La tienda de los horrores – Ron Howard

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Este individuo descapotado que sonríe con dos estatuillas de plástico de esas que tocan en las tómbolas es el director, antiguo niño pera de American Graffiti, Ron -Ronnie- Howard, uno de los directores del star-system norteamericano debido a su escasa o nula creatividad y a que mientras le paguen rueda lo que sea.
Como actor, cuando era joven y conservaba la capota y un careto facial ultrapecoso y lleno de granos, tuvo dos momentos de lucidez, como niño pijo con Cadillac de papá en la mencionada American Graffiti, de George Lucas, de 1973, y en El último pistolero, de Don Siegel, western crepuscular de 1976, última aparición de John Wayne en la pantalla, donde no está ciertamente tan repulsivo como en la anterior.

Entre su filmografía selecta se incluyen los siguientes bodrios: Un, dos, tres, Splash…, Cocoon, Willow (quizá la menos mala, y que le proporcionó a Val Kilmer la que, tristemente, sigue siendo su mejor actuación, y tiene delito), Llamaradas, Un horizonte muy lejano, Apolo 13 (banda sonora salvable), Rescate (un remake del clásico de los 50 que no le llega ni al sobaquillo), EdTV, El grinch, Una mente maravillosa (una película lamentable, de la que sólo se salvan Jennifer Connelly, y como siempre, Ed Harris), Cinderella Man o El Código Da Vinci, probablemente, la peor de todas, cosa tampoco difícil de deducir teniendo en cuenta la porquería de novela en la que se basa.
Así que no es de extrañar que sonría con los abalorios esos que lleva en la mano; debe pensar que le ha tocado el segundo premio en algún sorteo (claro -está pensando el amigo Ron-, si me hubiera tocado el tercero me hubieran dado tres, ¿no?).

Acusado: Ron -Ronnie- Howard.
Atenuantes: escasos fragmentos de Willow, Apolo 13, y para de contar.
Agravantes: todos.
Sentencia: culpable
Condena: interpretar al ‘niño pera’ de American Graffiti el resto de sus días.

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