Cine en serie – Star Wars

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MALDITO CINE (VIII)

En una entrevista con el célebre crítico norteamericano Leonard Maltin, George Lucas explicó detenidamente el proceso de gestación de la famosa trilogía galáctica que le hizo mundialmente famoso, e inmensamente rico. Lucas explica el origen de la historia, el desarrollo de la escritura del guión, y la configuración del tratamiento fílmico hasta constituir tres trilogías, es decir, nueve películas. Lo que no queda claro en la entrevista, por la vaguedad deliberada con la que Lucas responde a las preguntas del crítico, es por qué decidió comenzar su rodaje por el Episodio IV, y no por el principio. Lo que sí queda claro es que, el enorme éxito de esta película de 1977 (y el de Tiburón, de Steven Spielberg, de un año antes) dio inicio, para quien escribe, al lento y progresivo declive del cine norteamericano hasta el casi completo desierto que vivimos hoy, y por ello, se ha ganado un puesto en esta sección.

Vaya por delante que aquí sólo nos creemos hasta cierto punto el tema de las nueve películas. Probablemente lo del tratamiento fílmico fuera cierto, pero si no fuera por los letreros de la trilogía original (del IV al VI) no creería una sola palabra de las dichas por el bueno de George en la entrevista. Tampoco lo creían los productores a quienes mostró el proyecto de un «werstern de ciencia ficción» bastante tonto, que plasma la eterna lucha del bien contra el mal con un completo maniqueísmo y personajes arquetípicos, si bien con alguna excepción en forma de ligero drama interior en alguno de los personajes (Han Solo o Darth Vader). La disparatada historia y la presencia de un reparto casi totalmente desconocido, excepto Alec Guinness y papeles puntuales de viejas glorias como Peter Cushing, hacían impensable el éxito de una película de ciencia ficción, género comúnmente asociado a la serie B, a las películas de alienígenas o las chapuzas de Ed Wood. Tanto era así, que Gary Kurtz, el productor, aún se estará dando de cabezazos contra la pared más cercana por haber renunciado en favor de Lucas a los derechos económicos provenientes de productos de mercadotecnia relacionados con la película y sus secuelas, derechos que han girado en los últimos treinta años por cantidades multimillonarias sobre dos continuaciones, una trilogía previa, un reestreno remasterizado de toda la obra, una película sobre los Ewoks (cuya estética suponemos que nació por la visión de Lucas de su propio rostro ante el espejo), dibujos animados, juegos informáticos, juguetes, bandas sonoras, libros, juegos, ventas de vídeo y DVD, comida, ropa, chocolate… Con todo, una película que costó once millones de dólares y que dio casi quinientos de beneficio no supusieron un mal bocado para la producción.

Es casi imposible que algún lector de este blog no haya visto la película, pero de todos modos su argumento consiste en la misión que un joven Luke Skywalker (Mark Hamill) realiza, tras la muerte de sus tíos, junto a un viejo ermitaño, llamado Obi-Wan Kenobi (Alec Guinness), dos robots irritantes pero simpáticos, el engreído piloto espacial Han Solo (Harrison Ford), la princesa Leia, previamente rescatada de las garras de los malos, y que emula a la Dama de Elche con dos ensaimadas en la cabeza y el «felpudo con patas» Chewbacca realizan contra un malvado asmático y cubierto de plástico (Darth Vader, interpretado por David Prowse con la voz de James Earl Jones) y su Estrella de la Muerte, arma mortífera con la que el Emperador de la Galaxia (el hermano gemelo de Ratzinger) pretende sojuzgar la poca resistencia que se le ofrece en los confines siderales. Dicho así, la trama parece estúpida, plana, ridícula, y lo sería si no fuera acompañada de un ritmo vibrante, de fantásticas imágenes, de efectos especiales magníficos (para 1976, recordemos la pigmentación con fosforito de los sables láser y los disparos sobre el negativo de la película, de hecho, en un momento se ve una espada de plástico en manos de Darth Vader que olvidaron rotular), de una fotografía magistral, y de una escenografía brillante que contribuyen a configurar un marco de leyenda que continúa hasta hoy.

Si bien la historia se ha calificado de plana y se presta a múltiples interpretaciones políticas (nos encontramos en plena Guerra Fría, los uniformes del Imperio, las gorras, los cascos, los uniformes de los oficiales recuerdan vagamente a la estética nazi) por la manida historia de los pocos y débiles buenos que resisten valientemente a los poderosísimos y abundantísimos malos (pese a lo cual, los buenos ganan todas las batallas) e incluso religiosas (inevitable no encontrar paralelismos religiosos de tipo mesiánico) es verdad que la historia y su iconografía han llegado a trascender tanto la pantalla, que han marcado a toda una generación, si no a más, hasta el punto de que la campaña para incluir a los caballeros Jedi entre el listado de confesiones religiosas admitidas en Gran Bretaña fue un éxito rotundo. Gracias a las cuidadísimas y detalladas maquetas, los perfeccionados decorados, la enorme imaginación desplegada para la creación y diseño de múltiples criaturas galácticas, y la sabia elección de exteriores (el mismo desierto tunecino en el que se rodó años más tarde el espantoso Episodio I, La amenaza fantasma), la película logra un aire épico que en la actualidad es ya mítico, se convierte en casi una sinfonía galáctica, en un mundo pleno, completo, inolvidable que nunca más la ciencia ficción ha llegado a acercarse a emular, pese a que desde entonces no ha intentado otra cosa.

Aunque no podemos menos de confesar nuestro gusto y admiración de la trilogía original como películas de infancia feliz y que de vez en cuando gozamos aún con su visionado, también es cierto que la nueva trilogía que se estrenó a principios del nuevo milenio (Episodios I, II y III) es mucho más que decepcionante, sólo apta para fans absolutamente entregados y dispuestos a aceptarlo todo como venga sin el menor asomo de crítica. Pero la razón última por la que Star Wars aparece en esta sección es porque ejemplifica muy bien la muerte de una forma de hacer cine y el nacimiento de una nueva manera de ver este arte y la industria que lo sustenta. Hasta entonces el cine era un fenómeno en el que estaban muy bien marcadas las posiciones del cine como arte, de las grandes producciones, de las grandes historias, de escritores, directores y actores de primer orden, y también los reductos del cine como mero entretenimiento, de la serie B, de los programas dobles, y donde el verdadero refugio del arte cinematográfico con mayúsculas eran las salas de arte y ensayo. Era una época en la que la empresa buscaba el beneficio de dos modos: creando un buen producto para espectadores exigentes a los que dar buenas y cuidadas historias escritas por profesionales competentes y con formación repleta de referentes culturales y humanos, dirigidas por eminentes profesionales de lo visual e interpretadas por sólidos y preparados artistas, o bien invirtiendo poco dinero en productos alimenticios para hacer pasar una buena tarde y olvidar lo visto nada más salir del cine. Desde George Lucas y Steven Spielberg la primera de estas dos formas de hacer cine en Estados Unidos es la residual, la menos frecuente, y la recaudación, los beneficios, las inversiones, los efectos especiales, la publicidad y la mercadotecnia pasan a ser elementos decisivos en la toma de decisiones en cuanto a la producción de películas. Ya no bastan historias sencillas, con personajes humanos, con argumentos que emocionen, sorprendan, intriguen al espectador (eso ha ido decayendo hasta quedar reducido casi prácticamente al mal llamado cine americano «independiente», aunque goce de enorme salud en el resto del mundo), sino que debe aspirarse al máximo de recaudación, a la trascendencia de un producto que permita la recuperación de la inversión en tiempo récord y a que los beneficios sigan goteando durante años. Un cine en el que priman los balances de cuentas por encima de la calidad, que pretendiendo repetir los éxitos de estos grandes creadores se ha terminado por una nauseabunda repetición de fórmulas reiterativas y poco originales, de escasa o nula preocupación por estéticas artísticas o que vayan acompañadas de significado o simbología en detrimento de los estilos visuales del video-clip que no aportan nada más que el intento de lograr crear clubes de fans que sigan manteniendo vivo el timbre de la caja registradora (adaptaciones de cómic, sagas pseudo filosóficas con aire de ciencia ficción, cine de terror gratuito, etc.), una caída en la creatividad que, o bien produce la compra masiva de películas extranjeras para rehacerlas en Hollywood (con pésimos resultados, por lo general), la filmación de remakes de sus propios clásicos pero sin la genialidad de éstos, cuando no la falta total y absoluta de referentes culturales en los escritores y directores que hacen que buenas historias a priori terminen naufragando en mares de banalidad y torpeza. Una caída que intenta compensarse a base de dólares, de anuncios, de promociones, de publicidad machacona y repetitiva, de comprar espacios en los programas televisivos de información general, un círculo vicioso en el que tratando de emular fenómenos de taquilla del pasado (las colas para ver Tiburón, por ejemplo, en los cines americanos, duraron varios días e incluso ocasionaron disturbios) se produce una sobredosis de atención en cuanto a los envoltorios del cine y muy poca a la profundidad, se dedica gran parte del presupuesto a estrellas de sueldos caros, en campañas multimillonarias, en lugar de a la seriedad y grado de perfección de su contenido, lo cual a su vez, en el momento de la venta, produce una necesidad acumulada de publicidad «engañosa» y un deber de reinversión con la intención de dar gato por liebre, o al menos de tapar al gato, de tal manera que pervierten insistentemente la cultura y educación cinematográfica de espectadores de todo el mundo que ya han perdido la costumbre de apreciar el cine como arte y buscan en él un mero entretenimiento a olvidar como se olvida una partida de un videojuego, de forma que los productos banales tengan un mercado asegurado. Puede que Spielberg y Lucas sean grandes creadores (más bien lo fueron), puede que algunas de sus películas sean estupendas, incluso parte de la Historia del cine, pero también son los precursores, probablemente sin pretenderlo, de una forma de banalización del cine que le ha hecho iniciar una cuesta abajo hacia una desaparición que la irrupción de las nuevas tecnologías y la actitud esclava de los grandes estudios para con ellas sin duda va a ayudar a acelerar, al menos en Estados Unidos, por no hablar de los irreversibles efectos que tal tendencia puede provocar, y de hecho ya ha provocado en cantidades ingentes de aficionados, en la capacidad del espectador para apreciar el buen cine.
Menos mal que nos queda el resto del mundo.

36 comentarios sobre “Cine en serie – Star Wars

  1. Yo debo reconocer que soy un fan empedernido de la primera trilogía, no así de la segunda, de la cual solo salvaría determinados pasajes, y creo que tienes razón cuando das en el clavo al afirmar que la gran virtud de esta primera trilogía y su calado en toda una generación fue, a pesar de efectos visuales y todo lo espectacular qu era y aun es, precisamente de lo no mostrado, es decir, la gran virtud es ofrecernos un mundo que deja la sensación de ser tan extenso que es lo que le confiere el verdadero significado a esta trilogia bajo mi punto de vista. Aunque estoy completamente de acuerdo que tanto Lucas como Spielberg fueron responsabes, indirectos eso si, de la tendencia del cine más comercial hacia argumentos infantiles y completamente planos, siendo las grandes superproducciones actuales el producto directo de todo ello. Por otra parte debo reconocer que el cine americano aun me sigue proporcionando estimulantes sensaciones en gran parte de sus films, y que modestamente, opino que no está tan muerto como pueda parecer, siempre y cuando uno se aparte de Transformers y locuras varias.
    Excelente reseña, una vez más.
    Saludos

  2. Yo siempre he creído que Lucas se inventó eso de la trilogía de la trilogía para estirar «la borrega»..tampoco pasaría nada ¿no? no veo que problema hay en eso.
    Solo he visto la primera, y me parecen pelis fantásticas para pasar el rato lo reconozco. El resto, con permiso, me parece una «ida de la olla» para inundarnos con merchandising (y cuando digo inundar quiero decir inundar o maremotear)y atontolinar al personal (que por otro lado se deja hacer, incomprensiblemente).
    Nunca he entendido muy bien ese tipo de fanatismo por nada.
    En cuanto a la calidad del cine americano actual supongo que se ha convertido en lo que busca: una fábrica de dinero. No han puesto interés en otra cosa luego qué otra cosa van a conseguir. El día que realmente se preocupen por hacer buen cine…pues igual les sale de nuevo.
    Besos luneseros.

  3. Iván, seguramente tienes razón, el cine americano sigue siendo capaz de lo peor, y también de lo mejor. Pero, desgraciadamente, yo diría que cuando lo mejor se produce no es «gracias a», sino «a pesar de». En cualquier caso, para mí las muestras de decadencia son claras: en las dos o tres últimas ceremonias de los premios de la Academia, donde los críticos han alabado casi generalmente el gran nivel de las cinco candidatas, sin embargo para mí han sido muy decepcionantes; recuerdo especialmente «Crash», «Brokeback mountain», «Infiltrados», pero en realidad ninguna de las quince candidatas en las tres últimas ceremonias al premio a mejor película para mí es apenas algo más que interesante, y en la mayoría de los casos, ni eso.
    Gracias, Iván, por enriquecer el texto (y totalmente de acuerdo con lo de «Transformers»). Un abrazo.

    Magda, para mí el inolvidable es Chewbacca, incluso Yoda. Luke me parece un poco «niño-pera», pero indiscutiblemente la trilogía proporciona una buena lista de iconos irrepetibles. Pero es cierto que excepto Harrison Ford, el resto de los actores apenas ha trabajado después en nada que merezca la pena (Carrie Fisher, la princesa Leia, ha sido muchos años directora de las galas de los Oscar).

    LaMima, no es que haya un problema, pero es una tomadura de pelo, y a mí, con lo justito que voy de pelo, pues no me mola, sobre todo si tratan de convencerme de que todo estaba pensado hace treinta años y que no lo han hecho hasta ahora por no sé qué.
    Por otro lado, casi todo el cine americano está construido para la fabricación de beneficio; no se lo reprocho, el negocio está para ganar dinero, incluso con el cine. Lo que les reprocho es que quieran ganar dinero de forma facilona, creando productos zafios y alimenticios, por todo lo que comento más arriba.
    Besos helados.

  4. Puede que sea por el dicho este de «Segundas partes, nunca fueron buenas» Amí me gusta más Tiburón que Tiburón II
    Lucas, al igual que muchos escritores, empezó quizá por el final de la historia sin saberlo y una vez terminada sió cuenta de que su historia necesitaba un comienzo. Es lo mismo que ha sucedido en literatura con el «Código Davinci» u «Ángeles y Demonios»
    Ya que hablas de «series» en el título, y para que veas que segundas partes no son buenas, te pregunto ¿Qué relavancia tuvo la segunda parte de Knight RRyder», nuestro querido «Coche Fantástico», cuando quisieron retomar la serie en el año 2.000?

  5. Estimado Anónimo,me parece lógico lo que dices pero en este caso él empezó por el Episodio IV (así lo indica el letrero de inicio de «La guerra de las galaxias», luego se sobrentiende que había tres antes. Yo interpreto que posiblemente hubiera un tratamiento fílmico previo, pero nunca tres películas o tres guiones escritos y perfeccionados. ¿Por qué pues empezó por el IV y no por el I? ¿Por qué no lo advirtió en su momento y esperó 30 años?
    Pues sí, generalmente segundas partes nunca son buenas, al menos hasta que llegó Coppola con «El Padrino. Parte II».

  6. A mí me encanta la primera trilogía (históricament hablando). aunque igual que tú admito que esa admiración es en cierto modo, una forma de nostalgia infantil. De todas las maneras, entre estas tres yo me quedo con la primera y la segunda es la peor.
    Respecto a por qué comenzó por el Episodio IV, pues porque no existían los tres anteriores, pero seguramente antes de acabar el montaje se dio cuenta del tirón que iba a tener. O incluso como una estrategia narrativa más.
    Y también coincido contigo con respecto a la trilogía inicial. Es una pena que se pretenda paliar con exceso de efectos la falta de alma no ya de la historia sino de los personajes, del guión. Además, a mí me sobran los «microbianos», tanto con la fuerza y la fuerza y al final resulta que todo es por unos bichillos. Una pena.

  7. Entrenómadas, yo me lo pasaba de fábula viéndolas, lo cual no quita para que ahora uno se dé cuenta de lo simples que son. Pero como películas de aventuras, insuperable. En ese aspecto, yo también soy muy freak.
    Besos freaks.

    Minerva, fíjate tú que para la crítica y gran parte de los aficionados «El imperio contraataca» es la mejor, precisamente por la exploración psicológica de la mente de Darth Vader y Luke, y porque narrativamente es estupenda (es muy difícil filmar películas de transición y que a la vez tengan sentido narrativo por sí mismas). Puede que en lo de empezar por el Episodio IV tengas razón, es un caso extraño de previsión e improvisación.
    Y más razón que una santa en lo de los microbianos, una solución bastante chapucera.
    Un abrazo.

  8. Mi querido Alfredo, Alfred. Vaya por delante que me encanta este post, aunque sea en un fondo algo ‘complicado’ de leer. Al menos para mí. Ya te lo dijé el día de su estreno. Y aquí estamos, cerrando algo los ojos – a pesar de las lentes – para leer más y mejor.

    Estoy contigo que el cine de hoy en nada se parece al de ayer. Denota en nosotros algo de romantícismo que ahora no se lleva. A mí me da igual, pero sin aureola del corazón no podría ni vivir. Malviviría. Es verdad.

    El progreso es la palabra que me viene a la cabeza. Y ¿a tí? La sociedad crece en muchos aspectos pero está visto que Dondi (Don dinero) es lo que predomina de un tiempo acá. Y, claro, el cine es el reflejo de lo que sucede en nuestra sociedad.

    La trilogía me encanta, porque supuso unos adelantos tecnológicos nunca antes visto. Comenzó la era de los cachivaches estos que tanto proliferan, también a la hora de abordar el mundo del cine.

    Ganamos en efectos e historias, pero perdimos en lo artístico. Dices que Spielberg fue también artifíce junto con Lucas.

    Aquí he de lanzar una moneda a favor del gran Spielberg que nos ha traído verdaderas joyitas. Véase ‘La lista de Schindler’ que supuso que fuera homenajeado por la misma Academía. ¡A un judío como él!, fíjate. De todos modos que contradictorio, ¿Verdad? Los judios, verdaderos amos de hollwood, homenajeando a otro de su religión pero al que habían cerrado las puertas de un Oscar.

    Escribo judíos, por si acaso, con el máximo respeto del mundo. Tengo grandes amigos que profesan esta religión y son para mí, gentes llenas de vida y de misterio.

    Aclarado este punto, es verdad que el merchandising que rodea a esta serie es escándalosamente ‘envidiable’. Jejeje. Digo esto porque qué director de hoy en día, o productor, antes de decidirse por invertir o gastar en una película no hace cuentas y estudia las posibilidades que esa película vaya a ganar millones y millones de dólares. Ahora mejor en euros, qué esta más alto. Jejeje

    En fin, creo yo que ahora el merchandising no va reñido con el arte. Al menos no tendría que enfadarse ni ir contracorriente del progreso.

    Otra cosa es que, como bien dices, que todo este ‘DonDi’ entertainment erosine el verdadero arte que todos conocemos. Y aquí viene el problema: La industria del cine tiene cada vez más de ‘fábrica’ y menos de arte. Y es una pena.

    Abrazos solidarios

  9. Todavía recuerdo la escena como si fuese ayer: Vader le acaba de cortar la mano a Luke y luego dice: «Yo soy tu padre». Dios mío, qué horror, cuánto patetismo para un niño de 13 años como yo. Vaya culebrón, maravilloso culebrón fantástico. De la otra trilogía, de la modernita, prefiero no hablar 🙂

    Un abrazo

  10. Si si, estoy de acuerdo, el buen cine americano se hace digamos en la segunda fila de las grandes inversiones, aunque también debo reconocer que yo personalmente me he habituado a este hecho, debido a que muchas veces he pensado que si no hiciera una ruptura mental con el cine clásico saldría del cine actualmente con un cabreo monumental o cuanto menos con cierta desidia, no suelo comparar el cine clásico con el actual porque seria deprimente, pero tienes toda la razón del mundo, la primera linea del cine americano se muestra muy plana y mercantilista, aunque bueno, uno quizás hace bien en tomárselo a la ligera, igual que parece ser que hacen ellos al producir estas películas, y con suerte, esperar esa segunda linea de buenas películas. El cine ha cambiado, y debemos adaptarnos aunque nos cueste, a mi el primero debo reconocerlo.
    De todas formas, yo personalmente soy de la opinión que no es solo el cine americano el que ha cambiado, es decir, el cine de USA es peor que antaño, eso es indudable, pero también pasa con cualquier cinematografía mundial en mi opinión.
    Sobre lo que comentaba Diego, no es el hecho que Lucas o Spielberg sean malos cienastas, al menos para un servidor, sino que su visión del cine derivó hacia productos realizados a imitación de su obra por directores y profesionales menos capacitados de ellos. Es contradictorio que buenas obras crearan una cierta caida de calidad del cine, pero es evidente en mi opinión.
    Saludos

  11. Diego, auméntate el tamaño del texto hombre, que te vas a quedar bizco…!!!!!
    Creo que la palabra no es tanto «progreso» como «prisa». Hay prisa para todo, las películas tienen que ser vertiginosas, no dar respiro, ir de clímax en clímax, nada de reposo, nada de miradas detenidas, nada de recrearse en imágenes bellas y detallistas… Pero estamos generalizando, afortunadamente no todo el cine americano moderno es así.
    En cuanto a «La lista de Schindler», me parece una película buena, estupenda, pero tramposa, sobre todo emocionalmente.
    Un abrazo.

    Vale AdR, pero esa es la siguiente peli. De la segunda trilogía habrá un comentario el sábado, en la sección horrorosa.
    Un abrazo.

    Iván, estoy de acuerdo, la caída en la calidad es evidente y global, no sólo americana. Quizá es fruto de la caída de la cultura en conjunto, de la que el cine ha sido una parte fundamental en las últimas décadas.Fenómeno interesante a analizar, porque igual que con el cine sucede con la literatura o la pintura.
    Lucas o Spielberg no me parecen malos cineastas, son sus referentes los que no me parecen adecuados.
    Un abrazo.

  12. Jo, casi no puedo decir nada, ya está todo dicho: me gusta un montón la primera película de la primera trilogía, o sea, la de siempre, que vaya lío con tanta trilogía pasada, presente y futura.
    Me llama la atención y además no tenía ni idea de que hubiese una religión basada en los caballeros Jedi, ¿sus adeptos serán personas de gran sabiduría como en la película, o por el contrario serán del tipo hooligan?
    Besos.

  13. Star Wars tiene para mí una importancia vital.Cuando se estrenó en 1977 yo tenía trece años y no sabes el impacto que me causó.Grandiosa,espectacular,es decir,lo que se denomina en la ciencia ficción;space ópera.La película bebe de la imaginería de ésta novelas que tanto me gustaban,y,de los cuentos de hadas.Un granjero,un brujo,una princesa,un pirata,etc.Lo realmente extraordinario por parte de George Lucas fué hacer creíble todos éstos componentes en una década desencantada de todo.Star Wors sigue siendo su mejor película,lástima que la nueva trilogía carezca de la mágia de éste filme.¿Quién podrá olvidar a El halcón milenario? Mis sueños de infancia siguen estando en esos mundos ignotos para siempre.
    Un abrazo.

  14. Pues no sé Lucía, pero algo tuvieron que tomarse, porque no es normal. Padecí en directo el estreno de la versión remasterizada, rodeado de Yodas, guardias imperiales, algún Jedi y un par de Ewoks (que creo que no sabían que lo eran…), y sí, un poco hooligans me parecieron.
    Besos.

    Iván, no quedarían mal esos chicos con un sable láser danzando por ahí…

    Entrenómadas, mándame al bosnio que aún le voy a dar un par de tortas; ¿pues no le ha gustado estar en un guión de Almodóvar y ahora quiere vestirse sólo de mujer? Como le pillen los ayatolahs…

    Diego, siéntate, que me parece que va para largo…

    fmaesteban, precisamente citas su gran virtud, la modernización de una tradición que en el imaginario infanto-juvenil es tan antigua como el mundo, su presentación arrolladora y su forma definitiva. Su gran poder precisamente es ése, aunque la trama sea repetitiva o incluso folletinesca. Pero es lo de menos: es un elixir de la eterna juventud fílmica.
    Un abrazo.

  15. Buenas, no soy muy amigo de Star Wars en líenas generales, pero debo reconocer que la primera trilogía es verdaderamente genial. Supongo que de lo que no soy amigo es del fanatismo a su alrededor, algo irracional en algunos casos…

    En fin, lo que quería decir era que, siguiendo con el tema del post, leí creo que en libro ‘American gothic’ que, durante una entrevista a la esposa (o ex) de Lucas, ésta decía que, efectivamente, su esposo había cambiado el concepto de cine, había creado las franquicias. Y añadía que, viendo la calidad de las películas a partir de Star Wars, incluso le sabía un poco mal que Lucas hubiera estrenado la película.

    O más o menos eso… Si interesa, lo busco y lo transcribo.

    Un saludo! Buen blog!

  16. Es tan viejita la pelí, o yo recién hoerneado y calientico, que no me acuerdo haberla visto en cartelera, me refiero a la primera… de hecho no me acuerdo que le haya sido muy fiel a la adicción de las navecillas. En mi niñez lo primero era las de karate. Bruce Lee era mi ídolo….

    abrazos

  17. Gracias goethemola, vosotros sois los que lo hacéis bueno, en este caso, tu comentario complementa el sentido de lo que se pretendía exponer. Conozco la entrevista (si la tuviera disponible hubiésemos puesto algún extracto). En realidad, denota que lo ocurrido no responde tanto a un plan consciente, sino a una improvisación azarosa que incluso al propio Lucas sorprendió y se le fue de las manos.
    Gracias por tu comentario. Interesantísima aportación.
    Saludos.

    Fernando, lo mismo digo. Un abrazo sin comentarios.

    Malvisto, debemos ser de la misma edad, porque yo la única que vi en el cine, y muy chico, fue «El retorno del Jedi» (yo debía de tener seis o siete años). Yo no he sido mucho de kárate; yo era más de indios, en especial de los westerns que ponían en televisión los sábados por la tarde y que me perdía por tener que ir a esa cosa llamada catequesis… Hasta que, ya de mayor, logré ver «Fort Apache» no superé el trauma.
    Abrazos!!

    Eryx, memoria sentimental, dicen que se llama, nostalgia, dicen otros. Un abrazo.

    Diego, el bosnio, desde que se ha cruzado con Almodóvar, es más bien bosnia… Lo que me va a costar reconvertirlo.
    Un abrazo

  18. no recuerdo el título del libro en cuestión, pero el crítico de cine Carlos Pumares afirma que el guión de «La guerra de las galaxias» es un plagio muy descarado. No me extrañaría. Lo de empezar la serie por el cuarto capítulo, pues bueno, el negocio es el negocio, si segundas partes no suelen ser buenas, y las secuelas a menudo son desvirtuadoras y lamentables, ya hemos llegado a la época de las precuelas, que es el colmo. Por otra parte yo recuerdo con agrado infantil «La guerra de las galaxias», y creo que los nuevos episodios carecen del encanto original. Sí, quizá la decadencia del cine americano contemporáneo empieza en esta película. Un abrazo.

  19. Sí, sé qué libro es, lo que pasa es que a Carlos Pumares hay que hacerle caso a medias (como comprenderás, un tipo que a su edad gusta de hacer el freak, incluso vestirse de ficha amarilla de «Parchís», pues en fin). El tema es que Lucas ya lo vio en 1977, empezando por el IV. ¿O quizá no y todo es casual?
    Un abrazo.

  20. Me gustaría matizar algunas cosas que creo están equivocadas en la exposición del artìculo y tambièn revindicar algunas otras que no comparto:

    «…el enorme éxito de esta película de 1977 (y el de Tiburón, de Steven Spielberg, de un año antes) dio inicio, para quien escribe, al lento y progresivo declive del cine norteamericano hasta el casi completo desierto que vivimos hoy, y por ello, se ha ganado un puesto en esta sección..»

    Está claro que el cine de los 90 supone sin duda una de las etapas màs endebles cretivamente hablando, y seguramente una de las etapas màs denostadas por estudiosos y crìticos de cine. Junto a los años 60, el cine estadounidense sufre en estas dos décadas serias parálisis de originalidad. Pero decir que tras Tiburón y La guerra de las galaxias el cine ha entrado en declive me parece una temeridad. Me parece obviar la década de los 80. Una década e la que el cine encontró la combinación perfecta entre arte e industria (la eterna dicotomía asociada a este mundo, de la cual se retroalimenta continuamente) y que nos dejó grandes obras maestas cinematográficas que además son más que accesibles para todos los públicos.

    Por suerte George Lucas y Spilberg (dos de los mayores visionarios que haya tenido el cine) supieron reventar cualquier estructura predominante hasta entonces basada en el «boy mitch girl» para llegar a una nueva estructura basada en el «boy mitch father». A eso tenemos que añadir la osadía de Coppola y su padrino, el cual supuso un gran cambio a nivel industrial (sobre todo en cuanto a copias de estreno se refiere) y el talento de los jòvenes academicos que consigueron cambiar el cine estadounidense, como Scorsese, Bogdanovich o Peckimpack

    Gracias a dios que llegò la Guerra de las galaxias, cuando el cine norteamericano sufrìa una gran crisis creativa. Porque recordemos que esa generación (la de los 70) es la que cambió el cine a nivel mundial. Es la que supo unir entretenimiento y arte para todos los públicos, tal y como hizo anteriormete Hitchcock en Con la muerte en las talones. Así que me parece casi demencial darle la espalda a un largo proceso histórico en la historia del cine a películas como Tiburon, La guerra de las galaxias, el Padrino o Taxi driver, películas que ayudaron y contribuyeron a cambiar el concepto del cine (para servidor a mejor). Que después haya habido un declive creativo es otro asunto, pero sin duda alguna, no es herencia de cualquiera de las obras maestras citadas anteriormente.

    «…hacían impensable el éxito de una película de ciencia ficción, género comúnmente asociado a la serie B, a las películas de alienígenas o las chapuzas de Ed Wood».

    Tengo que puntualizar que acudiendo a los libros que hablan sobre narración y géneros cinematográficos, la ciencia ficción sí ha sido un género asociado a la serie B, pero la gerra de las galaxias (en contra de la creencia común y obvia) no es una película que pertenezca a este género. Explico porque. Pese a que en su marco diegético la guerra de las galaxias sí está basada en hechos científicos, no posee un caracter científico en su forma ni en su planteamiento (recordemos el uso de la fuerza, los midiclorianos, la «no -ingravidez» de cualquier personaje en una nave espacial, o el «hace muchos años, en una galaxia lejana…» que da comienzo al film). Elementos todos que convierten a la guerra de las galaxias en una de las mejores películas de AVENTIRA FANTÁSTICA que se han creado jamás. Así pues señores, en contra de la creencia común, la guerra de las galaxias, pese a transcurrir en el espacio está muchó más próxima de El señor de los anillos o Narnia en cuanto a género se refiere que de 2001:Odisea en el espacio o El planeta de los simios.

    Puntualizado esto que considero importante me gustaría revindicar el géne de la ciencia ficción que gracias a dios, y si se sabe leer entre líneas, nos dejó una gran reflexión sobre la amenaza externa en pleno período de la guerra fría a mitad de siglo y el miedo a la bomba atómica, que ningún otro género se atrevió a retratar. Veáse El increible hombre menguante, Ultimátum a la tierra o La guerra de los mundos. Películas que subliminalmente hablaban sobre ese miedo al anémigo atómico.

    Espero no haber levantado muchas ampollas con estas palabras, pero no podía quedarme callado ante según que opiniones vertidas en este post.

    Un saludo y que la fuerza os acompañe!

  21. No te apures, Nacho, precisamente todo esto es para debatir. Me gusta lo que dices, sobre todo porque es lo mismo que digo yo. El lento declive del cine americano al que me refiero es precisamente la década de los 80, donde, si no a la perfección que tú indicas, sí se conjuga el cine como arte con el cine como negocio de entretenimiento, pero donde la batalla la gana por fin el segundo, lo cual nos lleva a la pésima década de los 90 que dices y al actual siglo XXI. Es decir, que los Bogdanovich, Coppolas y demás que nombras pierden en detrimento de los Zemeckis, MacTiernan, y cía. Desde luego a Zemeckis le cuesta menos reunir dinero para rodar que a Coppola, como sabes bien. Por otro lado, no abomino del hecho de que exista «Star Wars», sino de algunas de sus pésimas consecuencias. Y por cierto, no he mencionado a «Taxi Driver» ni a «El Padrino» (a las que no doy la espalda, no sé de dónde te sacas eso) que sí es cine con mayúsculas (como «Star Wars») pero cuya senda se ha ido diluyendo, no así como en este caso en que la imitación casi es un género en sí. Véase «Matrix».
    En cuanto al género de ciencia ficción, dices lo mismo que yo, o sea, que este género era de serie B hasta que llegó «Star Wars». El sentido de este párrafo es ilustrar por qué los productores no daban un duro por la película. Y vistos los antecedentes no se les puede reprochar.
    Y en cuanto al resto de lo que apuntas me parece más que correcto.
    Por cierto, cuando hablas de «Con la muerte en los talones» no olvides que es heredera precisamente de «39 escalones» y que no habría existido sin ella.
    Por otro lado, el género de ciencia ficción tiene muchas aportaciones, no lo discuto, incluso varias obras maestras («Blade runner», sin ir más lejos), pero no puede obviarse que quizá, junto con el de terror y probablemente el western, sea el que más bacalás contiene. Incluso algunas de las que nombras en realidad son películas más políticas que de ciencia ficción. A mí es un género en el que encuentro poco que salvar, y desde luego, al que responsabilizo de muchas de las razones por las que el cine está a punto de dejar de serlo, aunque argumentarlo llevaría demasiado espacio en este momento.
    Un abrazo, con poca fuerza.

  22. Lo de Taxi Driver y demás efectivamente me lo saque de la manga, para ilustrar como esta generación cambió el cine estadounidense. Veo cierta anidmaversión hacia el un género que yo por otra parte reconozco que adoro y que me ha dado algunos de los mejores momemntos que recuerdo en el cine, como es la ciencia ficción. Es por eso que quiza me puse tan puntualista con lo de Star Wars y el género.

    Me encantará leer (si algún día lo posteas) porque el cine le debe parte de este declive a la ciencia ficción, cuando recordemos que recientemente se han dado algunos de los mejores títulos que conoce el género como Matrix, Olvidate de mí, Jurasic Park o Código 46 por nombrar algunas y muy distintas películas que hacen que este género todavía tenga mucho que aportar a nuestras mentes enfermizas de películas que voltean la realidad para modificarla y ofrecernos una mejor o peor según el caso.

    Más bien creo que el cine está en declive por una falta de autoría en la realización, que por otra parte es deudora de una falta de clara política en los estudios norteamericanos. Curiosamente cuando mayor autoría había en Hoollywood según los compañeros de la nouvelle vague, más fuerte pisaban los ya desaparecidos grandes estudios, lo que haría replantearse si los grandes estudios eran los verdaderos autores de las peliculas…aunque ese es otro tema.

    Lo dicho, espero ese post, e insisto…que la fuerza te acompañe!

  23. Nacho, en realidad no hay animadversión alguna a ningún género; sin los géneros no hubiera habido cine (bueno, quizá a la comedia romántica sí le tengo aversión). Coincido contigo en la causa del declive de Hollywood, pero también añado que precisamente la nula originalidad viene de una autolimitación; si sólo acepto películas de determinado perfil para la obtención de determinado resultado, obviamente la repetición, la escasez de novedades, al final me cierra el campo. Y precisamente una salida es la explotación mayor de los géneros, pero otra es también la diversificación de públicos: si sólo acepto películas (o series de TV) para todos los públicos, o sea, para que me dejen dinero en taquilla desde los 7 a los 90 años, se pervierte el producto en aras de la eliminación de material que pueda soliviantar a parte de ese público.
    Por otra parte, ese declive no sólo es responsabilidad de los géneros ya caducos o gratuitos, sino de la nula originalidad a la hora de enfocarlos. Como te decía, el género es el contenedor que peores productos ofrece, pero no olvidemos que muchas de las grandes obras maestras también son cine de género. Por ceñirnos a la ciencia ficción, yo personalmente, no salvaría ninguna de las cintas que citas, ni siquiera «Matrix». Pero hay grandes obras del género, por supuesto, aunque no muchas: «Metropolis», «2001, una odisea del espacio», «Star Wars», «Blade Runner» y «Alien» (si la consideramos de este género, y no de terror). Y poco más. Yo no creo que la ciencia ficción, ni en la literatura ni en el cine sean «películas que voltean la realidad para modificarla y ofrecernos una mejor o peor según el caso» sino obras que hablan de nuestra realidad, que si bien partiendo de un mundo irreal hablan concretamente de nosotros hoy, y creo que ese es el principal baldón del género, sobre todo si, como sucede con «Matrix», con el pretencioso barnizado de crear una película metafísica el producto termina derivando en una simple película de acción y violencia, aunque su estética sea apabullantemente extraordinaria, lo cual por sí no aporta gran cosa. Más bien al contrario, porque si la estética de «Matrix» puede ser su gran aporte al cine, el mal uso, las malas copias, el hecho de que ahora toda película tenga por necesidad que retocar digitalmente esto o aquello, sí que es un elemento de decadencia. No tengo animadversión por la ciencia ficción, pero sí al uso del ordenador cuando no hace falta ni hay motivo.
    El problema de las películas de género es que si no se hacen bien, si no contienen algún valor extra que supere los límites del propio género, suelen terminar derivando en clichés repetidos, si no en parodias o en películas casi caricaturescas.
    Un abrazo, con fuerza, si es preciso.

  24. Pues la verdad cada quien ve Star Wars como quiera…pero a mi me fasina…es cierto que Hollywood se ha hecho rico por esto al igual que George Lucas…pero al menos yo considero que Lucas logro su Independencia porque la historia concuerda con las 6 peliculas…y al menos a mi no me ha defraudado mas que algunas aspectos que no quedan tan bien planteados…pero como sea Star Wars ha marcado un aspecto importante en mi vida…pero no quiere deecir que son fanatico o que tenga obsesion como tal…de hecho lo unico que conservo de Star Wars son las peliculas y un sable de juguete……

    Y

    QUE

    LA FUERZA LOS ACOMPAÑE…SIEMPRE….

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