Alfred Hitchcock presenta


Alfred Hitchcock, llamado el mago del suspense, es un director imprescindible del cine mundial, uno de los cinco o seis mejores cineastas de todos los tiempos, cuyas películas forman parte del patrimonio común de toda la Humanidad y con más planos y secuencias reconocibles que cualquier otro director de cualquier época y de cualquier parte del mundo. Además es el perfil más identificable del cine, imagen que curiosamente, surgió de su propia mano como firma de unas tarjetas de Navidad.

Esta nueva sección va a ocuparse del cine de este coloso británico, de sus películas, de los proyectos que salieron adelante y de los que se quedaron por el camino, pero también de las señales personales, profundas y absolutamente producto de la frustración y de la obsesión, que se ocultan a lo largo de su obra, desde su carácter reprimido, hasta sus obsesiones sexuales o rencores familiares: la importancia que para él tienen las escenas en las que aparece comida (sobre todo, su forma de retratar la fruta y a los fruteros -su padre desempeñaba esta profesión en un humilde barrio cockney de Londres-), su composición de las escenas de amor como si fueran de asesinato y las escenas de asesinato como si fueran de romance, los elementos que se nombran en todas sus películas (el coñac, por ejemplo, en positivo, la policía, en negativo), y por supuesto, el amor y las mujeres, no sólo las heroínas románticas de sus películas, sino sobre todo, la imagen de las madres y de las esposas.
Y es que el cine de Hitchcock, tachado en su época de comercial y rescatado para los cinéfilos por la crítica francesa de «Cahiers du cinema», sin duda es el director que más puso de sí mismo en la pantalla; puso todo aquello que jamás se atrevía a contar a los demás o que nunca quiso que los demás supieran de él: el comportamiento propio de quien, ya de niño, en las reuniones familiares se sentaba en un rincón sin abrir la boca, o en los recreos se apartaba de sus compañeros de colegio acomplejado por su gordura y no hacía nada, se limitaba a observar a los demás, sus gestos, sus hábitos, sus miradas, sus comportamientos, sus odios, y sobre todo, sus rostros…
Esta meticulosidad en la observación la convirtió en método de trabajo. Habiendo empezado en el cine como rotulista (llegó al cine proveniente de una empresa de publicidad donde dibujaba anuncios), su sistema creativo se basaba en el dibujo, de tal manera que antes de rodar una película tenía compuestas todas las escenas y marcados todos los planos, con sus encuadres, distancias, colores y trayectorias, sobre el papel. Así, decía que rodar películas le aburría profundamente, porque lo divertido era planificar, preparar, acondicionar, y que una vez que él en su cabeza tenía resueltos todos esos problemas, la película ya estaba rodada y perdía interés por ella. Otro rasgo característico del Maestro, era un gran, grandísimo embustero.

Para abrir boca con la sección, ofrecemos un montaje de sus escenas más emblemáticas con la música que su gran colaborador, el músico Bernard Herrmann, del que también hablaremos, compuso para North by northwest (Con la muerte en los talones, 1959)

Además, para quien tenga curiosidad musical, decir que la famosa sintonía que introducía la serie «Alfred Hitchcock presenta» pertenece al compositor Charles Gounod, y que se titula Marcha fúnebre para una marioneta. Quien desee escuchar la pieza original, aquí tiene un vídeo en el que se recrea la obra de Gounod, creada en 1872 y cuya primera presencia cinematográfica tiene lugar en la sonorización de la obra maestra Amanecer, del gran genio alemán F. W. Murnau, y que fue la primera película, junto a Alas, en triunfar, con un premio a la mayor contribución artística al mundo del cine, en la historia de los premios de la Academia (1927).

4 comentarios sobre “Alfred Hitchcock presenta

  1. Pues desde luego esta sección va a ser muy bien acogida por muchos hitchcocknianos, si se me admite el palabro. Efectivamente esa silueta se ha convertido ya otro icono de la cultura del siglo XX. Un icono que nos trae a la memoria buena parte de los mejores ratos que se pueden pasar delante de una pantalla de cine.

  2. Esperemos que la sección guste al personal. Hablaremos de sus películas, pero también de él y de sus colaboradores más cercanos, de la literatura y el cine que le gustaba, de sus aficiones, que no vaciló en explotar en sus películas, de sus actores, y sobre todo, de sus actrices. En fin, de todo un poco.

  3. Creo que los próximos posts en esta sección, además del que dedicamos en su momento a ’39 escalones’, y si no ve da la vena y cambio sobre la marcha de plan, van a girar en torno a «El enemigo de las rubias», y un artículo de mi propia cosecha sobre las mujeres en el cine de Hitchcock.
    Gracias. Saludos.

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