Hermosas mentiras en La cadiera, de Aragón Radio.

Entrevista, a propósito de mis Hermosas mentiras, en el programa La cadiera, de Aragón Radio.

El cine es un arte y un negocio, es cultura e industria. Depositario de todo el bagaje narrativo de la literatura y del teatro, con su catálogo de temas, argumentos, formas, tópicos, motivos, convenciones, géneros, personajes y fuentes.

Además de un producto de entretenimiento, es un medio de expresión e información que, como tal, puede suponer tanto una oportunidad como un riesgo, un altavoz para la propaganda o una amenaza para el statu quo imperante.

Propuesta referencial, lúcida y rigurosa, torrencial y solaz, Hermosas mentiras nos enfrenta a la realidad de que, por muy banal o neutra que aspire a parecer, ninguna película es del todo inocua.

Ya en librerías de toda España.

8 comentarios sobre “Hermosas mentiras en La cadiera, de Aragón Radio.

  1. Hola Alfredo!
    Interesante, exacta y muy acertada tu reflexión. ¿Cual dirias que fue la decada en la que se utilizo mas a modo de difundir mensajes y doctrinas? A mi en particular toda esa etapa de la fiebre anti-comunista me resulta muy interesante, hay algunas bastante grotescas la verdad.
    Escuchare el programa con mucha atención.
    Saludos y feliz semana!

    1. Todas, en realidad, por distintas razones y con niveles de intensidad, pero, como intento contar en el libro, no hay cine inocente, ni movimientos, ni modas ni oleadas. Es cierto que en esos años de la Guerra Fría, como bajo los regímenes totalitarios (incluido el capitalismo) es muy visible (y cito algunos ejemplos no tan visibles pero elocuentes), pero sobre todo el peligro proviene, no de las películas explícitas, sino de los mensajes implícitos bajo el paraguas del entretenimiento. Bajo ese punto de vista, lo peor son los ochenta de Hollywood.
      Espero que no te defraude…
      ¡Saludos!

  2. Alfredoooo, qué ganas de leerlo (todavía no lo tengo en mi poder). ¡Te escucho en la entrevista y te reconozco totalmente! Me interesan muchas cosas de las cuentas… como esa importancia en la historia del cine del año 1914. Y me entran ganas de hundirme en sus páginas. Ya sabes que yo no soy tan pesimista respecto el futuro del cine.

    Beso
    Hildy

    1. Yo no soy optimista, en general, por tanto, en el cine tampoco. Ya sabes lo que dicen, «un optimista cree que vive en el mejor de los mundos posibles; un pesimista sabe que es cierto». O «un pesimista es un optimista con experiencia». Pero en fin, una de las cosas que más me sorprende es que la gente que me conoce dice que al leer el libro sentían que me estaban escuchando hablar… ¡¡¡Qué horror, con lo que rajo yo…!!! 😀

      Besos

  3. Te ha faltado decir, en relación a la fecha de 1914 (y por extensión, la Gran Guerra), lo que me dijiste el otro día cuando hablábamos sobre «Armas al hombro» de Chaplin: que la gran consecuencia fue el desplazamiento del Cine europeo del primer puesto en producción e influencia mundial, en beneficio del americano…¡mecachis! Otro día iré yo para apuntarte…ja,ja,ja,ja!

  4. En breve me pongo con el libro, joder. Ya sabes lo que a mí me gustan las mentiras, que no es otra cosa que el arte, el pobre, se tiene que valer de ellas para llegar a la verdad. A mí me es imposible decir la «verdad, toda la verdad y nada más que la verdad» con la palma de la mano sobre ese libraco que no es más que una sarta de verdades, es decir, de mentiras. Que nuestra vida es una mierda, eso lo sabe todo el mundo menos nosotros. Luego vemos una peli clásica y nos lo estampa en todo el careto. ¡Y el mundo marcha! Estudiamos para tener un buen trabajo y olvidamos en ese momento a Jack Lemmon en El apartamento. Nos declaramos a una chica y olvidamos Perdición. Dejamos nuestro voto dentro de una puta urna y olvidamos ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú. En el día de la madre olvidamos Psicosis. En el día del padre Affliction. En el día del hijo La profecía. En la semana santa La noche de los muertos vivientes. En el día de las fuerzas aéreas Senderos de gloria. En el día de los trabajadores Metrópolis. En el día de la mujer Las diabólicas. En el día de tu boda La guerra de los Rose… en fin, esto no tiene fin, amigo mío. Tú me entiendes. Sé que lo entiendes. Uno no lee y ha ido al cine toda la vida para hacer todas estas gilipolleces sin pensar en las consecuencias. Uno tiene que estar preparado, ¡pero ya! si está sentado en un bar y te llamas, pongamos, Paco, y el camarero grita el nombre de George Kaplan al teléfono. Sólo depende de ti si quieres tener una aventura con Eva Marie Saint. El cine, amigo mío, es para eso. Todo lo demás es una puta verdad.

    Abrazos mil.

    1. Ya se sabe que el camino más corto entre dos verdades es la mentira. O a la inversa. La vida vista a través del cine (pero no por medio del realismo, eso que cada vez me molesta más) revista su miseria de colores, aunque sea en blanco y negro.

      Un hermoso comentario. La próxima vez estaré atento al camarero…

      Abrazos

Replica a 39escalones Cancelar la respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.