La tienda de los horrores – Los hombres que no amaban a las mujeres

La famosa trilogía Millenium del escritor sueco ya fallecido (si es que la escribió él) Stieg Larsson, se compone básicamente de lo siguiente: tres tochazos en los que sobra más de la mitad del texto, inacabables dosis de literatura más bien pobre (si es que la hay), abundante e intrascendente relleno superfluo, un empeño brutal por aburrir contando absolutamente todo sin conocimiento de lo que es la elipsis, un primer volumen construido con cierta gracia y con tintes reflexivos acerca del significado de la violencia latente, en especial hacia las mujeres, en las sociedades acomodadas, con dos personajes, sobre todo uno, realmente atípicos, y dos continuaciones absolutamente gratuitas, inútiles, zafias, vulgares, con unas derivas completamente absurdas y que echa por tierra buena parte de lo digno y decente (sobre todo la trama negra paralela a las historias de los innovadores protagonistas) que contenía la primera entrega. Un auténtico fraude literario, muy lucrativo, eso sí, del que nos amenazan con una cuarta parte supuestamente hallada en un portátil del autor fallecido y que, seguramente, será terminada por alguien para seguir exprimiendo la burra del dinero. A la vista de las enormes diferencias de tratamiento y construcción de la primera parte con respecto a las otras dos, algunos empiezan (empezamos) a pensar que el primer libro ha sido escrito realmente por un autor, Larsson o quien sea, y los otros dos por un primo tonto (alimentado, como los personajes del libro, casi en exclusiva, de café y sándwiches), con material previo del autor, pero sin desarrollar plenamente. O eso, o a Larsson le dio un tabardillo. En cualquier caso, era cuestión de tiempo que un negocio tan bueno saltara a la pantalla, y lo hizo en tiempo récord: no sólo se van a hacer las tres películas inspiradas en la obra, sino que, además de convertirse igualmente en serie de televisión, se ve en el horizonte la posibilidad de un remake hollywoodiense de toda esta historia, suponemos que con más medios, pero igual de mala.

Primero, un breve apunte sobre la gran virtud de esta primera parte: es olvidable, como los libros. Sin embargo, como el primer volumen en el que está inspirada, parte de un punto interesante: un anciano empresario sueco de gran fortuna contrata a un periodista especializado en economía que ha de tomarse un año sabático por dificultades en la revista en la que trabaja para continuar su propia investigación de décadas sobre la desaparición de su sobrina cuarenta años atrás; el viejo cree que se trató de un asesinato y que el criminal, alguien de su propia familia, sigue libre. Mikael Blomqvist, el periodista en cuestión, se verá ayudado en sus pesquisas por una extraña e intrépida joven, Lisbeth Salander, una inadaptada social de oscuro pasado que, sin embargo, oculta muchas sorpresas bajo su arisco comportamiento. Honestamente, si el libro es mediocre, la película, además de extremadamente larga (dos horas y media; más bien dos horas y mierda…) es mucho peor. Primero, porque sólo permanece relativamente fiel al texto original, que por poca cosa que sea, merece algo de respeto y fidelidad más allá de los nombres y el escaparate de las situaciones. En la película, sin embargo, se pasa por alto lo poco que sobre las corruptelas, miserias y violencias latentes de una sociedad adinerada de estado del bienestar como la sueca oculta bajo el felpudo de IKEA. Los breves apuntes sesudos del libro son aquí directamente amputados, obviados, y la historia se concentra en una trama criminal que, como todo el mundo que ha leído el libro sabe, concluye en el primer volumen y no se extiende más allá, con lo que cabe preguntarse de qué puñetas se habla en los otros dos libros, a cual más largo. Continuar leyendo «La tienda de los horrores – Los hombres que no amaban a las mujeres»