Vidas de película – Sal Mineo

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La vida de Salvatore -Sal- Mineo bien podría haber sido llevada al cine como ejemplo de una existencia rodeada de símbolos de fatalidad finalmente convertidos en ineludible realidad, como si un director de renombre, auxiliado por un competente diseñador de producción y un escenógrafo de primera hubieran hecho confluir sus talentos respectivos para contarle al mundo la singladura de un joven que, tratando de huir de un ambiente marginal que le persiguió incluso durante su carrera cinematográfica, terminó sucumbiendo, entregándose, como si su destino se hubiera jugado siempre con cartas marcadas.

Nacido en el Bronx de Nueva York en 1939, sus padres eran inmigrantes italianos; primer símbolo: Salvatore Mineo padre se ganaba la vida fabricando ataúdes. Intentando escapar de la dinámica marginal y de delincuencia en que se veían irremisiblemente envueltos los muchachos de su edad, el joven Salvatore buscó en el ambiente artístico una salida menos tremendista y, tras estudiar danza y actuación, consiguió aparecer en algunos musicales de Broadway. Gracias a ello, debutó en el cine de la mano de Joseph Pevney en su intriga Atraco sin huellas (1955) justo antes de encarnar uno de sus personajes más célebres, quizá el más conocido por el gran público, el del joven inadaptado Platón (segundo símbolo) en Rebelde sin causa (Nicholas Ray, 1955), junto a James Dean y Natalie Wood, papel que le valió una nominación al Oscar al mejor actor de reparto. Tercer símbolo: Marcado por el odio (Somebody up there likes me, Robert Wise, 1956), crónica de ambiente pugilístico con apuntes de drama social protagonizada por Paul Newman.

Conocido por protagonizar escándalos y ser fuente de numerosos rumores de naturaleza íntima, tanto heterosexuales como homosexuales, también desarrolló a finales de los años cincuenta una breve pero intensa carrera como intérprete de rock’n’roll al ligar su imagen a los personajes rebeldes y excluidos que interpretaba en el cine. Esa vena musical le sirvió para dar vida al batería de jazz Gene Krupa en su biografía de 1959. Tras aparecer de nuevo junto a James Dean en Gigante (Giant, George Stevens, 1956), obtener una nueva nominación al Oscar al mejor actor de reparto por Éxodo (Exodus, Otto Preminger, 1960) -cuarto símbolo-, otra vez con Paul Newman, formar parte del extenso y famoso elenco del título bélico El día más largo (The longest day, Ken Annakin-Andrew Marton-Bernhard Wicki, 1962) -más símbolos- e interpretar a otro inadaptado, sin sitio ni identidad -el símbolo definitivo-, un blanco raptado por los indios y convertido a su raza para John Ford en El gran combate-Otoño cheyenne (Cheyenne Autumn, 1964), la carrera de Sal Mineo se vio seriamente frenada.

Apartado del cine muy joven a causa de las complicaciones derivadas de su vida personal, Sal Mineo fue asesinado de una puñalada durante una pelea callejera el 12 de febrero de 1976. Tenía 37 años.

11 comentarios sobre “Vidas de película – Sal Mineo

  1. Siempre que veo una fotografía de Sal Mineo… me acuerdo de Terenci Moix.

    Sí, vida de cine y vida triste… sé que es una leyenda pero precisamente no acabaron nada bien los tres protagonistas de REBELDE SIN CAUSA… ni fueron muy felices algunos de sus secundarios o Nicolas Ray. Da tristeza ver alguna fotografía de los tres, Dean, Mineo y Wood fuera de rodaje… y saber lo que les iba a deparar el futuro a cada uno.

    Besos
    Hildy

  2. ¿Y por qué? Pero si no se parecen… Es broma.

    Bueno, el cine está lleno de casos de este tipo. Creo que no llegan a ser muy diferentes de lo que es una vida común y corriente; es más el poder de choque que tiene con nuestra apreciación de ellos: la vida de lujo, fama, notoriedad y su presencia en nuestra memoria cinéfila es lo que nos hace más impactante y llamativa la deriva triste de sus vidas personales.
    Besos

  3. Uno de esas estrellas que murieron jóvenens (como James Dean) pero que no han trascendido de la misma manera, quién sabe por qué. El caso es que recuerdo muchas de sus películas, como la biográfica de Krupa, las que rodó junto a Dean y la de Ford. Una vida intensa. Me hubiera gustado escucharlo en su faceta roquera. Abrazos.

  4. Un ejemplo más de lo difícil que puede llegar a ser controlar el famoseo y la popularidad que aparecen y desaparecen sin que el sujeto sepa muy bien porqué. Controlar la notoriedad pública no debe ser fácil y digerirlo con calma mucho menos; algunos quedan en el camino, como el pobre Sal Mineo, que hubiera podido llegar a ser uno de esos secundarios imprescindibles, Alfredo, como lo fue el loco de Dennis Hopper que acabó siendo más que respetable temible compañero de escena.
    Un abrazo.

  5. Triste, sí, Celebes, pero, como suele decirse, «se veía venir». Fue un chico demasiado inestable toda su vida. Incluso en la artística.

    Ya lo decía la profesora de baile de «Fama», amigo Josep. Debe de ser muy difícil eso de abstraerse de la locura de la fama, de la adulación, del dinero ganado sin aparente esfuerzo… Hay que tenerlos muy bien puestos para soportarlo bien. Me refiero a los principios, claro.
    Un abrazo.

  6. Lástima la pérdida de Sal Mineo. Un tipo que da una gran réplica a James Dean en la incomparable «Rebelde sin causa».

    Aunque participó en «Gigante», «Marcado por el odio» o «Éxodo» (buenas cintas) su papel más famoso fue en «Rebelde…» y no me extraña.

    Podía haber sido un grande con carrera excepcional.

    Abrazo. Gran recordatorio, Alfredo.

  7. Voy a repetir un sacrilegio que cometo de vez en cuando: James Dean está sobrevalorado.
    Tenía un aspecto muy característico que quizá también le lastró lo suyo a la hora de ir creciendo, en edad y como actor. Quizá fuera de esos papeles de jóvenes problemáticos tenía complicado lo de dar la talla. En todo caso, no tuvo muchas ocasiones para intentar demostrarlo. Lástima.
    Un abrazo

  8. Como siempre, muy interesante tu sección «Vidas de película», que permite descubrir aspectos desconocidos del reseñado, además de resultar todo un homenaje-recuerdo.

    Coincido en que Sal Mineo, además del papel que le encumbró en «Rebelde sin causa», demostró sobradamente su calidad como intérprete a largo de su filmografía, aunque fuera como secundario. Nos quedaremos con la duda, si no lo hubieran encasillado en personajes dramáticos, de su versatilidad como actor cómico.

    Hace un tiempo volví a ver en DVD la saga fílmica de «El planeta de los simios», que en su día pudimos ver en TVE, y me llamó la atención que encarnara uno de los tres simios que inician la historia de «Huida del planeta de los simios» (el Doctor Milo, que acompaña a la Doctora Zira y a Cornelius), aunque no lo reconozcamos con el maquillaje. Por lo visto fue su último papel en el cine.

    Saludos blogueros desde
    http://www.atmosferacine.com

  9. Muy buen apunte. Estaba tan «monísimo», que se nos había pasado…
    Otra carrera truncada que no sabemos qué pudo habernos traído. Pero, también es cierto, que dependía quizá excesivamente de su aspecto, y que a partir de ahí las reconversiones siempre son complicadas.
    Saludos.

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