Mis escenas favoritas: Los cañones de Navarone, The guns of Navarone, J. Lee Thompson, 1961)

No todo en el cine bélico son explosiones, violencia, cacharrería y sangre. El irregular Jack Lee Thompson supo emplear a fondo las posibilidades visuales del lenguaje no verbal y el suspense en esta secuencia de este clásico del cine bélico, en un momento en que el comando introducido por los aliados en Grecia para sabotear las instalaciones alemanas en la isla de Navarone es descubierto y capturado por los soldados de la Wehrmacht. Un momento magnífico que aprovecha la luz mediterránea y el folclore autóctono para conferir color local, sabor auténtico, a un episodio dramático que anuncia la tragedia y constata las siempre difíciles y tensas relaciones entre ocupantes y ocupados. Espléndido.

4 comentarios sobre “Mis escenas favoritas: Los cañones de Navarone, The guns of Navarone, J. Lee Thompson, 1961)

  1. Es cierto, es una de esas películas que siempre son agradables de ver porque contienen, simplemente, una historia que contar. No hace mucho que se publicó la novela que también es excelente. La película tiene un gran reparto y Anthony Quinn está soberbio. Recuerdo cuando se hace el loco y se tira al suelo, y que me hizo recordar a aquel esquimal de Los dientes del diablo, de Nicholas Ray. La banda sonora es mítica y no veas como suena en un buen equipo de música. Gran Dimitri Tiomkin. Incluso el cartel de este filme es mítico, bueno, como los que se hacían antes, dignos de coleccionar. Ahora en los carteles, solo vemos un primerísimo plano del acto o actriz de turno, como en esas imágenes que hay expuestas en las perfumerías. Ahora, el cine bélico retrata el campo de batalla desde dentro, haciendo gala del virtuosismo técnico. Fíjate en Hasta el último aliento, de Mel Gibson y su mensaje exageradamente religioso. Sam Fuller era otra cosa además de necesario, pero a mí me gusta, especialmente, Los cañones de Navarone. Luego vino Fuerza de diez de Navarone (1978) de Guy Hamilton, con Robert Shaw y un joven Harrison Ford que se quedó en promesa. También me gustó (hablo desde la memoria) Ha llegado el águila (1976), de John Sturges y también plagada de estrellas. Esta fui a verla porque vi en el cartel el nombre de su director que para mí no era moco de pavo.

    Fuerte abrazo, amigo.

    1. Fue la última película de John Sturges, creo recordar, con Michael Caine con un grupo de comandos alemanes, camuflados como falsos soldados polacos, dispuestos a secuestrar a Churchill. Me gusta bastante esa película. El bélico actual intenta, sobre todo, apabullar. Spielberg marcó el camino del rodaje de las secuencias bélicas en Salvar al soldador Ryan, pero se olvidó del resto del metraje, de contar una historia que valga la pena. En el caso de Gibson, todo lo que pasa en la guerra es interesante; lo que ocurre fuera no puede estar más trillado. De Sam Fuller me gusta mucho Invasión en Birmania. No sé, alrededor del cine ya veo solo cosas que se pierden.

      Abrazos

  2. Pero mi querido Alfredo nos has deleitado con tres entradas muy musicales: el romanticismo y la melancolía de la melodía de Sin perdón…, la música en los hermanos Marx (recuerdo escenas de arpa y piano… y canción)… y este momento musical de Los cañones de Navarone (cómo me gustan esos momentos)… Y es que merece la pena construirse una banda sonora…

    Beso
    Hildy

    1. Mi querida Hildy, será la influencia de la primavera…

      Si tienes tiempo, avanza en el podcast del programa sobre los Marx. Contiene algunos tesoros musicales de los hermanos más allá de las películas, como un góspel compuesto por Harpo o grabaciones de la orquesta de Chico a principios de los años 40.

      Pues a lo tonto, en casi diez años, hemos reunido música para varios discos… No te pierdas la próxima, que es toda una sorpresa.

      Beso enorme

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