Diálogos de celuloide: El tercer hombre (The Third Man, Carol Reed, 1949)

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HARRY: Deja de portarte como un policía.
HOLLY: ¿Qué esperas que sea, parte de…?
HARRY: ¿Parte? Puedes serlo si no interfieres. Nunca busqué dejarte fuera.
HOLLY: Sí, recuerdo aquella redada en el garito, y cómo te escabulliste.
HARRY: ¡Seguro!
HOLLY: Sí, seguro para ti, no para mí.
HARRY: No debías haber contado nada a la policía. No remuevas más este asunto.
HOLLY: ¿Has visto a alguna de tus víctimas?
HARRY: ¿Sabes? No me resulta agradable hablar de esto. ¿Víctimas? No seas melodramático. Dime: ¿sentirías compasión por uno de esos puntitos negros si se detuviera? Si te ofreciera 20.000 dólares por cada puntito que se parara, ¿me dirías que me guardase mi dinero? ¿O calcularías cuántos puntitos podrías permitirte gastar? Y libre de impuestos, viejo, libre de impuestos.

(guión de Graham Greene a partir de su propia novela)

7 comentarios sobre “Diálogos de celuloide: El tercer hombre (The Third Man, Carol Reed, 1949)

  1. Peliculón donde los haya. Una Viena exenta de todo glamour y, por tanto, derruida; tan derruida como los personajes que la pueblan (personajes cínicos y amorales, que tienen en el personaje de Orson Welles su mejor exponente).
    Amarga (por real), donde el escepticismo es dueño y señor, y cuyo protagonista (curioso que le pongan al personaje de Joseph Cotten un nombre femenino) termina siendo «engullido» (valga la palabra) por la sombra de su supuesto amigo.
    ¿Cuánto hay de Welles y cuánto de Carol Reed en ella? Porque una servidora siempre tiene dudas.
    En cualquier caso, «El tercer hombre» viene a ejemplificar lo que tantas veces se observa en el mundo real: el pesimismo total y absoluto en todo (en la amistad, el amor y hacia la propia vida humana).

    Preciosa la imagen que has elegido: la vida es, casi siempre, como una montaña rusa. Esa imagen, junto con ese final magistral ilustran muy bien el carácter de esta inolvidable película.

    Besos.

    1. Bueno, en realidad es una noria, pero la metáfora sirve igual…

      El debate sobre hasta dónde llegó la aportación de Orson Welles en esta película permanece. Él mismo negaba haber hecho gran cosa, pero otros participantes afirman lo contrario…

      Lo escalofriante es que viene a certificar un hecho constatado por la historia, aunque ocultado por la propaganda: ciertamente, los aliados expulsaron a los nazis y suprimieron su particular barbarie, pero la barbarie siempre permanece, más o menos solapada, como en este caso de lucrativo tráfico de penicilina adulterada, en el de las mujeres alemanas violadas por soldados aliados (no solo soviéticos; también norteamericanos y, en menor medida, británicos y franceses), los bombardeos de ciudades abiertas, etc.

      Un beso

  2. Ay va! pues es verdad. Qué mal estoy, mira que no saber distinguir entre noria y montaña rusa… ya me vale. Jajaja.
    Se podría decir, entonces, que la autoría de uno y otro forma parte de la leyenda de la propia película, ¿no?

    Y tan escalofriante, causa verdadero pavor. Hechos que, como casi siempre, se omiten cada vez que emiten por televisión un documental sobre la época en cuestión.

    Espero que estés pasando este fin de semana de fiestas del modo más agradable posible.

    Besos.

    1. Bueno, una colaboración estrecha entre director e intérprete, un Welles que entonces estaba en estado de gracia, con un pie dentro y otro fuera de Hollywood.

      Las fiestas… Pues ni me enterado, o sea, que bien…

      Besos

  3. Yo creo que los dos trabajaron bien juntos y colaboraron a tope. Me gusta imaginarlo así. Carol Reed es un director con películas maravillosas que muestran su manejo del lenguaje cinematográfico. No hay más que echar un vistazo a joyas como Larga es la noche, El ídolo caído o Se interpone un hombre. Y el carisma de Welles es brutal, traspasa la pantalla. Y su labor como director hace imaginar que algo aportaría o diría para un personaje tan magnético como Harry Lime en una historia que seguro le atrapó.
    De paso canto mi amor eterno por Joseph Cotten que aquí es un maravilloso Holly Martins, uno de mis perdedores cinematográficos favoritos.

    Beso
    Hildy

    1. Reed es un gran director, tal vez esta película se ha zampado el resto de su obra, pero si miras los títulos, pues tiene un claro valor por sí mismo.

      Coincido contigo, soy mucho de Cotten. Discreto, siempre eficiente, con una vena irónica y sarcástica muy estimable. Una presencia siempre grata.

      Besos

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