La tienda de los horrores – Las mujeres-gato de la Luna

Esta sección se viste de gala para recibir a posiblemente una de las peores películas de todos los tiempos, nada menos que Las mujeres gato de la luna (1953), dirigida por Arthur Hilton (nada que ver, en principio, con los hoteles) y protagonizada por Marie Windsor, Sonny Tufts, Victor Jory y un catálogo de increíbles mujeres gatuno-selenitas. La película lo tiene todo para ser un absoluto bochorno: un guión lamentable repleto de situaciones ridículas, un reparto nefasto que hace lo que puede, o sea, nada, con un texto delirante, una escenografía de todo a cien y unos efectos especiales que son simplemente defectos sin especialidad alguna. Es una cosa tan extraña, tan impresentable, tan asombrosamente extravagante, que casi hay que verla.

Las mamarrachadas comienzan desde el principio, con la primera escena: una nave espacial tripulada por cinco astronautas, cuatro hombres y una mujer, va camino del satélite de la Tierra. Los primeros minutos no tienen desperdicio: el lenguaje pseudo-técnico relacionado con la travesía espacial, la comunicación con el mando terrestre y la “artesanal” presentación de los personajes sólo tienen comparación con la nulidad de los efectos especiales y la horrorosa ambientación espacial: esta nave no es más que el decorado de una oficina de mediados de los cincuenta, con sus archivadores, escritorios, sillas con ruedas, lámparas, relojes y demás, eso sí, con unas hamacas que, colgadas de las paredes, hacen de habitáculo de descanso para los tripulantes. Pero eso no es lo peor, porque la llegada a la Luna supone el hallazgo de una inmensa cueva de atmósfera similar a la Tierra, es decir, con oxígeno respirable por los humanos, en la que, tras el descacharrante ataque de unas arañas gigantes y peludas que parecen Trancas y Barrancas (no perderse esta secuencia, de verdad, es de lo “mejor” que se puede ver, y se verá nunca, en una pantalla), los astronautas descubren una civilización únicamente compuesta de mujeres-gato con poderes telepáticos. De hecho, ahí radica el secreto que gobierna esta extraña misión: son ellas, con su influencia telepática, las que han provocado el envío desde la Tierra de la nave y la inclusión en ella de Helen, la astronauta, con el fin de, ejerciendo sus poderes, convencer a los tripulantes de que las lleven a la Tierra y así huir de su abandono en el satélite, con la voluntad, eso sí, de controlar telepáticamente los cerebros de todos los seres humanos y así dominar el planeta desde su llegada… Creo que si cualquier grupo de niños diseñara una fantasía similar para sus juegos, sus padres no dudarían en encerrarlos en el frenopático más próximo.

Que conste que Hilton no era ningún inútil. Arthur Hilton había sido montador de dos excelentes películas, Perversidad de Fritz Lang y Forajidos de Robert Siodmak, entre otras, y conocía a la perfección el arte de contar buenas historias. Sin embargo, la primera escena del film, ya comentada, se las trae, pero sólo es el principio de lo que sigue. Porque los ingredientes que aderezan la trama, como el triángulo amoroso de Helen y dos de los astronautas, la jerga científica inventada que utilizan en su misión, los defectos especiales y, por encima de todo, el lenguaje y las actitudes de seducción de las mujeres-gato para “llevarse al huerto” a los tripulantes masculinos, son de lo más absolutamente carcajeante que puede disfrutarse en una película pretendidamente seria que deriva en involuntaria comedia absolutamente delirante. Algo que contribuye no poco a la estética horrorosa del film es su rodaje en 3D (justo, eso que algunos se creen que inventó James Cameron pero que tuvo su edad dorada en películas de los años cincuenta como Crimen perfecto de Alfred Hithcock, Hondo, con John Wayne, La bella del Pacífico, con Rita Hayworth y Charles Bronson, o Los crímenes del museo de cera, de André de Toth, con Vincent Price, Charles Bronson); gracias a ello la cutrez del conjunto puede percibirse más a primera vista que nunca (sí, las 3D fueron paulatinamente abandonadas porque no ofrecía cualidades técnicas que mejoraran las historias o supusieran o aumentaran avances en las posibilidades narrativas o artísticas)

Bodrio sin remisión y sin redención posible, carece de virtud alguna en su guión o en sus interpretaciones. La tensión amorosa no existe, las selenitas carecen de una efectiva y adecuada caracterización gatuna (tanto podrían ser mujeres-grillo, mujeres-elefante o mujeres-cabra montesa con rizos, es igual), los personajes masculinos, espantosamente interpretados, son de chiste barato, y el presupuesto no les ha dado ni siquiera para una luz, una explosión o una apariencia espacial digna.

Entre toda morralla, un acierto: la inclusión de hermosas mujeres entre la población lunar, como Marie Windsor (recordada por su personaje en Atraco perfecto de Stanley Kubrick), Carol Brewster o Susan Morrow. En definitiva, una película tan bochornosamente mala, con una propia conciencia de sí misma y de su horripilancia, que hay que verla para poder creerlo. La recomendamos encarecidamente. Es una experiencia inenarrable.

Es tan mala que esta vez no imponemos ninguna condena; bastante fue hacerla… Únicamente lamentamos que ninguno de sus integrantes consiguiera jamás una estrella en el Paseo de la Fama, sin duda por falta de calderilla disponible. Ya se sabe, una vez superada la Edad de Oro de Hollywood, y si alguien pensaba que a Penélope Cruz le habían puesto una estrella en la acera para que todo el mundo la pisotee por sus méritos artísticos (al menos por los cinematográficos, porque otros méritos privados sí le han otorgado allí otra clase de fama), les recordamos que esas estrellas se compran. Eso sí que es un horror…

22 comentarios sobre “La tienda de los horrores – Las mujeres-gato de la Luna

  1. … Es tan descabellada, desproporcinada e incoherente la peli que nos muestras que a lo mejor incluso tiene su encanto.

    Por cierto me has hecho recordar con eso del 3D la película de HONDO que me gustó bastante (aunque la vi en DVD y en 2D, claro). Fue toda una sorpresa dentro de las películas de Wayne (como supuso mi encuentro con EL ÁNGEL Y EL PISTOLERO).

    Mi querido Alfredo…, si te he entendido bien, me has parecido muy pero que muy cruel con Pe. Atención, pregunta, ¿no hay nada interpretado por Penélope Cruz que rescatarías? ¿No hay ninguna película que la tenga por protagonista de la que hablaras con pasión? Ay, ay… que me sale la vena Luna Nueva…

    Y te digo una cosa, creo que en Hollywood no está desarrollando bien su carrera cinematográfica… y creo que podría a aspirar a bastante más.

    Besos
    Hildy

  2. Hilton dirige a Windsor…y sin hoteles de por medio. En fin, yo que creía que estábamos ante una mala versión de «Cat people» pero ni siquiera llega a ser eso. Es tan grotesca que…¿hay que verla? Por cierto, no sabía que esas estrellas se compraban. Supongo que hubo un tiempo en que no fue así. un abrazo.

  3. «Hondo» está bastante bien, mi querida Hildy, y si te fijas bien, aun cuando la hayas visto, como yo, en 2D, se nota muy claramente que hay momentos y acciones que están directamente ligadas a las 3D.
    Efectivamente, Penélope podría estar desarrollando mucha mejor carrera… en Europa. Empeñada en parecerse a una estrella de la antigua usanza, se ha lanzado a hacer las Américas, en un 99% de las veces, a través de películas absolutamente lamentables en las que se limitaba a hacer de busto parlante. Yo siempre he pensado que su categoría como actriz, la que sea, se demostrará (y lo pongo en futuro, que conste) en Europa. Respondiendo a tu pregunta, nada de lo que ha hecho en América, ni su Oscar, valen la pena. De lo que ha hecho en Europa, me quedo con esos papeles de jovencita ingenua y graciosa, incluso tierna y entrañable, como en «Lluvia en los zapatos», «La niña de tus ojos», o incluso de imitadora de todo a cien de Sophia Loren en «Volver». Pero, a diferencia de su esposo, me temo que es una de esas estrellas construidas a golpe de marketing. Dos cosas juegan muy en su contra: una belleza más que discutible, y una voz horrorosa (hasta la doblan en sus anuncios de tinte). Una juega a favor: sus ganas de aprender y de crecer. Veremos a una gran Penélope, sin duda, pero será cuando se olvide de que ha de ser una estrella, y se concentre únicamente en ser actriz.
    Besos

    Es que a la Luna todavía no ha llegado el pocero, Marcos, aunque todo se andará…
    Hay que verla, de verdad, para creerlo, Marcos.
    En cuanto a las estrellas, todo en Hollywood se compra y se vende. Desde siempre.
    Abrazos

  4. Pero, ¿qué cojones es ésto? ¡Existe realmente esta película? La imagen que has puesto ya lo dice todo.¿Has entrado a alguna vez en esas tiendas que regenta los chinos? Hay estanterías con películas plastificadas de cuyas carátulas y títulos me producen un estado psicodélico. A veces creo que son películas filmadas por los mismos chinos del bazar.Y lo bueno es que hay western,ciencia ficción,etc. Ves y observa,amigo,si no lo has hecho ya con esta película.

    Un abrazo.

  5. Real como la vida misma, amigo mío, te lo prometo.
    Tengo una larga experiencia en tiendas de chinos, amigo, siempre en contra de mi voluntad, pero eso es otra historia… La cuestión es que, en efecto, en materia de DVD allí dominan las series Z, aunque, no te lo vas a creer, ¿sabes qué encontré una vez por 1 euro enmedio de un montón de libros de desguace? Nada menos que «El sueño eterno» de Raymond Chandler. Obviamente, los chinos no sabían lo que era, porque de saberlo no lo hubieran tenido.
    Abrazos

  6. Admiro tu capacidad de recuperación después de meterte semejante truño entre pecho y espalda.
    Por mucho que digas que hay que verla ,para creer que existe algo tan horripilante,ni se me ocurrirá…
    Me ha fastidiado ver el año 1953 ,es un año al que le tengo un cariño especial.
    Saludicos.

  7. Confirmo que esa cosa existe porque me acuerdo muy vagamente de ella: eso de las cuatro tías de negro que se esperaba fueran gatas y acaban siendo vulgares me suena tanto como una luna demasiado terráquea incluso a ojos de un infante, porque es el tipo de películas que nos pasaban en el cole: en esas sesiones infantiles tambén pude ver joyitas como ¡Them!

    Entonces no existía el vhs ni la tele en color y de vez en cuando cosas como ésa alborotaban la sala porque, evidentemente, de tan mala conseguía que nadie prestara la más mínima atención ni guardara silencio.

    Otro día puedes tragarte alguna de aquellas entrañables aventuras del enmascarado de plata con seres fantásticos y así haces el tiquet completo, Alfredo, pero tómate un malta antes y….. otro después… 😉

    Un abrazo.

    p.d.: lo de las estrellas viene a ser como los premios a empresas, isos incluídos: pura mercadotecnia y tiparracos que ganan una pasta por el morro del invento… cuando me enteré, me quedé de pasta boniato: inocente que es uno…

  8. Uf, no sé si aceptar tu sugerencia, Josep, porque ésta ha estado a punto de acabar conmigo… Jopé, qué colegio, por cierto.
    Estamos creando un mundo más de apariencia que nunca: las cosas ya no son como son, sino como te las venden. No sé cuánto podremos aguantar.
    Un abrazo

  9. Esta película es uno de esos bodrios que hay que ver, sin ninguna duda. Qué grande es el cine…

    Y sí, las estrellas se pagan. Me acuerdo que lo contaba Antonio Banderas, que le había hecho ilusión de lo de la estrella, pero que cuando se enteró que había que pagar, dijo, coño, esto tenía truco…

  10. Pues ya ves, en programas dobles para circuitos alejados de las grandes ciudades, zonas rurales y suburbios, salas que vivían de proyectar estas cosas antes de que en los setenta cambiara el sistema de distribución y exhibición en USA. En fin, que, como dijo el torero, «hay gente pa tó».

  11. La verdad, compa Alfredo, es que no deja de asombrarme tu “capacidad de sacrificio” (lo que ha de hacer uno por sus lectores, eh…?) y que no cejes en el empeño de meterte entre pecho y espalda bodrios de este calibre para, sobre la base de ellos, brindarnos crónicas tan ácidas como desternillantes. Eso sí, más me asombra que, a día de hoy, y desde que te sigo (hace ya algún tiempo), aún no te haya saltado a la yugular ningún friqui de estos que reivindican cuál perlas incomprendidas productos de esta ralea (que los hay, te lo puedo asegurar, y bien que los debes conocer, es difícil no toparse con ellos, más tarde o más temprano, por estos ciberpagos). En cuanto al tema de Pe, suscribo de Pe a Pa (ya que estaba el chiste a huevo…) lo que afirmas sobre ella (con la única salvedad de lo de ‘Volver’, donde creo que está horrorosa; es como si me pones a mí a hacer de George Clooney, o similar…), y que yo haría extensivo, sin matiz de mayor calibre, al caso del amigo Banderas. En fin…

    Un fuerte abrazo y buena semana.

  12. Es una labor de salud pública, Manuel, no quisiera yo que un espectador inadvertido cayera en las garras de esta mujer-gato…
    Yo es que lo de Pe en esa película lo entiendo como una parodia de la Loren (es por intentar entenderlo de alguna manera).
    En cuanto a frikis, ya me he topado con varios, sí, aunque con películas de mejor reputación que han pasado por esta sección: un mendrugo intentaba convencerme de que los últimos tres segundos de la tercera parte de «Matrix» dotaban a la historia de un sentido y una grandeza que se nos había escapado a todos los que decimos que es una birria, cibernética, pero birria; por otro lado, un resto de la generación de la LOGSE pretendía que «Terminator» no es una adaptación tecnológica del mito judeocristiano del Mesías, sino una puesta en imágenes de la «teoría de la computación». Vamos, el descojone.
    Un abrazo

    1. Hostias, Matrix, palabras mayores, compa Alfredo. Recuerdo a un chaval que trasteaba por una lista de correo en la que yo velaba mis primeras armas (igual el compa Josep lo recuerda también, dado que ambos nos «ciberconocimos» allí…), y que atendía al alias de Neo (¿qué otro, si no…?), y que se jactaba de haber visto las distintas entregas un total de 58 veces (dato que jamás osé poner en duda, dado el grado de detalle con que en sus kilométricos -y anatemizantes, además de cuantosísimos- mensajes se explayaba), no teniendo empacho alguno en proclamar que no necesitaba ver ninguna otra película, dado que esas tres colmaban todo lo que en cine era dado hacer. Con todo, eso no era lo peor (al fin y al cabo, era uno): es que había unos pocos más que le daba bolilla. En fin… Abrazo.

      1. Tal cual; hasta debe de ser el mismo… Bueno, no sé; este tío era un señor padre de familia que tenía querencia por entretenerse con los mecanos. En fin.
        Abrazos

  13. Acabo de ver la peli, es muy divertida, efectivamente es horrorósamente mala pero lo hemos pasado bien. Si escribo aquí es para hacer notar que la partitura, una de las primeras de Elmer Bernstein, es genial.

    salusos!

  14. Acabo de ver la película «Las mujeres gato de la luna» y he llegado aquí curioseando por la red para confirmar si lo que he visto es de verdad, si es que he tenido un mal día o es que mi nivel de aceptación del cine se está volviendo muy estricto… Y lo cierto es que mejor no se pueden decir las cosas sobre esta película que como se lee aquí en esta crítica: es definitivamente una de las peores películas de la historia.

    Es tan mala y bochornosa que hay que verla.

    Los que amamos el séptimo arte sea de la forma que sea, dando igual su origen, el género o el contenido, siempre lo tenemos un poco mejor porque ya podemos estar contentos poniéndonos delante de la pantalla… Pero lo de «Las mujeres gato de la luna» es algo muy especial… Hay que verla…

    Veo que llego nueve años después de la publicación de esta maravillosa crítica. En todo caso, un saludo y mi enhorabuena por la «rajada»; yo no podría haber hecho una descripción semejante de esta peli.

  15. Gracias, Guamis. Esta película lo merece todo. Pocas experiencias más lisérgicas y desconcertantes caben como espectador de cualquier cosa que pueda verse por cualquier medio, en cualquier formato, dentro de cualquier registro. Esto trasciende el cine y entra en la categoría de mandanga, no sé si de la buena, pero mandanga al fin y al cabo. Al menos, nueve años después las pesadillas ya se han ido.

    Saludos,

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