25 años sin George Cukor

cukor.jpg

Se lee en la web de Lo que yo te diga sobre el 25º aniversario de la muerte de George Cukor:

«George era consciente de que en Hollywood el pedigrí familiar produce beneficios, así que decidió enriquecer su pasado y desempolvó un documento familiar completamente marciano que, poco más o menos, casi le relacionaba con los dioses. Según él, los Cukor descendían de hijos de la tribu de José, que viajaron a la India unos trescientos o cuatrocientos años antes del nacimiento de Cristo. «Chukor», que era el nombre de una montaña india, fue el adoptado por este linaje, que se jactaba de poseer en su árbol genealógico, no sólo el contingente usual de pastores, agricultores y guerreros, sino también oradores, eruditos, escritores y poetas. «Chukor» se traduce como «perdiz» en hindú y sánscrito, y por consiguiente el escudo de la familia fue adornado con la imagen de una perdiz, porque esta ave guiaba sus destinos «como un genio enviado por Dios». Más de uno vio la relación entre el ave de vuelo aparentemente enloquecido, con los gritos y aspavientos que Cukor empleaba cuando perdía el control.

Alrededor del año 669, varios miembros de la familia partieron y buscaron un nuevo asentamiento cerca del mar Caspio. «Chukor» se magiarizó como «Czukor» en algún momento del siglo XVIII, y se americanizó como «Cukor» al emigrar la familia a Estados Unidos en el siglo XIX.

En una de las biografías que conservo en mi biblioteca particular, se menciona al joven estudiante al que se le pagaba para que le cuidara en sus últimos meses de vida, que contó que la última película que vio fue en la televisión, «El graduado».

«Me sorprendió bastante que Cukor todavía no la hubiese visto -recordó-. Le pareció que la interpretación de Dustin Hoffman era excelente, pero que había algunos momentos de la película que no acababan de funcionar demasiado bien.»

Sobre las diez de la noche Cukor dejó escapar un jadeo ahogado. El chico se dio cuenta de que estaba sufriendo un ataque cardíaco y le administró los primeros auxilios antes de llamar a la ambulancia. George fue declarado clínicamente muerto alrededor de las once de la noche en el Hospital Cedros del Líbano-Sinaí.

«No quiero ninguna clase de sermón funerario. Toda la música debe ser de naturaleza tradicional y no quiero que haya demasiada. Mi ataúd permanecerá cerrado en todo momento.»

El testamento de Cukor dejaba bien claro que no deseaba que su muerte se convirtiera en un espectáculo. Aun así, después de la ceremonia algunos asistentes opinaron que su funeral habría necesitado un director o, como algunas de sus películas, una cierta reescritura del guión. Nadie se encargó de avisar metódicamente a los conocidos o a las amistades, o de dirigir la ceremonia, y una columnista de chismes escribió:

«¿Dónde estaban todas las grandes estrellas a las que George Cukor dirigió a lo largo de los años cuando llegó la hora de su funeral?»

Ni una sola personalidad de Hollywood acudió a la ceremonia, y espero que muchos se sintieran mal por ello, ya que la mayoría visitaron y se divirtieron en su casa, y cada vez que empezaba a trabajar en una película, Cukor redactaba una lista de las personas a las que podía ayudar y trataba de encontrarles algún pequeño papel secundario que pudieran interpretar. Su campaña incluía la defensa de los guionistas que no tenían la suficiente cantidad de apariciones en los títulos de crédito para ser admitidos en el Hogar del Cine; llamadas telefónicas a los infortunados y a los que estaban solos, y siempre asistía a los funerales u homenajes, siendo una de las personas que leyó y escribió más elegías en voz alta…

El testamento de Cukor contenía como mínimo la «sorpresa» de que debía ser enterrado en la cripta familiar de los Goldwyn, donde reposaría junto a Sam, Frances y la madre de Frances. Frances Howard Goldwyn había muerto bastante antes que Cukor, y entonces muchos se dieron cuenta de que había sido la gran amiga de toda una vida.

Una de las últimas personas que trabajó con el fue un guionista que pasó unas quinientas horas desarrollando un guión sobre Victoria Woodhull, una activista del amor libre de principios del siglo XIX que fue la primera mujer en hacer campaña para conseguir el cargo de presidente de Estados Unidos, casi exactamente un siglo antes de Hillary Clinton.

Una gran parte de sus conversaciones en sus últimos años no giraba sobre el trabajo. Por lo menos «la mitad» giraba en torno al sexo, recordó el guionista, y aunque el director se negaba tozudamente a hablar de su vida sexual sin importar lo mucho que se lo pidieran, tenía un apetito insaciable por oír todo lo que pudiera sobre la de los demás. «En términos de vocabulario las dos palabras que más le gustaba emplear eran «distinguido» y «característico». Cada tres o cuatro frases había algo que era «distinguido» o «característico», lo cual quería decir «limpio» o «elevado» («elevado» era otra palabra que usaba continuamente). Pero al mismo tiempo la palabra que utilizaba con diferencia por encima de cualquier otra era «puta».

Su lenguaje era explícito y muy obsceno, y eso era perdonable en un director de mujeres porque era homosexual, ya que no hay palabra que las mujeres detesten más que «puta». Cukor la tenía constantemente en la boca; y a veces ni tan siquiera la usaba de forma despectiva. Era la palabra más común de su vocabulario. «OH, no es más que una puta», «está hecha una puta», «puta de mierda», «puta estúpida», «puta alocada»… Abusaba de ella igual que cierta gente abusa de la palabra «joder».

Sólo dos semanas antes de su muerte, llamó al estudiante que le cuidaba cuando estaba en su vestidor, donde todo era completamente blanco, y Cukor cogió un joyero del que sacó «un estuche para gafas hecho de seda china bastante gastada». El director le enseñó una nota mecanografiada en la que se indicaba que ese estuche contenía el último par de gafas llevado por Somerset Maugham, y las últimas palabras que Maugham escribió en su vida. Puso en las manos del estudiante el estuche, para que leyera en la tapa interior esas palabras. Casi imposibles de descifrar: «Frère Mumck». Cuando escuchó la inevitable pregunta sobre lo que significaba, se limitó a mirarle y a sonreír con una sonrisa estilo Mona Lisa. Un»rosebud» privado.
Somerset Maugham, que nunca fue muy aficionado al cine pero si fue muy amigo de Cukor, en una ocasión contestó a una pregunta sobre qué pondría en la lápida de su amigo el director de Hollywood. Se dice que Maugham se lo pensó durante un par de segundos y acabó respondiendo: «Tenía sentido del humor.»

16 comentarios sobre “25 años sin George Cukor

  1. Bonito homenaje para alguien con una filmorgrafía más que envidiable (me quedo personalmente, por muchas cosas y no sólo relacionadas con el cine con «La Costilla de Adán» y con «Historias de Filadelfia»).

    Un saludo.

  2. Madre mía, qué preciosidad. Me ha dejado anonadada. Sabía de Cukor, mejor dicho de sus películas, a las que adoro. Esa maestría con los personajes femeninos tan interesantes, pero no conocía esa otra historia, la suya.

    Grande Cukor!!!

  3. Sir Alfred, amigo, me dejas perplejo con esta historia de este Cukor. Su trayectoria familiar, profesional y personal no tiene desperdicio.

    Me encanta cuando citas lo de su funeral, al que no le acompañó nadie. Quizás por deseo expreso de él mismo. Me encanta su gran corazón. Amaba y ayudaba a aquellos que luego – a la hora de la verdad – le dieron la espalda.

    Su sexualidad le ayudó, sin duda, a entender y a describir mejor sus personajes femeninos. Lo dice bien, nuestra querida Entrenómada.

    Un abrazo y gracias,

  4. De película, mi hermano. La fábula es mucho más interesante y más atractiva que la realidad. Y cuando te la tomas al pie de la letra deja esto: tenía un buen sentido del humor. Grande.

    Me vi las últimas de Cronenberg, y Kim Ki Duk: qué para de directores para hacer buen cine. Ayer me vi Persépolis: simpática.

    abrazos,

  5. Hatt, un gran maestro un tanto incomprendido y bastante excéntrico.
    Saludos

    Entrenómadas, a ver si lo adivinas: director español, con debilidad hacia los personajes femeninos, con fama (sólo fama) de buen director de actores (de actrices, más bien), y que siente adoración por Cukor. Exacto.
    Besos

    Diego, muchas veces en los trabajos de los directores, al menos de los clásicos, utilizan las películas para hablar de ellos mismos.
    Un abrazo, y gracias a ti.

    Malvisto, una bella mentira a veces es mejor que una realidad cruda y anodina. El cine es eso.
    Abrazos

  6. Sir Alfred, amigo, ya sabes lo del mini bloggellón de hoy. Es mi cumple y por eso lo de organizarlo. Ah, por cierto, anoche estuve viendo ‘Las cenizas de Ángela’ de Frank McCourth. En inglés y sin subtitulos. Me encantó a pesar de su dureza y realidad.

    Un abrazo,

  7. Magnífico texto.Recuerdo cuando fui a ver su última película;Ricas y famosas,me acompañaron unos amigos.Cuando salí del cine me sentí muy triste porque sabía que era su última película.Mis amigos me preguntaron por qué estaba así.Yo les respondí:
    -Es que amo a Cukor sobre todas las cosas.
    Evidentemente,ellos no entendieron nada.

    Veo que por aquí te llaman Sir Alfred,y me gusta,porque éste blog es el mejor de toda la blogosfera cinematográfica.
    Un fuerta abrazo,Sir Alfred.

  8. Pues Felicidades, Diego, no sé si podré pasar, pero cuenta con mi felicitación y mejores deseos para múltiples años más, por supuesto. La película que citas a mí me resultó un poco floja, no es de lo mejor de Alan Parker. Ahora, le echas valor al inglés sin subtítulos, sí señor.
    Un abrazo, y enhorabuena.

    Francisco, no está mal ése como primer mandamiento de la Ley del Cine, aunque haya que añadir más nombres, casi un Olimpo.
    Lo de Sir Alfred es una coña que no sé por qué ha tenido tanto éxito. Al principio no me hacía gracia, pero ya me he acostumbrado.
    Gracias por lo que dices, aunque exageras.
    Un abrazo.

    Entrenómadas, se te ha escapado, sí. ¿Sin querer?
    Besos

  9. Precisamente una amiga me ha recomendado «Ricas y Famosas» camino a la Universidad, esta mañana…
    No conocía la historia del director, se ve que era «un buen tipo»… es una lástima lo del entierro solitario, esas cosas pasan más de una vez, es muy triste… por lo que he leído tenía sus excentricidades, no sé porqué, pero los «excéntricos» suelen «acertar» con mis gustos (¿por qué será?), Isabel Allende, Caravaggio, Van Gogh, Tod Browning… y más que me dejo.
    Un post/homenaje precioso.
    Besos.
    Rosa.

  10. Las dos versiones de Ricas y famosas son espléndidas, aunque a mí me pareció más ambigua, y por eso más interesante, la primera.
    Lo de su ceremonia sin estrellas recuerda que la bondad, el talento y la inteligencia no son bastante para llenar estadios.

  11. Rosa, yo también te la recomiendo. Alguien podría escribir un libro de Cukor refiriéndose sólo a las fiestas que daba en su casa. Daba para varios tomos.
    Besos

    Cacho de Pan, el éxito en Hollywood muchas veces conlleva la soledad. La Norma Desmond de «Sunset Blvd.» es un retrato acertadísimo de ello.

  12. que mas puedo añadir sobre lo dicho de este maravilloso director.solo qu alguien en una famosa web,atrviose a comparar a cukor con almodovar al decir¨¨ALMODOVAR EXISTIO EN LOS AÑOS TREINTA en alosiom a cukor como director de actrices)el mejordios mio que ofensa para el maestro:compararlo con el peor director del cine español

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.