Mis escenas favoritas: Drácula (Terence Fisher, 1958)

Soberbio colofón de la adaptación de Drácula, de Bram Stoker, que Terence Fisher dirigió en 1958 para la productora británica Hammer, factoría que actualizó y mantuvo el pulso del cine de terror hasta bien entrados los años setenta y que dio a conocer a una de las parejas más memorables del celuloide: Peter Cushing y Christopher Lee.

8 comentarios sobre “Mis escenas favoritas: Drácula (Terence Fisher, 1958)

  1. A mi juicio Drácula del gran Terence Fisher, es la mejor película que se haya hecho del chupasangre. Ya sé que hay forofos de la película Art Deco de Tod Browning de 1931, con el abrillantanado y casi cantante de tangos, Bela Lugosi. Meto en el mismo saco al experimento fallido de Coppola, que a veces parece que se trate de un anuncio de colonia emitida en televisión por Navidad. Recuerdo que cuando la vi por primera vez en aquel cine desde el gallinero, te juro que no me dio por escupir a la gente de abajo. En esta película descubrí al viejo Chirstopher. Lo que mejor le salía a Christopher Lee era quedarse tumbado y abrir los ojos de repente. Nadie ha sabido en el cine estar parado de manera tan fascinante como él. La capa le acompaña formándole un mundo paralelo, la lleva como si se le hubiera pegado la noche a la espalda, y en esa oscuridad envuelve a las mujeres antes de morderles en el pescuezo en una intimidad sacrílega. Por los pasadizos, las lleva en brazos como los monstruos clásicos y los recién casados. Apenas dice nada porque no le gusta el texto que le dan, y prefiere callarse.

    “El conde Drácula de Fisher no tiene nada que ver con el conde estático y teatral de Tod Browning. Lugosi hablaba como en murmullos y se parecía a Carlos Gardel, como todo aquel pelo inundado de fijador. Christopher Lee, en cambio, era muy alto, ágil, distinguido, erótico, se movía lleno de magnetismo y la ropa le sentaba tan bien como a Cary Grant”. Estas son palabras de Garci. Y las mías te dice:

    Abrazos mil

    1. Sin duda, supera con creces la versión de 1931 (pero es que la versión en español de la de 1931 también supera la de Browning, de largo además). Lee es un tipo, además, con una vida apasionante. Y un gran aficionado a la canción (hasta en español). Un tipo que cae instintivamente simpático, y mira que ha hecho veces de malo, hasta de Fu Manchú… Drácula es, de siempre, uno de mis personajes favoritos. Hace poco vi un engendro titulado El conde Yorga (no te la pierdas, si tienes ocasión, de tan mala que es parece hasta encantadora) que quita el sentido, como esos Dráculas turcos y filipinos… En cambio, da gusto ver a Lee seduciendo prójimas.

      Abrazos

  2. ¡El Conde Yorga! Suena la mar de cutre. Sí, la he visto. Una película muy, pero que muy setentera, muy, pero que muy pulp desfasado. Es raro que Tarantino no haya realizado un remake, quizá porque estuvo borracho en aquellos tugurios de “Abierto hasta el amanecer”. Los supuestos buenos vampiros están ahora en Marte y no en los putos crepúsculos de guapos pálidos que chupan todavía del pezón de sus mamás. Ay. Volviendo a ¡El Conde Yorga! ¡Qué cutre, joder! Recuerdo que hay como una especie de sesión espiritista y los participantes invocan al espíritu de la madre de una tal Donna. Sólo faltaba Paul Naschy echándole una mano a los hermanos Calatrava. Tendrías que ver la película de estos hermanitos titulada “Horror Story”, de Manuel Esteba. Qué, ¿qué pasa? Fíjate el fenómeno de The Rocky Horror Picture Show con un Tim Curry la mar de gay. Nosotros tenemos nuestro “Horro Story”, pero nos falta a un Curro, perdón, Curry ibérico. Y sí, el bueno de Lee haciendo de Fu Manchú en el parque Güell de Barcelona a manos de Don Sharp y Jesús Franco en El castillo de Fu Manchú (1969). Otros tiempos, otros ámbitos (parafraseando a Capote). Creo que el último draculilla de turno que me fascinó fue, por allá los ochenta, el lamentablemente olvidado Chris Sarandon en “Noche de miedo”, me pareció fascinante, tanto como el genial mariquilla Roddy McDowall, que llegó a trabajar con ¡el mismísimo John Ford! En fin, en 2011 tuvo un remake con el macarra Colin Farrell, que ni era vampiro ni era nada, tan solo, con aquella camiseta, un currante, un paleta o paleto borrachuzo que la había tomado con alguien. Ay, si Bran Stoker levantara la cabeza.

    Más abrazos

    1. Y my pero que muy mala… Como Blácula, aunque esta tenía más gracia con esos pelos a lo afro y esos bailes espasmódicos, y personajes como la taxista Juanita Jones. Yo, en cuanto a Dráculas, me he quedado en Lee. No me van esos del pelo cardado, tipo Frank Langella en la versión de John Badham. Esto de los vampiros se ha devaluado por las modas y las estéticas setenteras y ochenteras- ¿Qué sentido que un personaje eterno vaya a la moda? De todos modos, lo peor de la versión de Coppola, para mí, fue rebozar de romanticismo una historia que siempre ha tenido mucho más que ver con lo sexual, con la vulneración de convenciones victorianas, que con el amor.

      Abrazos

  3. Bien por Lee, que es el mejor Drácula después de Max S. y por los efectos especiales de la transformación en polvo del vampiro, pero la adaptación a mí no me gusta… ¿Qué hace enterrando viva a la moza? ¿de dónde se han sacado eso?? ¿Y ese castillo tan escoscao, tan limpisimo, iluminado y de decoración tan irreal? Es ridículo a mi juicio. Ah, y un vampiro entre los vivos, tiene que ir a la moda, para que no cante su aspecto je, je

    1. ¿Después de Max…?

      Bueno, si no te gusta, no te gusta, pero piensa en que casi nunca has visto el Drácula de Stoker en la pantalla (tampoco lo es el de Coppola, aunque añada el nombre del autor de la novela), así que es bastante difícil juzgar qué es correcto y qué no en la historia del vampiro. Por ejemplo, la descripción física más ajustada, a priori (cabello blanco y largos bigotes) la representa el propio Lee en la versión de Jesús Franco. Y eso no evita que sea una película bastante floja. Por ser suaves…

  4. A juicio del autor Rodrigo Fresán (que escribe el prólogo en la edición de la novela que yo tengo de Drácula), ningún actor que ha encarnado al mítico personaje se ha acercado a la esencia de éste. En su opinión personal, sólo Christopher Walken se adecuaría a imagen y semejanza al vampiro por excelencia. Honestamente creo que el escritor da en el clavo, pues Walken posee desde luego una mezcla de refinamiento, sofisticación y peligro tan necesarios para dar vida a tan ilustre figura. Es verdad que Christopher Lee era un buen Drácula, pero yo también pienso que el peligro que emana Walken con sólo una mirada no la tiene Lee por mucha mezcla de atractivo (tremendo, un imán para las mujeres, entre las que se encuentra esta servidora) y amenaza que pudiera entrever.
    Saludos!!

    1. Es posible… Pero no estoy de acuerdo con Fresán. En principio, haría falta una versión cinematográfica que captara la esencia de la novela, cosa que todavía no ha ocurrido (lo que se adapta son dos obras de teatro recicladas, a su vez, a partir de la novela, una con la autorización de la viuda de Stoker y otra sin ella). Si nos atenemos, por tanto, al Drácula de Stoker y a la descripción que hace de él, el que más se aproxima, en lo físico, es el Christopher Lee de la versión de Jesús Franco. Si, por el contrario, buscamos la encarnación del no muerto ideal, ciñéndonos a lo que la novela dibuja sobre el personaje, el puesto me temo que queda vacante, porque esta historia está todavía por hacer. Walken, en todo caso, sería un buen candidato (habría sido, mejor dicho; me temo que ya llega tarde) para un verdadero intento.
      ¡Saludos!

Replica a Francisco Machuca Cancelar la respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.