CineCuentos – Guilty Mambo

En la escena del crimen el detective prende un cigarrillo. El humo de tabaco es una cortina de plata a la luz de los flashes y del tenue resplandor del proyector. El pesado cuerpo yace sentado, agarrotado en la butaca, la mirada naufragada en la pantalla, la boca abierta y extrañamente sonriente que deja escapar un fino hilo de sangre negruzca. Diez centímetros de acero sobresalen de su abdomen y refulgen como un faro en la niebla de sombras recortadas que lo rodean. Unas filas atrás, un hombre de mediana edad mira perplejo sus manos ensangrentadas, perdido en inmediatos recuerdos. Enfrente, Gilda sigue contoneándose y cantando a su amado. El fantasma de Sam Spade no tarda en aparecer entre la multitud que se agolpa tras el cordón policial.

– El acomodador dice que discutían sobre Ella… – le dice el detective sin pronunciar una palabra, señalando a su espalda con el pulgar-. ¿Crees que Rita es el móvil?

Spade da una larga calada a su pitillo, mira a Rita, pasa un dedo sobre su labio roto, y con voz nasal que nadie más oye, habla lacónico:

– Rita es del material del que se forjan los sueños… Échale la culpa al mambo.

17 comentarios sobre “CineCuentos – Guilty Mambo

  1. Me ha gustado más el anterior relato…El de Auschwitz me parece muy crudo, pero también me ha gustado. De todas formas, en todos hay muertes… menudo verano más mortal! No conocía la versión de We can work it out del post anterior. Un saludo.

  2. Bueno, David, el verano es una de las cuatro estaciones con más mortalidad… En fin, vengan muertes siempre que sean ficticias.
    Saludos.

    El mambo es más bien causa de muerte natural, amigo Raúl…

  3. Tus cinecuentos…, siempre me dejan impresionada, genial, una de mis escenas favoritas de siempre en este super-post vacacional.
    Me ha encantado 39, el material del que se forjan los sueños…
    Abrazos agosteros.

  4. Estupendo CineCuento.Como dicen por ahí arriba:
    Ficción -realidad,ficción -realidad,ficción….
    Bellísima Rita.Siempre me he preguntado como se puede bailar de esa manera y que no se le mueva el traje ni un milímetro.
    Saludicos.

  5. Bueno, Alfredo…¡qué maravilla!. Condensación literaria de cine negro en estado puro, una mezcla estupenda, un cuadro abstracto creado con palabras con vital ausencia de luz. Magnífico retrato de Sam Spade.

  6. La imagen es insuperable,amigo.Qué belleza,qué estilo.Qué blanco y negro por dios.
    Tengo pendiente una reseña de Gilda y de Dashiell Hammett y, con este delicioso cuento de la época dorada de tantas cosas, empezando por el humo de un cigarrillo, incentiva las ganas.Ay,creo que voy a salir en estos momentos de la claustrofóbica recepción de mi trabajo y fumaré un pitillo.Esta noche me pongo Gilda,como está mandao.

    Un fuerte abrazo.

  7. Miquerido Alfredo te escribo desde el otro lado del océano. Juré no conectarme a la Red pero bueno tengo que dar noticias a los míos de por donde ando y algún mail tengo que poner. Además mi gata Sally anda echándome de menos y yo a ella y continuamente pido noticias sobre cómo está. Así que no he podido evitar echar un vistazo a tu blog y deleitarme con tu relato corto y con la escena mítica de Gilda. ¡Bien por el fantasma de Spade, cómo intuye los motivos! Es curioso pero en el star system americano hay un halo de mujeres bellísimas pero tremendamente desgraciadas y una de ellas fue Rita. En su biografía hay una triste frase que la atribuyen y te rompe un poco: «los hombres pensaban que se acostaban con Gilda y se despertaban conmigo». Se acostaban con un sueño…
    Besos lejanos
    Hildy

  8. ¡Vaya, Hildy, menuda sorpresa! Gracias mil por acordarte de esta humilde escalera desde el otro lado del charco (¿norte, sur o enmedio?). Muy ilustradora la frase de Rita. Me temo que, como a ella, le ha ocurrido a un montón de divos y divas. Esta vez no hablo por experiencia…
    Muchísimas gracias, disfruta de tu viaje.
    Besos.

  9. la Gilda removió los desconchados cimientos de España en los años 40/50. Prohibida y escarnecida, castigada como «pecado mortal», ella podía con todo y a pesar de todo y de no poder ver sus películas (llegaron bastante despues).
    Fue una época de restricciones eléctricas y los niños que éramos, un poco «pillos» recortababamos su figura en un papel, poníamos una cuartilla delante y una vela detras que haciamos oscilar simulando el contoneo de sus caderas.
    haciendonos ilusiones eróticas. Rita-Gilda, semimi Begunesa, fue mucho, mucho. Gracias por evocarme estos ingenuos recuerdos que marcaron a fuego mi infancia.
    SALUDOS.

  10. Estupendo este relato breve, tan condensado de cinefilia: claro que fue por Rita, por supuesto, pero la culpa la tiene el mambo, faltaría más, porque las diosas del celuloide son etéreas y eternas… 😉

    Saludos.

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