Música para una banda sonora vital – No sos vos, soy yo

Tenemos la suerte de que desde Argentina, además de un buen puñado de gente estupenda, nos han llegado a España algunas excelentes películas en las últimas décadas. Quizá, para mí, ese no sea el caso de la cinta de Juan Taratuto, de 2004, No sos vos, soy yo, que pertenece a ese género denominado comedia romántica que tanto se nos atraganta a quienes somos algo más que escépticos ante eso que llaman amor. Diego Peretti, cómico de éxito en aquel país, calificado de forma un tanto arriesgada como el «Woody Allen porteño» (arriesgada y bastante absurda), interpreta a Javier, un médico treintañero que está a la espera de cancelar todos sus asuntos en Argentina para volar a Miami junto a su mujer. Sin embargo, ésta le telefonea para decirle que allí se ha enamorado de otro, y que ya no le espera. Javier se hundirá en la desesperación, en el psicoanálisis, exprimirá a sus amigos, y finalmente, haciendo caso a ese viejo axioma de «si te sientes solo, cómprate un perro», se hace con un chucho (más humano que los humanos de la película, por cierto, como suele pasar también en la vida) que le abrirá una luz de esperanza en el mundo de soledad y dolor por una traición en que su mujer le dejó.

La película tiene algunos momentos hilarantes muy conseguidos, y retrata con sencillez y realismo un caso bastante aproximado a alguno que todos conocemos. Con todo, a mí personalmente el resultado me deja un poco frío. Una de las sorpresas más agradables fue encontrarme con Crímenes perfectos, la canción de ese genio llamado Andrés Calamaro, perteneciente a su excelente disco Alta suciedad, y que aquí está interpretada en directo (no sé si tenía buen día) junto a esa leyenda del rock, ese viejo joven guitarrista inmune al paso del tiempo que se llama Ariel Rot.