Música para una banda sonora vital: Infiltrado en el KKKlan (BlacKkKlansman, Spike Lee, 2018)

Entre la comedia negra (no es un chiste) y la denuncia, en no pocas ocasiones superando la fina línea del panfleto, esta película de Spike Lee cuenta con la dirección artística y la ambientación musical como su mejor baza en un conjunto irregular que alterna momentos interesantes y baches narrativos y de tono, además de, como es habitual en el director, alguna que otra zambullida sobrante en la propaganda más burda.

Entre los aciertos musicales destaca el empleo de canciones cuya colocación en la trama, al hilo de su letra, contextualizan, completan o rubrican el momento dramático del argumento, como ocurre con este Too Late to Turn Back Now de Cornelius Brothers and Sister Rose, que subraya el instante en que el protagonista, policía de raza negra (John David Washington), se infiltra entre las organizaciones que demandan la igualdad racial en Colorado Springs en los años setenta, y, prácticamente al mismo tiempo, se enamora de una de las activistas más comprometidas (Laura Harrier).

Música para una banda sonora vital: Lo que esconde Silver Lake (Under the Silver Lake, David Robert Mitchell, 2018)

What’s The Frequency, Kenneth? es parte de la «música antigua» que suena en una de las fiestas multitudinarias que salpican esta reciente película de David Robert Mitchell, aclamado por algunos como nuevo genio del cine americano pero que, tras probablemente haber digerido bastante mal un empacho del cine de David Lynch, parece más interesado por el diseño prefabricado de películas de culto más que por narrar desde la personalidad propia. Solo así se entiende la existencia de este mejunge, a ratos inspirado, otros hastiante, a menudo ridículo, que trata de la investigación amateur que un tirado de la vida (Andrew Garfield) inicia cuando desaparece la vecina sexy de la que ha quedado prendado, al tiempo que la ciudad vive la psicosis provocada por un asesino de perros.