todavía mayor de sus grandes méritos, y que además es, probablemente, la película con más feos por metro cuadrado de celuloide de la historia del cine… La música de Horner se cuenta entre sus virtudes.

Mis escenas favoritas: El hombre que pudo reinar (The man who would be King, John Huston, 1975)

La justicia imperial, protestante y blanca («no somos dioses; pero somos ingleses, que es casi lo mismo»), llega a los pueblos atrasados y oprimidos del Asia Central en esta maravillosa película de John Huston, basada en la historia de Rudyard Kipling, probablemente la más hermosa, y sustanciosa, película de aventuras que se ha hecho jamás. Un proyecto que Huston intentó levantar en distintas décadas (con Clark Gable y Humphrey Bogart, con Kirk Douglas y Burt Lancaster, con Paul Newman y Robert Redford) y que vio la luz en el momento justo con Sean Connery y Michael Caine. Una película que todo contertulio y periodista debería ver antes de ponerse a opinar sobre todo lo que ha ocurrido, y sigue ocurriendo, en aquella zona del planeta desde septiembre de 2001, y aun antes.