Diálogos de celuloide – Los viajes de Sullivan

¿Cómo puedes hablar así, en un momento como este, cuando el mundo se está suicidando, cuando en las calles se amontonan los cadáveres, cuando la muerte te acecha en todos los rincones y la gente es sacrificada como un rebaño de ovejas?

A lo mejor quieren olvidar todo eso.

¿Entonces por qué esta [obra] estuvo cinco semanas en el music-hall? ¿Para los acomodadores?

En Pittsburg fue un fracaso.

Un fracaso total.

¿Y qué entienden en Pittsburg?

Saben lo que les gusta.

Si supieran lo que quieren nadie viviría en Pittsburg.

Sullivan’s travels. Preston Sturges (1941).

15 comentarios sobre “Diálogos de celuloide – Los viajes de Sullivan

  1. Los viajes de Sullivan es una buena película con un mensaje genial (y eso que no nos gustan las pelis con mensaje ni los cuentos con moraleja pero ahí estamos bebiendo de todos ellos): la vida es demasiado mísera, triste, cruel, perra y puta vida…, así que Sullivan tú que tienes el don de hacer reír, de crear películas divertidas, no sabes el valor que tienes. Haz el favor, no te pongas serio porque provocar una risa en momentos desesperados o tristes es muy pero que muy importante.
    Bonita lección.
    Yo siempre lo he dicho me encanta la gente que me hace reír a carcajadas.
    Besos
    Hildy
    PD: Por cierto ¿alguien ha estado en Pittsburg?

  2. Pues, obviamente Raú, pittsburgalés…

    A mí, mi querida Hildy, me gusta más la primera mitad, más socarrona, ácida y aguda. Luego, cuando entramos en el terreno del mensaje serio, no puedo evitar verle la moralina por todas partes, un romanticismo un poco de postal.
    Hacer reír -cuando se quiere- es una auténtica bendición. Yo, que no se me da mal de vez en cuando y según el público- me considero un afortunado.
    Besos
    PD: yo no iría a Pittsburg ni con el billete regalado

  3. Al decir eso, Marcos, he repasado la primera frase y me he dado cuenta de que ponía «rebajo de orejas…». Fíjate tú, el que dice que hay que repasar los textos… Ay, madre.
    Un abrazo.

  4. Esta sección, Alfredo, van a acabar prohibiéndotela, ya verás: la asociación de guionistas o algo así. Seguro. O el Ministerio de Cultura, por provocar a las neuronas. Lo llevas claro…. 😉

    Eso sí: cuenta con mi solidaridad: una buena hogaza con lima incluída…

    Saludos.

  5. Gracias, Roberto. Si no la has visto, te la recomiendo vivamente. La segunda mitad es más seria, formal y moral; pero la primera es de un humor rápido, ágil, desbordante. Y con muy mala baba…

    Menos mal que a uno los amigos no le faltan… Más de una vez lo he pensado, que como se entere la Sinde… Pero, de momento, aguantamos. Eso sí, que la lima sea un poco grande, a ver si la cosa va a generar confusión entre el resto de los presos y termino haciéndome demasiado popular entre rejas…
    Saludos.

  6. ¿A qué no sabes quién vivía en Pittsburgh y claro tuvo que irse de allí? Sean Thornton, que se convierte en el hombre tranquilo y prefiere mil veces más irse a vivir a Innisfree…
    Besos
    Hildy

  7. Vaya, pues no lo recordaba, mi querida Hildy, menos mal que aquí estás tú para recordarlo… No me extraña que se marchara: basta con comparar los nombres, Innisfree y Pittsburg. Claro, que con Innisfree casi nadie puede competir.
    Besos.

  8. Pues va a ser que sí, Dante, al menos se les ha de quedar una cara muy parecida…
    Abrazos.

    Vaya, David, lo siento. No parece haber ningún error inherente a la web (yo la cargo varias veces al día en distintos ordenadores y no me da problema alguno).
    La película, sobre todo en su primera mitad, contiene guindas como ésta a puñados…
    Saludos.

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