Música para una banda sonora vital – Anything goes

Anything goes, el memorable clásico de Cole Porter, tiene infinita presencia en el Séptimo Arte. Por ejemplo, es una canción que sirve casi de leitmotiv para La huella (Sleuth, Joseph L. Mankiewicz, 1972). Steven Spielberg, que, aunque no lee nada, ha crecido viendo y escuchando cine, tomó nota de ello para su homenaje al inventor del género musical como tal, el coreógrafo Busby Berkeley, al principio de su Indiana Jones y el templo maldito (1984), la más floja entrega de la saga hasta que a Spielberg y Lucas se les ocurrió la mamarrachada esa de la calavera de cristal.

En la secuencia, situada en un presunto local descomunal (de múltiples pisos de altura y con un inmenso escenario que, curiosamente, queda oculto a la vista del público, en el que las bailarinas rubias sustituyen a las chinas como por arte de magia) de la ciudad de Shanghai, por entonces, hasta la ocupación japonesa, calificada como ciudad internacional bajo gestión británica, asistimos a la perfecta simbiosis entre Cole Porter, Busby Berkeley y las películas de Fu Manchú, con Kate Capshaw, que por entonces era o iba a ser la esposa de Spielberg, cantando en chino (suponemos, por la geografía, que chino cantonés) la tonadilla de Porter, eso sí, con su estribillo insustituible, pura moraleja en sí mismo: Anything goes.

15 comentarios sobre “Música para una banda sonora vital – Anything goes

  1. Así me gusta: ya que no hay tienda, acabemos el sábado (o empecemos el domingo) dando caña y sacando pecho: ¿así que Steven no lee? Después te quejarás de los trolls…. jajajaja…..

    ¿Sabes? He leído en más de una ocasión que, precisamente, esta entrega es la más mejor, la más adulta, la más seria, y cada vez me acuerdo que no me acabó de gustar demasiado. Ya sabes que respecto a la cuarta estamos muy de acuerdo y ¡pásmate! anteayer leía que Ford está ya estirando músculos para la quinta…..

    A lo que vamos: el trozo musical cuando lo ví en el cine me gustó y me pareció corto, pero luego, visto en el dvd, ya no me gustó tanto, quizás porque veo los defectos de la coreografía en la repetición….

    Un abrazo.

  2. Dudo incluso que sepa leer, amigo Josep…
    No sé dónde leerías que esta entrega es la mejor, pero se me ponen los pelos de gallina sólo de imaginar quién ha dicho semejante cosa y por qué. Especialmente lo de «más adulta» me despierta la risa floja. Leí la noticia de Ford, y pensé inmediatamente en que le preocupa su jubilación.
    Me agrada especialmente tu última apreciación: el DVD permite revelar interminables imperfecciones en el cine de Spielberg y que en un único visionado en el cine «colaban»; en sus mayores taquillazos hay decenas de gazapos, fallos de raccord, problemas de continuidad, cuando no errores de bulto en la puesta en escena. Spielberg posee gran imaginación y un fértil talento visual, pero le falta talla, trabajo, solidez, para ser el grande que siempre ha pretendido ser. A ver qué hace con Lincoln; tras Griffith y Ford lo tiene crudo, aunque gracias a la desmemoria general se ganará un buen puñado de elogios de quienes no hayan visto cine.
    Un abrazo

  3. Alejando todo propósito de crear polémica, opino que este aparentemente excesivo número musical para la secuencia de introducción es lo mejor de la película; el resto de la aventura que George Lucas imaginó es torpe y tedioso.
    Lucas, Spielberg, Coppola, Bogdanovich, Woody Allen etc., son de una generación de realizadores afectados por una profunda nostalgia hacia el cine anterior a su época.
    En la época de Busby Berkley, el publico aceptaba – y llegó a exigir – la artificialidad, casi mecánica, en los números musicales.
    La simpática secuencia musical tiene lugar en un recinto de mala muerte en Shanghai. Podría argumentarse que las aparentes faltas de precisión en la coreografía de este ‘Anything Goes’, fueron intencionales. El traspié de Capshaw (y su sonrisa traviesa) al ascender los pocos escalones cuando regresa al escenario parece anunciarlo.
    No descartemos que Spielberg hubiera decidido que la critica cinematográfica de ‘Indiana Jones y el Templo Maldito’ y el espectador contemporáneo censurarían demasiada sofisticación en la escena.

  4. Pues no tengo yo muy claro, Carmen, si a Porter (nacido, por cierto, en Perú, estado de Indiana) le entusiasmaría o no. Pero me da que sí, incluso con fallos, al menos por la curiosidad de «oírse» en chino cantonés.

    Bueno, MAD, posiblemente tengas razón; quizá es lo mejor… por demérito del resto.
    Entiendo el traspiés de la cantante como un guiño, casi coqueto, pero eso no explica el resto de metidas de pata de la secuencia. Y yo, desde luego, no me creo para nada el discurso de los fallos intencionados, ni en Spielberg ni en Tarantino. Una de dos; o son errores, y eso limita su cualidad como cineastas, o son pifias hechas adrede, lo cual rebaja su categoría aún más, más si cabe en algo tan gratuito y sin significado ninguno. Ningún grande del cine cometía errores adrede, salvo que no fueran errores, sino detalles de ida y vuelta.

  5. Sin animo a polemizar: Mel Brooks acostumbra hacer sátira de los clásicos, como heredero de los Hnos, Marx – a su manera.
    Entre otros momentos, recuerdo en ‘High Anxiety’ la toma de acercamiento de cámara que, satirizando el estilo de Htchcock, rodó hacia el interior de una habitación con impresión premeditada, sorprendiéndonos con el impacto sobre el contramarco de una puerta (¿ventana?), sacudiendo la imagen violentamente.
    Imagino que Brooks no tendrá inconveniente en que se diga que su cine no es de la más elevada categoría.

  6. De acuerdo, compa Alfredo, en que ésta es la más flojita de la tetralogía (a mí, si me apuras, hasta me gusta tanto o más la última), aunque el numerito musical queda de lo más resultón. En cuanto a la valoración general sobre el cine de Spielberg, ya sabes que discrepamos, y profundamente; a mí Spielberg me parece un tipo con un talento cinematográfico bestial, tan bestial que está capacitado para moverse en registros casi antitéticos y hacerlo con igual soltura, algo que no creo que esté al alcance de muchos cineastas (al menos, de los actuales). Y que, al igual que Hitchcock en su día con los críticos de Cahiers (y sin pretender compararlos, dado que son muy diferentes), tendrá que esperar a que surja algún movimiento, o grupo, o escuela, o lo que sea, que lo reivindique en tal condición, para que se le reconozca lo que ahora se le niega (lo cual, en estos tiempos de la internés, tampoco va a ser tan sencillo, porque los focos de influencia cada vez están más difusos). En fin…

    Un fuerte abrazo y buena semana.

  7. Pero Mel Brooks, MAD, es un cómico, y diseña películas sobre la idea de la parodia, en el caso que citas, Hitchcock, en todos y cada uno de los gags del filme, pero en el resto de sus comedias, en todas, sigue la misma fórmula. Pero Spielberg, al contrario, se muere desesperadamente por ser tomado como cineasta serio, sin poses, por superar su etapa de cineasta juvenil. La mejor que ha tenido, dicho sea de paso, porque cuando se pone serio, siempre falla.

    A mí, Manuel, me parece que tiene un talento visual para el entretenimiento muy sobresaliente (el talento cinematográfico es otra cosa, como tú bien sabes, y tiene que ver con la construcción de personajes y del guión, su traslación a la pantalla, etc., temas en los que Spielberg, fuera de sus primeros trabajos, baja muchos, muchísimos enteros). No comparto tu idea de que es todoterreno; de hecho, sus películas «serias», sin excepción, son patinazos (incluso «La lista de Schindler», con ese horrible epílogo).
    Para ser grande grande de verdad, amigo Manuel, le hace falta saber filmar sin un gran presupuesto; como decimos en Aragón, «con perricas, chifletes». Como le dijo Buñuel a Nicholas Ray cuando éste le preguntó cómo era capaz de filmar películas tan buenas con presupuestos tan pequeños, y el aragonés le contestó: «muy fácil; si hay una escena en la que se hunde un trasatlántico y que cuesta mucho dinero poner en la película, lo quito del guión».
    Sin duda aparecerá una escuela o lo que sea que lo reivindique, pero nunca han estado tan a huevo los argumentos para contrarrestar un aluvión de alabanzas. Es más, si me apuras, te diré que, más allá de los setenta, y por su desmesurada comercialización y la aparición de miles de emuladores, la influencia de Spielberg en el cine, entendido como tal, como expresión artística, cultural y de comunicación, más allá de criterios de rentabilidad, ha sido nefasta. Sinceramente, cualquiera de los grandes (citas a Hitchcock) tenía virtudes y defectos; pero en nadie los defectos son tan evidentes y saltan tan a la vista como en Spielberg. La cuestión radica en acercarse a sus películas con una intención que supere el entretenimiento; casi todas hacen agua.
    Abrazos.

  8. Voy a desvelarte el secreto de las bailarinas. Verás, joven amigo. Las chicas no eran chinas tampoco al principio del número musical (por lo demás, de lo más vistoso), sino simples (pero requetebuenas) damiselas occidentales, caracterizadas con una peluca morena peinada con flequillo cleopátrico. El que súbitamente se cambien de look y vestimenta tras el primer fundido en negro, los amantes de este mundillo lo llaman «la magia del cine».

  9. Brillante mini-post que abre una conversación más que amena,amigo.Yo pongo a Cole Porte como el más grande de todos los tiempos.Quiero decir una cosilla.El templo maldito es realmente una película que no está a la altura de su antecedente,ciento,pero creo que el arranque de la película con el número musical,el veneno y la persecución de coches me parece uno de los inicios de películas de aventuras más trepidantes que he visto nunca.Claro,luego viene el resto de la peli.

    Un fuerte abrazo.

  10. Quizá por eso la decepción es mayor, porque el prólogo es mejor que el resto. Curiosamente, le ocurre lo mismo a no pocas películas de James Bond.
    Abrazos

    ¿Y por qué, mujer de Dios? En fin, cualquier día es bueno para Cole Porter.
    Besos

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