El documental sobre el famoso festival de Woodstock, que reunió en agosto de 1969 a medio millón de personas en Bethel, Nueva York, contiene un puñado de actuaciones memorables (The Who, Janis Joplin, Jimi Hendrix, Joe Cocker…) además de una radiografía de la logística, la organización y el desarrollo de los conciertos y de la vida diaria en comunidad de cientos de miles de jóvenes (y de su convivencia con los lugareños, mucho menos problemática de lo que podría pensarse) durante tres días de paz y música, como reza el subtítulo original. Entre las actuaciones, Soul Sacrifice, del mexicano Carlos Santana.
Jo, pues imagino que, en esos tiempos, el choque cultural entre los habitantes del pueblico y la «horda hippie» sería abismal. Pasarían de entonar salmos dominicales a desgañitarse a ritmo de Rock anda Roll (y gracias que el Heavy aún no se había propagado)
Pues sí, y no. Algo digo muy brevemente en el texto. No es lo que podría parecer sobre el papel; en general, salvo alguna excepción, la gente se muestra encantada y para nada escandalizada ni agredida.