Cine en fotos: Julio Cortázar, Carlos Fuentes y Luis Buñuel

“Querido Buñuel: Sí, querido Buñuel, querido por todo lo que usted es y por todo lo que ha hecho y está haciendo para arrancar a este mundo estúpido de su cáscara de costumbres cotidianas y podridas. Nunca creí que tendría la suerte de escribirle personalmente para decirle, antes que cualquier otra cosa, lo que su cine ha significado para los argentinos de mi generación, que alguna vez se asomaron en su juventud a la maravilla pura de La edad de oro y sintieron que no todo estaba perdido mientras hubiera poetas como usted, rebeldes como usted”.

(principio de una carta de Julio Cortázar a Luis Buñuel, de 30 de noviembre de 1962)

8 comentarios sobre “Cine en fotos: Julio Cortázar, Carlos Fuentes y Luis Buñuel

  1. ¡Tres de los grandes! Ahora se ha puesto de moda denostar a Julio Cortázar y a su obra, olvidarse de Carlos Fuentes y mirar para otro lado cuando se menciona el cine de Buñuel, y así vamos. Don Luis quiso llevar al cine el cuento de Julio Cortázar “Las Ménades” que es la otra cara de la moneda de “El ángel exterminador”, donde se plantea las consecuencias más graves del fanatismo que puede tener un grupo humano. También el cuento “Aura” de Carlos Fuentes, un relato fantástico de corte gótico.

    A mí me interesa mucho la amistad de Fuentes con Buñuel, porque el gran escritor mexicano nos ha dejado, tanto en sus libros como en sus entrevistas deliciosos momentos de sus encuentros y conversaciones con Buñuel. Su obra magna “Terra Nostra” está dedicada a don Luis. En “Diana o la cazadora solitaria” cuenta algunos momentos intimistas de gran belleza, y su ensayo más perenne “Luis Buñuel o la mirada de la Medusa” es de lectura obligada para todos aquellos que gusten de la obra del director aragonés. Sin embargo, con Julio Cortázar no tuvo una amistad tan estrecha porque el escritor argentino vivía en París y siempre estaba dando la vuelta al día en ochenta mundos. Cuando se estrenó “La Vía Láctea”, Cortázar dijo que parecía una película pagada por el Vaticano y Buñuel ante estas palabras respondió que ya estaba acostumbrado a esa clase de comentarios.

    Yo los tengo a los tres siempre presentes en mi biblioteca porque son simplemente fascinantes. Nada mejor para estos tiempos de agobio del entorno mediocre y cicaterismo mental que leer a Carlos Fuentes: “La muerte de Artemio Cruz”, “La región más transparente” o “Cambio de piel”, que hacen estallar todas las estructuras literarias convencionales, como hizo don Luis en el cine. ¡Sus películas son bombas! Y con «Rayuela» adquirí mis primeros conocimientos de modernismo, me refiero a la ruptura de las formas, la ruptura de las formas novelísticas, al privilegio del juego y el azar como propuesta estética, al humor, a los espejismos, a los rituales, a la profundidad de la existencia, a la desesperación de que nada dura y al final todo se pierde. De eso hablaban la Maga, Oliveira, Talita Traveler; esas imágenes en fuga a través de múltiples laberintos parisinos y luego argentinos. Rayuela era y sigue siendo una aventura de amor desdichado, un estudio sobre el exilio, una parábola de la soledad, un grito rebelde, una larga experimentación, un regreso a la vanguardia, mil formas de decir adiós a la juventud.

    Abrazos mil y buen finde, amigo mío.

    PD: Aunque yo sea un tipo que le gusta hablar hasta por los codos, estoy completamente de acuerdo con lo que dice Carlos Fuentes en el documental «A propósito de Buñuel» de Javier Rioyo y José Luis López-Linares:

    1. Este principio de correspondencia lo encontré en el catálogo de la exposición sobre Cortázar que hizo el Instituto Cervantes de París (si te interesa, puedo enviarte una copia en pdf), entre otras muchas consideraciones sobre su vida y obra, y un vasto glosario de nombres importantes en su trayectoria vital y narrativa. Me falta profundizar en la obra de Fuentes, al que he leído poco, pero sí tengo un volumen editado por la Fundación Banco de Santander con parte del intercambio epistolar de Buñuel y Fuentes. Cortázar, sí pero no. Entró brevemente en ese círculo para hacerlo triángulo, pero salió tan rápido como entró.

      Abrazos

      1. Pues estaría bien que me la enviaras. Por cierto, Cortázar fue un excelente escritor de cartas. Alfaguara publicó cinco volúmenes de su correspondencia. Ay, ahora todo ha quedado en emoticonos amarillos, como si estuvieran enfermos del hígado.

        Al hilo de lo que comenta nuestra querida amiga Hildy sobre la época mexicana de don Luis, Almodóvar, curiosamente, dijo no hace mucho en una entrevista que a él le interesaba más la época mexicana del cine de Buñuel. Sabemos que el nombre de su productora es “El Deseo”: un nombre muy buñueliano. Creo que la clave de todo esto está en lo que le dijo una vez Buñuel a Vargas Llosa: “Yo solamente hago películas basadas en obras mediocres, porque tengo una libertad que no tendría jamás frente a una obra maestra.” Lo mismo le ocurre con su azaroso bagaje geográfico. Por ejemplo, se lamentaba de no poder haber dirigido “El ángel exterminador” en una ciudad europea. Incluso eligió a actores mexicanos que no representaran demasiado físicamente a México. Y sin embargo la película es una obra maestra. La hubiera sido igual filmada en Londres, Viena o París. “Los olvidados” retrata la vida en el arrabal de México y se dice que hace una crítica de ello, pero no es cierto del todo. Lo que sucede en esta película también hubiera sucedido en otro lugar, pongamos en Londres porque la historia tiene mucho del Dickens de “Oliver Twits”, pero Buñuel lo supera introduciendo elementos surrealistas, sueños y un final demoledor. “Nazarín” podría haberse rodado en España, no solo porque está basada en una obra de Galdós, sino por lo que cuenta. Sin embargo, “Viridiana” y “Tristana”, ambas rodadas en España y con componentes muy profundos de la cultura española no se hubiera podido realizar fuera del país aunque ambas son universales. A Buñuel se la trae al pairo el país donde rueda porque siempre será una simple excusa para poner sus cosas en ellas, que son muchísimas y muy ricas.

        Más abrazos miles y besos para Hildy.

      2. Perfecto, tomo nota. Todos esos volúmenes de cartas los he comprado… para mi departamento. A ver si tengo ocasión y les voy echando un ojo.

        Buñuel es un director profundamente español (al menos, en lo cultural, que es lo único importante), en la versión aragonesa del asunto (es decir, «somardas», lo que fuera de aquí suele denominarse como «socarrón», pero con más mala leche y más malicia), y por eso ya era, a su modo, surrealista antes de entrar en el surrealismo. Al mismo tiempo, tiene a bien no ser nacionalista de ningún tipo, cosa que le honra, y desde luego no es nacionalista aragonés, razón, entre otras (el desconocimiento, la incultura, el desinterés) por la cual en Aragón no se le reconoce como debiera. El pasado 29 de julio, 40º aniversario de su fallecimiento, pasó casi por completo desapercibido. Ni una película suya en televisión, ni nada. Aquí gusta Buñuel por la razón más estúpida por la que puede gustarle algo a alguien: que ha nacido en el pueblo de al lado. Así, mientras Buñuel, siendo profundamente aragonés y español, se hace universal, quienes lo ignoran o incluso desprecian porque no se identificaba en exclusiva con su pueblo se hacen cada vez más catetos.

        Otra aproximación entre Buñuel y Hitchcock; este decía lo mismo de las novelas grandes y mediocres.

        Abrazos

  2. Me encanta la foto, el principio de carta y el comentario de Francisco.
    Sí, qué buenos momentos leyendo a Cotázar, a Fuentes y viendo películas de Buñuel.
    Son curiosos los lazos intelectuales que se van estableciendo en distintas épocas, ¿verdad?
    Me gusta un montón Aura de Fuentes y cómo disfruté en su momento Rayuela. Y, bueno, nunca he intentado pensar con qué película me quedaría de Buñuel, pero me atrevería a decir que me quedo con su época mexicana.
    Beso
    Hildy

    1. Trabajando en Buñuel he llegado a pensar que la distinción entre etapas es baladí. Sirve para entendernos, para ubicar geográfica y temporalmente su obra, pero nada más. Es de una integridad y una coherencia envidiables, teje unos hilos de una película a otra, a veces por encima de decenios, con un discurso al margen del tiempo, de presupuestos, de circunstancias, de pasaportes. Sus películas mexicanas son puramente españolas; sus películas francesas, o al menos algunas de ellas, parecen existir en un todo perfecto y continuo, como si no hubiera estado ausente del país ni hubieran transcurrido casi treinta años. Yo ya no diferencio etapas en la obra de Buñuel; diferencio temas, motivos visuales, pero no etapas.

      Besos

      1. Así es, es mucho más lo que une las distintas películas de Buñuel que lo que las separa. “El discreto encanto…” dialoga con “El ángel exterminador “, “La vía láctea” con “Simón del desierto”, “Ese oscuro objeto…” con “El”. Lo que diferencia a unas de otras no es la nacionalidad, es el tono, el salto del tono “Viridiana “ al tono “El ángel…”.
        En la continuación de su carta, de tan lindo comienzo, Cortázar pide más dinero por “Las Ménades”. Si hizo en serio su comentario sobre “La vía Láctea” es que no entendió nada.

      2. Exacto. Los vínculos y las referencias vuelan entre unas películas y otras al margen del calendario y de las geografías.

        Lástima, pero, en efecto, Buñuel y Cortázar, aun reconociendo sus respectivos méritos, no se entendieron.

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