Hollywood se aleja de Bush

Interesante artículo de Román Gubern publicado en El País el 14 de noviembre.

Hollywood fue siempre seguidista en relación con las consignas de la Casa Blanca, pues incluso cuando hizo películas progresistas durante la Depresión, las hizo siguiendo las directrices del New Deal de Roosevelt. En 1980 fue capaz de convertir a un actor tan mediocre como Ronald Reagan en presidente de la nación. No sólo eso, sino que Reagan rescató el título de una exitosa película de George Lucas, La guerra de las galaxias (1977), para bautizar una gigantesca fabulación bélico-espacial que tumbó financieramente a la Unión Soviética, que ya dedicaba la mayor parte del presupuesto nacional a gastos militares.

Esta sintonía entre Washington y Hollywood se reforzó tras el 11 de septiembre de 2001, a raíz del viaje que dos meses después efectuó a Hollywood Karl Rove, máximo asesor y estratega del presidente Bush, para entrevistarse con la cúpula de la industria del entretenimiento e impartir las consignas requeridas por los atentados terroristas y sus efectos en el imaginario y las conciencias de sus conciudadanos. Por entonces ya se había consolidado la expresión eje del mal, un concepto que parecía extraído de un extravagante tebeo de ciencia-ficción o de un serial cinematográfico de los años treinta. Ahora había que estirar un poco el famoso eje, para que cupiera también la guerra capilar y descentralizada promovida por Al Qaeda, fuerza ubicua que ha acabado por adquirir la etiqueta de islamofascista.

Las primeras consecuencias de la visita de Karl Rove a Hollywood resultaron deprimentes, pues reactivaron la tradición macartista de las listas negras, de modo que los profesionales disidentes de la política de la Casa Blanca recibieron amenazas o se les cancelaron propuestas de contratos. Éste fue el caso de Sean Penn, Susan Sarandon, Tim Robbins, Martin Sheen o Anjelica Huston. Al mismo tiempo, se estimuló la producción de ficciones que afirmaran la sólida imbatibilidad de Estados Unidos, gracias a su guerra encubierta y sus eficaces agentes antiterroristas. Y hasta se puso en pie una emisora de televisión en árabe, llamada Al-Urra (La Libertad), con base en Virginia, pero que no ha conseguido siquiera arañar las fieles audiencias musulmanas de Al-Jezira y Al-Arabia.

Pero algo se ha ido moviendo en los centros de decisión de la industria del entretenimiento. Es cierto que todavía en 2005 apareció la decepcionante World Trade Center, en la que el Oliver Stone radical que había ofrecido antes un implacable Nixon (1995) y un Comandante (2003) a la mayor gloria de Fidel Castro, se alineó con el consenso mediático-patriótico conservador que gobernó las miradas televisivas del 11-S. Y es cierto que Hollywood ha seguido cultivando el filón paranoico que conoció días de gloria durante la guerra fría, exhortando la consigne be safe. Aunque existe una notable diferencia entre ambos discursos, pues la guerra fría se libró entre dos potencias geopolíticas bien definidas y la nueva guerra se libra contra una poco visible infiltración capilar en la retaguardia nacional. Y no es casual que las nuevas angustias se manifiesten sobre todo a bordo de aviones. En Vuelo nocturno (Red-Eye, 2005), de Wes Craven, en el vuelo Dallas-Miami la protagonista es víctima del secuestro de un asesino mercenario que se propone matar a un diplomático. En Serpientes en el avión (Snakes on a Plane, 2006), de David R. Ellis, un asesino introduce serpientes en el avión que debe transportar a un testigo de sus fechorías. Invasión (The Invasión, 2007), de Oliver Hirschbiegel, es un remake de un glorioso clásico de la guerra fría, La invasión de los los ladrones de cuerpos, de Don Siegel, en el que unos seres venidos del espacio suplantan a los humanos conservando su misma apariencia física. Y en la nueva versión de La guerra de los mundos (War of the Worlds, 2005), de Steven Spielberg, ante la agresión exterior la hija del protagonista le pregunta: «¿Son terroristas?».

Pero el mercado está cambiando rápidamente ante la competencia de la televisión, Internet y los videojuegos, de modo que el público más joven y políticamente inquieto va al cine y frecuenta Internet, mientras que el de más edad y más conservador se queda en casa viendo una televisión conformista. Esto, y la creciente desafección a la política republicana, explica la aparición reciente de películas desmitificadoras, como Team America. La policía del mundo (Team America: World police, 2004), jocoso filme de marionetas de Trey Parker y Matt Stone -los creadores de South Park-, que muestra al terrorismo internacional formateado en clave de comedia. Ese mismo año, Michael Moore redescubrió el cine militante en su Fahrenheit 9/11, documental que desveló las conexiones del presidente Bush con los clanes saudíes del poder petrolero, que alimentaron el radicalismo islámico de Osama Bin Laden, antes de que se convirtiera en el enemigo público número uno de su país. El largo idilio entre la despótica dinastía saudí y Washington, que cerró los ojos a lapidaciones de adúlteras y escuelas coránicas que alimentaron al huevo de la serpiente, tuvo una etapa opulenta cuando los intereses petrolíferos tejanos, del terruño de Bush, entraron en colusión con los intereses petrolíferos saudíes. Gracias a Moore sabemos que estas amistades peligrosas fueron las únicas que pudieron abandonar Estados Unidos el día de la hecatombe. Miramax, vinculada a la casa Walt Disney, se negó a distribuir la película.

Poco después apareció Syriana (2005), de Stephen Gaghan, thriller político acerca de las relaciones entre la industria petrolera y el poder político que se juegan en el tablero de Oriente Próximo. En Syriana, un ejecutivo (interpretado por Tim Blake Nelson) afirma que «corrupción es la intromisión del Gobierno en el funcionamiento del mercado por medio de regulaciones». No sabemos qué opinaría el respetado republicano Alan Greenspan sobre este aserto, pero sabemos que acaba de aclarar en sus memorias que la guerra de Irak ha sido una guerra por el control del petróleo.

Entretanto, los neocons han vivido los descalabros de las dimisiones de Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz, Karl Rove, Albert Gonzales y John R. Bolton. Y esto ha tenido su eco en Hollywood, que, a diferencia de lo que ocurrió con la guerra de Vietnam, ha comenzado a emitir mensajes críticos sin esperar al final del conflicto iraquí. Con la mirada en las próximas elecciones, en Hollywood ya se ha iniciado un cambio de ciclo y de posicionamiento político. Michael Moore abrió la senda en el frente documental. Y en esa senda han seguido numerosos títulos, como The War Tapes (2006), de Deborah Scranton, montado con grabaciones efectuadas por los soldados en Irak, monitorizadas por la directora a través de Internet.

A los documentales han seguido los docudramas. Jarhead (2005), de Sam Mendes, se ha basado en el libro autobiográfico poco complaciente de un marine en la primera guerra de Irak; United 93 (2006), de Paul Greengrass, ha escenificado el destino del cuarto avión secuestrado el 11-S, mostrando la ineptitud de las fuerzas aéreas y los rezos simultáneos en cabina y en dirección política contraria a Alá, a Dios y a Jehová; The Situation (2007), de Richard Haas, muestra cómo militares norteamericanos arrojaron a un canal de riego a dos iraquíes por violar el toque de queda; en In the Valley of Ellah (2007), de Paul Higgins, un veterano de Vietnam investiga el asesinato de su hijo al regresar de Irak, cometido por sus compañeros de armas; Un corazón invencible (A Mighty Heart, 2007), coproducción angloamericana de Michael Winterbottom, muestra el secuestro y asesinato por yihadistas de un periodista judío del Wall Street Journal en Pakistán. Y la controvertida Redacted (2007), de Brian de Palma y premiada en Venecia, muestra cómo unos soldados americanos violan a una adolescente iraquí de 14 años, luego matan a su familia ante ella y después la asesinan.

Acaba de llegarnos, como avanzadilla de las nuevas ficciones sobre este malestar político, Leones por corderos (Lions for Lambs, 2007), de Robert Redford, que expone tres historias cruzadas e interconectadas, protagonizadas por un belicoso senador neocon (Tom Cruise, productor del filme), enfrentado en Washington a una periodista escéptica (Meryl Streep); un veterano de Vietnam y profesor humanista en California (Redford) y dos ex alumnos suyos, ahora soldados heridos y cercados por los talibanes en las montañas de Afganistán. Se trata de un filme bienintencionado y didáctico, aunque no puede sacudirse el tufillo claustrofóbico del viejo teatro de ideas. Pero su orientación es clara y confirma que Hollywood ha desahuciado finalmente a Bush.

32 comentarios sobre “Hollywood se aleja de Bush

  1. Definitivamente algo ha cambiado en los últimos años en la industria americana, no solo de cine, sino incluso musical y otros ámbitos. Me imagino que lógico que el sr.Bush, si es que se le puede llamar así, no reciba el apoyo de nadie, debido más que nada a que ha conseguido algo que se creía insuperable, alcanzar límites de bajeza mayores que su propio padre, «partiendo de la nada ha llegado a alcanzar las más altas cotas de miseria», seria la mejor descripción de este personaje, que se podrá esconder detrás de esa cruzada contra los radicales islamistas, dementes eso si, pero jamás podrá ocultar su verdadera cara.
    Menos mal que con algo de suerte dentro de menos de un año esta persona habrá pasado a la historia. Todos saldremos ganando, y el cine, esperemos que también por supuesto.
    Saludos

  2. Muy interesante la nota del siempre interesante Román Gubern.
    De todas formas, que Hollywood se aleje superficialmente de la administración Bush no significa que su producción se vuelva de un día para el otro progresista o de izquierda. No confundamos las cosas.
    Saludos y muy bueno el blog.

  3. Siempre merece la pena Gubern. Parece que Bush tiene cada vez menos apoyos para seguir con sus guerras. Era normal que las críticas llegaran también al cine, donde siempre ha habido disidentes.
    Muy interesante, Escalones. Enhorabuena.

  4. Iván, yo soy muy pesimista en cuanto a Estados Unidos y su manía de capitalizarlo y convertirlo todo en magnitudes contables. En particular, Bush, ni padre ni hijo, han cambiado las cosas; éstas eran así, y gracias a ellas, y no al revés, ellos están ahí, pero si te remontas en la Historia americana desde su origen, no hay grandes cambios, sino una uniformidad de actuación y de hipocresía política similares (quien piense que Estados Unidos intervino en Europa en la II GM por salvarnos de los nazis es un iluso a medias; nunca han querido ni quieren una Europa unida, y menos bajo un dictador que lo uniformice todo). En cuanto al artisteo, creo que no es cosa sólo americana, sino del sistema económico en el que vivimos todos; en España no es diferente lo que ocurre, ni en Europa en general. En cuanto al cine, estoy de acuerdo con Gubern; es seguidista, porque quien pone el dinero, los grandes lobbies, lo son, o mejor dicho, marcan la dirección del gobierno USA, así que, por desgracia, los niveles de crítica siempre son «light». Por hacer un símil político para que me entiendas; desde Estados Unidos se nos vende la falacia de que Republicanos y Demócratas son dos cosas diferentes cuando en realidad los matices de distinción son tan pequeños y las semejanzas (sobre todo en lo malo) son tantas. ¿Alguien ha notado alguna diferencia en el mundo desde que los Demócratas ganaron las legislativas? No, porque no la hay. Lo que hay, como en todo, es un marketing dirigido a convencernos de que lo hay. ¿Hay crítica en Hollywood? La hay, sí, pero a nivel personal (Penn, Robbins, Sarandon, etc.), pero no en quienes ponen el dinero. Sólo un marketing de que la hay (incluso Oliver Stone ha dado la vuelta a la tortilla)porque la crítica también tiene su público y recauda dólares. Siento ser tan escéptico, pero lo veo así.
    Interesante comentario. Gracias y un abrazo.

    Hernán, lo expuesto en mi comentario anterior viene a avalar tu comentario. La clave es la palabra que mencionas, «superficialmente». Creo que das en el clavo.
    Saludos, y gracias.

    Gracias Noe, tú lo has dicho, disidentes de una corriente uniforme y mayoritaria. Creo que ese es el problema, que los revoltosos siguen siendo una minoría y que es una corriente pasajera que se olvidará hasta la próxima vez.

  5. Para cientos de millones de personas, el mayor consumo de creación cultural es a través del cine. Siendo conscientes de esa realidad, podemos ver hasta qué punto puede ser importante para un tipo como Bush tener un cierto control o influencia sobre Hollywood, la mayor industria del entretenimiento. Como se ve en el artículo de Gubern, cada vez más cineastas consiguen escapar de esta influencia, denunciando además políticas del gobierno imperial.
    Un abrazo

  6. Muy interesante el post. Es complejo todo el entramado y a veces lo que nos llega no es lo que es. No sé, tengo que meditar.
    Oye, que el té se enfría, y la ventana ahí está sola, el guionista desaparecido y la tarta con las velas puestas y sin soplar, sin abrir.
    Ay,ay,ay,

  7. Poco que decir ante el ya minucioso y categórico análisis de Gubern y los atinados comentarios. Suscribo. Excepto en lo de que Hollywood se aleja de Bush, que creo más una desidarata que una realidad. En cualquier caso si se aleja, será por que a Bush le quedan pocos telediarios, y no está nada claro que vaya a haber un republicano en la Casa Blanca. Así que ahora toca recoger velas y esperar acontecimientos. La ley de la pasta.
    Muacs.

  8. Valentín, con mi pesimismo habitual sólo puedo decir que creo que todo es una pose estudiada, una ambigüedad estudiada, constante en toda la historia de Hollywood, además de que huelen un cambio de orientación en el gobierno; cuanto antes cambies tú, antes te adaptarás a lo que venga.
    Un abrazo.

    Entrenómadas, he visto tarde la ventana, lo siento. Precioso detalle, muchísimas gracias. En cuanto al texto, como decía Fernando VII, «los mismos perros con distinto collar».
    Besos.

    Luisa, yo también creo que es más bien un deseo o bien una maniobra para desvincularse de una época oscura y tener así una coartada futura en los anales de Hollywood.
    Besos.

    Samuel, me agrada que te genere esperanza. A mí, personalmente, en estos temas ya no me queda. Un abrazo.

  9. Si si, ojo, yo no veo posible una ruptura, esta claro que la historia de Usa siempre ha sido así y lo seguirá siendo, me refería que dentro de lo malo, algunos son aún peor, pero ciertos tics del cine americano seguirán toda la vida, porque siempre han sido así, no olvidemos que cine que ahora nos apasiona, cine clásico americano ya tenía esas «coletillas» de defensores de la moralidad y ciertas actitudes reaccionarias, así que poco cambiará, pero bueno, al menos socialmente hay ganas de un cambio, por lo menos me consta por amigos de allí.
    Y estoy completamente de acuerdo, que republicanos o demócratas, se diferencian en pequeñas sutilezas y no a grandes rasgos, aunque una vez más, considero que no hay que irse tan lejos para encontrarse con lo mismo.
    Saludos…y veremos que sucede, puede ser divertido.

  10. Estoy de acuerdo, Iván, no hace falta irse tan lejos, pero el cine español (excepto las películas que produce Melchor Miralles y algunas de la guerra civil) está bastante despolitizado. En cuanto a USA, es su forma cultural de promover su ideario, España lo hizo con los poetas del siglo de Oro, Gran Bretaña con sus autores del imperialismo del XIX, y los USA con el cine. Y así será. En cuanto a lo que pueda suceder, ojalá sea divertido, porque hasta ahora es bastante siniestro.
    Abrazos.

  11. Alfredo, amigo, excelente y acertada crítica de la realidad actual cinematográfica de Hollywood. Su historia, su evolución y su ‘soltar amarras’ con respecto a los anclajes del pasado.

    Me encantaría, te confieso, ser guionista y hasta director de cine. Creo que alguna vez lo hemos hablado aquí. Quizás compartiría contigo el amor al mensaje y a la libertad sin ataduras de ningún tipo, incluso políticas. O, no sé, quizás produciríamos películas militantes, como hacen Michael Moore, que tú comentas.

    Aquí citas a ‘creadores de tendencias’, que también en el cine existen pero manejados por el gobierno de turno. En anteriores administraciones norteamericanas también existieron. De un signo u otro. La ciencia política, y los que viven de ella, trabaja de siempre con este escenario: Intentar transmitir sus ideas o conceptos a través del mejor medio que exista.

    Citas a los más jóvenes (entre los que nos incluimos tú y yo – a pesar del peine o las barbas algo canosas) y su cada vez más dependencia de los videojuegos, internet y la televisión. Por otro lado, los entrados ya en años – algo conservadores – se dejan llevar por la caja tonta sin nada más qué pensar. Igualmente y en cualquier de los dos casos, los políticos (que son ave cazadora) se conducen por caminos de la propaganda, pagando el precio que cueste.

    Allí, en los Estados Unidos, los medios idóneos son la televisión (series y ‘late night’), aparte del cine. Los lobbies, que están obligados por ley a declarar sus patrocinios y acciones (tienen hasta un nº de hoja como puede ser aquí la declaración de la renta) se mueven como pez en el agua.

    Están: Los del petróleo (tú los citas – Bush), los armamentísticos, los de la sanidad (multinacionales que controlan a los senadores y Wall Street), los químicos, los de los medios de comunicación, los de las editoriales, los de la construcción, los de los colectivos gay y lesbianas, por citar sólo algunos.

    Allí, al menos, estos lobbies son reconocidos por la gran mayoría de los americanos y su influencia se deja notar en el presupuesto federal y en la marcha del país.

    Si es que Alfredo, estos lobbies donan grandes sumas de dinero a las campañas de los candidatos, aparte de las que recaudan los políticos a través de donaciones particulares o cenas ‘disfrazadas’ de solidarias.

    La tradición macartista de listas negras, no sólo funciona en aquel país. Aquí también sucede y mucho. Y ni te cuento si hablamos de la influencia de algunos de estos lobbies, pero que se encubren con un halo de misterio que se desconoce y que dan miedo.

    Si hablamos de las series de televisión, o de los ‘late night’ incluso, sé de ciencia cierta que el mandamás de la comunicación gubernamental se reúne periódicamente con productoras o ‘materia gris’, afín al gobierno de turno, para transmitir la ideología de turno.

    Incluso hasta los estereotipos e imagen de algunos protagonistas ya están estudiados. La cuestión es ‘fabricar’ esas series y dejar qué triunfen: ¡Qué crezca el share!, señores de las televisiones. Luego, lo demás, va solo. Y qué vaya calando.

    Pues en el cine de Estados Unidos, más avanzados y con más experiencia en esta manipulación, ¿cómo no va a pasar? A mí, al menos, no me extraña.

    Cómo tampoco me sorprende que ahora Hollywood le de la espalda a la Casa Blanca. ¡Si estamos ya en el final de un ciclo! El de Bush.

    Ahora, nos quedaremos con la duda, si Clinton o Guliani. Si es Hillary, la historia ya se sabe. Y si es Rudolph, ni te cuento.
    Oye, ¿Qué pasa con el bosnio? ¿Lo has encontrado ya aunque se disfrace de mujer? ¡Me encanta!

    Un abrazo cinematográfico,

  12. ¿Os imaginais a bush de actor de cine? ¿que peli haria?, Seguro que seria Blancanieves y el haria de madrastra, o los tres cerditos el haria de lobo de todas formas que se quede en su casa para no amargarnos el cine.
    Un abrazo.

  13. Diego, lo del peine no lo dirás por mí, ¿no? Hablamos de «arte» al servicio de la política, y del cambio de tortilla que se da cuando se siente en el ambiente el cambio de gobierno. Pero no te equivoques, quién gana las elecciones es lo de menos, el Presidente pinta lo justo. Te dejas un lobby importante: el judío.
    Hollywood, como dice Gubern, es seguidista, incluso cuando discrepa apuesta a caballos ganadores, nunca tiene ideas propias, salvo excepciones, que así les va de vez en cuando (recuerda a Sean Penn o a Tim Robbins, a quienes tuvo que venir Clint Eastwood y «Mystic River» para que volvieran a trabajar). En cualquier caso ningún Presidente tiene poder para transformar el sistema imperante en Estados Unidos, como ningún político tiene capacidad para hacer lo mismo en España.
    Un abrazo.

    Eugenio, recuerda que ya tuvieron de Presidente a Ronald Reagan… Yo me lo imagino como una mezcla del coronel de «Apocalypse Now» interpretado por Robert Duvall (el que dice en medio de Vietnam «me gusta el olor del napalm por la mañana») o cualquier personaje bobo de Chevy Chase, por ejemplo, en «Socorro, ya es Navidad». No da para más.
    Un abrazo.

  14. Como siempre espléndido post.
    Desde el terrible censor Will Hays,pasando por la célebre caza de brujas capitaneada por el senador Joseph McCarthy hasta llegar a Busch,los grandes de Hollywood han ído saltando obstáculos y entregándonos buenas obras.No sé si conoces la revista,hoy lamentablemente desaparecida, Nikel Odeón.Hay un número dedicado integramente a la censura de Hollywood durante toda su historia.Impresionante.
    Un abrazo.

  15. Alfredo, amigo, lo del peine lo digo por el bosnio que ni por tí ni por mí. Disiento en que un Presidente no pinta nada. Todo lo contrario, Alfredo. Es como las deudas, cuantas más se deba a los bancos, más importante eres. Y un Presidente debe muy mucho. A los lobbies, también judios es verdad, sobre todo. Y de los bancos un presidente de estados unidos quiere fichar a sus mejores consejeros y poco más. Eso sí para marcar las políticas económicas.

    Aquí en nuestro país, igual, a pesar que los aparatos políticos quieran mandar. Fíjate el número de asesores fichados por Moncloa. ¿Habrá guerras internas por acercarse en influir en un Presidente? Yo creo que sí, lamentablemente para los ciudadanos. Y te lo digo porque lo sé y me consta.

    Abrazos la mar de ‘Mimosos’. Hoy he homenajeado a Inma y Ainhoa

  16. Si Bush hiciera de «Forrest Gump» no tendría ni que actuar…
    Gracias, no nos lo digas mucho, a ver si nos lo vamos a creer.
    Un abrazo.

    fmaesteban, la revista es espléndida, y el artículo estupendo, y además lo que cuenta es extrapolable a muchos otros lugares.
    Un abrazo.

    Diego, sigo diciendo que un Presidente de Estados Unidos pinta poco. Mandan más los bancos, la CIA, la ASN, el Pentágono, el Departamento de Estado o incluso su mujer que él. Y si no, comprueba la historia y observa cómo en las luchas entre el Presidente y el PODER con mayúsculas, siempre ha perdido el Presidente. Mira Kennedy.
    Abrazos.

  17. No es por nada: pero Bush ha ganado, y ha sido postuldao como el mejor malo del cine… Recuerdo a Farenheit.

    Y hombre, te reconendaria una entrada sobre El Sabor del Te: virgen madre de Dio; qué pelicula, qué humor, qué csoa tan rara, que lenta, que poco occidental: el abuelo es….

    abrazos!!

  18. Alfredo, amigo, es verdad el caso de Kennedy pero tú mismo dices que los bancos, la CIA y cía mandan más que él. Ahí voy, que un presidente concede muchos favores, por eso luego los pide. A veces se los devuelven, con votos o con armas. Le paso a JFK. La influencia es mejor que el poder, y la gente que se mueve alrededor de estos centros de decisión influyen más de lo que sabemos.

    Un abrazo,

  19. El artículo es estupendo. Hay tantas cosas que parecen ser baladí y no lo son tanto.
    Recuerdo haber visto un documental sobre los grandes estudios y especialmente lo referente a la época de entre guerras y la segunda. Contaban como los fundadores de los estudios, mayoritariamente inmigrantes de origen judío, protestaron e intentaron que el gobierno estadounidense ejerciera presión sobre el gobierno nazi al iniciarse las medidas antisemitas en Alemania. Y como desde el gobierno les presionaron, a alguno de los magnates incluso le amenazaron con la expulsión, para que no armaran rudio. Y también como, una vez en guerra, les pidieron su coloboración en tareas propagandísticas.
    Los diferentes gobiernos estadounidenses siempre han tenido claro, la importancia de los medios. lO que sucede es que ahora cualquiera puede «montar» uno, y claro, cuesta más controlar.

  20. Diego, es que creo que el punto de vista es justo el contrario: no es que un Presidente conceda favores y luego pida que se los devuelvan, sino que los lobbies han puesto ahí al Presidente y luego es éste quien les tiene que devolver el favor, lo cual es muy diferente, además de ser el motivo principal que explica por qué un Presidente no manda nada, o manda sólo hasta cierto punto. Porque los que te ponen ahí, también te quitan, aunque sea a tiros.
    Un abrazo.

    Minerva, algo que no se ha difundido lo suficiente es el poder de los lobbies filonazis en Estados Unidos en la década de los treinta y principios de los cuarenta, grupos que simpatizaban con Hitler y que llegaron a fundar un Partido Nazionalsocialista de USA, con implantación incluso hoy en Illinois y en algunos estados del Sur. A ese grupo pertenecía el padre y abuelo respectivo de los dos últimos George Bush o el padre de J. F. Kennedy, sin ir más lejos. Otra cosa es que cuando la tortilla cambie nos quieran convencer que son demócratas de toda la vida.
    Tienes razón, cualquiera puede montar un medio contrario a los intereses de USA, pero no dudes de que pueden acabar con él con toda facilidad; y si no, se les bombardea. ¿Cuál ha sido la única sede de un medio de comunicación que ha sido bombardeada «por error», claro, en Irak? Al-Jazira, qué casualidad, y más si piensas en que coincidió con el lanzamiento de un canal que emitía en árabe para todo el mundo desde el Estado de Virginia, USA.
    Abrazos.

  21. 39, se me ha olvidado decirte que mi hermana me trae el lunes el ordenador, ya curado, y que te mandaré el archivo prometido, si es que se ha podido recuperar la carpeta misdocumentos. si no, igual me suicido metafóricamente.

  22. Es verdad, había olvidado que se te había frito el ordenador, no lo recordaba. Bueno, espero que el desaguisado sea limitado y no hayas perdido mucho material.
    Procura que sólo sea metafóricamente. Bill Gates no se merece más sacrificios.
    Besos.

  23. Red Ciudadana

    Lo que comenzó como un impulso individual, se está convirtiendo en una plaza de encuentro para la discusión y el debate. Generación Y ha logrado involucrar a un montón de personas en todas partes del mundo que me ayudan con la actualización, las traducciones y la difusión de los textos. La colaboración principal ha sido para colgar los posts, pues desde la última semana de marzo no he podido acceder al sitio en los cibercafé públicos ni en los hoteles. De manera que envío mis textos por email, algunos amigos los publican y me mandan -también por correo electrónico- los comentarios que dejan los lectores. Soy una blogger a ciegas, una cibernauta con una balsa que hace aguas y que logra flotar gracias al apoyo de una espontánea red ciudadana.

    Todo el portal http://www.desdecuba.com sigue bloqueado en los servidores de locales públicos. He ido haciendo una copia de los mensajes de error que muestran los navegadores cuando intento acceder y aquí les dejo una muestra. También sé que el apagón no es total. Amigos que tienen internet en sus centros de trabajo pueden visitar el sitio, pero eso me sirve de poco, pues a esos lugares soy yo la que no puedo entrar.

    No obstante, tengo los mismos deseos de escribir en esta bitácora que cuando empecé. Ahora con más testarudez, pues no hay nada que me resulte más atractivo que aquello que se me impide hacer. Para saltar las dificultades de la conectividad y llegar a los lectores dentro de la Isla, otros amigos han creado un minidisk con el contenido del Blog, que distribuyen gratuitamente. A todos quiero agradecerles el apoyo, los remos y el viento que me permite mantener el rumbo.

    Escrito por:
    Yoani Sanchez, Blogg Generacion Y, 1 Julio 2008
    Blogera cubana perseguida por la dictadura cubana

    Exigimos
    Libertad de expresiòn en Cuba
    Libre y total acceso a Internet para el pueblo cubano
    Cese a la represiòn y persecuciòn polìtica
    Libertad a los presos politicos, a los periodistas encarcelados

    ¡Viva Cuba Libre!

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