Diálogos de celuloide – Johnny Guitar

JOHNNY: ¿A cuántos hombres has olvidado?

VIENNA: A tantos como tú mujeres.

JOHNNY: ¡No te vayas!

VIENNA: No me he movido.

JOHNNY: Dime algo bonito.

VIENNA: Claro. ¿Qué quieres que te diga?

JOHNNY: Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años.

VIENNA: Te he esperado todos estos años.

JOHNNY: Dime que habrías muerto si yo no hubiera vuelto.

VIENNA: Habría muerto si tú no hubieras vuelto.

JOHNNY: Dime que me quieres todavía, como yo te quiero.

VIENNA: Te quiero todavía, como tú me quieres.

JOHNNY: Gracias. Muchas gracias.

Johnny Guitar. Nicholas Ray (1954).

27 comentarios sobre “Diálogos de celuloide – Johnny Guitar

  1. Cruel y casi despiadado ese “¿qué quieres que te diga?” de Vienna.
    Y se siente vacío de orgullo (y casi de dignidad) ese “Dime que me quieres todavía, como yo te quiero” de Johnny. Un diálogo que transporta a ese último momento, de súplica, de cuando ya no queda nada.
    Impresionante la fotografía, cómo se ilumina el rostro de ella llegando a eclipsar el resto.
    No puedo colgar enlaces de youtube desde aquí, pero te envito a escuchar a Peggy, sin duda, y su “Jonnhy Guitar”; aunque doy por sentado que la conoces, claro…
    Gracias por tan buenos ratos que nos regalas…
    Besos

  2. Uf, no te creas, Magda; lo que pasa es que aquí son ellas las fuertes, las que se dominan, se autocontrolan, y ellos unos pánfilos. Pero la cosa en realidad es que el diálogo, fingido, una mentira, sin embargo es real, es un engaño del engaño.

    Pues sí, Ana, pero, ¿no es así? Bueno, quizá hablo como especialista en el lado cruel y despiadado del asunto; el bueno me lo pierdo siempre… Escogí esta foto pese a ser en blanco y negro porque me pareció que tenía una fuerza de la que carece el mismo fotograma en color. No perderse botella y vaso en primer plano… La canción, sublime; si no existiera «Moon river» quizá fuera la mejor canción de una película.
    Besos.

  3. ¡Me encanta este diálogo! ‘Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años’. Y el gracias final.
    A pesar del desencanto, me parece una de las declaraciones de amor más hermosas. De hecho, es una escena que viene a mi mente una y otra vez. Es de esos momentos mágicos que todo el mundo (haya visto la película mil veces o sólo una vez) siente algo especial.
    Un diálogo que además cuenta toda una historia del pasado y mientras transcurre nos está dando a conocer cómo fue esa relación. Y eso también es mágico.
    Besos
    Hildy
    PD: ¡¡¡Me encantan las coincidencias y casualidades!!! Tenía que ser Ray.

  4. Vaya, compa Alfredo, supongo que era una mera cuestión de tiempo que terminara apareciendo éste por aquí (tantas veces simplificado en el «Miénteme, dime que me quieres…» con que se suele resumir). Magistral, como todo el film; una gema de cinismo y amargura, inconcebible tan intensamente si no es encarnado en sus dos intérpretes. Gracias por hacérnoslo recordar.

    Un fuerte abrazo y buen día.

  5. La música es una auténtica maravilla. La escena, pues eso, el le entra con un «miénteme», se hace la víctima, ella se hace la fuerte, le abofetea, pero … al final se abrazan. 😉

  6. Es el reverso de una declaración de amor; el lado oscuro, más inquietante, contradictorio, al límite. Y quizá por eso más verdadero. Nada de flores y paseos a la luz de la luna, un duelo típico del western para enfrentar un amor. Lo que Garci llama «western de sentimientos».
    Besos.

    Gracias a vos por recordarlo. Sí, era cuestión de tiempo. Una película soberbia: ¿por qué no se escriben ya diálogos así? Volvemos a la conversación de siempre, el qué ha pasado…
    Abrazos.

    En efecto, Raúl, dos que intentan seguir engañándose consiguiendo engañar al otro, un puzzle emocional sin salida, tan laberíntico y complejo en una docena de frases cortas que parece mentira.

    Es que en el fondo son más blandos que el queso en lonchas: durezas, armaduras, escudos protectores, incluso bofetadas, ¿y para qué? Para intentar convencerse a sí mismos de que pueden vivir sin abrazos. Pobrecitos.

  7. Vaya, el famoso «miénteme». Una gran película. Y fantásticos diálogos que solíamos descontextualizar unas amigas y yo hace años en las más variopintas situaciones:
    – «Miénteme,dime que hay Cola Cao», «Miénteme, dime que no hay clase», etc.. Así que nos debió impactar, sí.
    Un saludo.

  8. jajaja: con la que está cayendo últimamente, y vas tú, Alfredo, y nos refriegas en la cara ese pedazo de diálogo.

    ¿Cómo quieres luego que no salga nadie gritando: ¡Ya no se hacen guiones así!?

    Ayer mismo, hablando con una pareja de jóvenes amantes del cine, les recomendaba sendas versiones de The Killers, de las que nunca han oído hablar: esta noche les invitaré a ver ésta; por proselitismo que no quede; seguro que les va a encantar: casi tanto como a mí…

    Un abrazo.

  9. Jo, David, Cola Cao… Eso lo coge José Luis Borau y se monta un capítulo entero de su nuevo libro acerca de cómo el cine influye en las expresiones del lenguaje. Fijo que sí.
    Saludos.

    Yo de pequeño era tan merluzo que como a menudo es muy estática y claustrobófica no me gustó. Afortunadamente, me entró algo de seso…

    Pues sí Josep, alguien dirá que somos puristas. Pero no (al menos yo no me considero así); sólo que hay una forma de hacer las cosas que produce maravillas como ésta y otras que producen cosas como «La salchicha peleona». Pues yo me quedo con estas.
    Abrazos.

  10. ¡Pedazo de diálogo! Me encanta, como toda la película. Tienes razón: aquí ellas son las fuertes, no simples adornos al servicio del hombre fuerte de turno. Y esas fieras de Joan Crawford y Mercedes MacCambridge son capaces hasta de dispararse mutuamente como los más duros de los pistoleros. Un enfoque de lo más revolucionario para la época. ¡Un peliculón!
    Saludos

  11. No hay nada como engañarse con el amor de una mujer aunque sepas que no es real. Hay una canción que dice: «Háblame, nena, dime sólo mentiras. Dime que soy extraordinario y que nunca has estado tan enamorada». Bueno, al menos, son palabras que regalan el oído. Me gusta cuando le dice «¡No te vayas!», aunque no se haya movido. Inteligentemente le está invitando a entrar en el juego… Genial.

  12. Cierto, Carmen, y sin darnos cuenta hemos vuelto a una época en que las chicas, al menos en el cine americano ‘oficial’, vuelven a ser floreros. Se impone recuperar estos personajes fuertes para actrices fuertes; lo más lamentable es la gran cantidad de actrices americanas ya de cierta edad infrautilizadas porque no dan «el perfil».
    Saludos.

    Bueno, Marcos, ese «no hay nada como…» yo lo entiendo de forma negativa, como algo patológico. A veces es inevitable, sí, pero no por eso es menos malo.

    Triste, sí, Carmen, en la forma al menos; pero no deja de ser una manera de recuperar el amor, así que, supongo, en el fondo no es tan triste. O igual sí. Estoy hecho un lío, yo qué sé…
    Saludos.

    Ya lo creo que sí, amigo Dante, por algo son clásicos. Donde esté un buen bolero…
    Abrazos.

  13. Entiendo muy bien tu mensaje dejado en mi último post.Hablar del cine actual es tarea para los que vienen.Una obra reciente no se puede reseñar con sentido común,porque le falta el apoyo del tiempo,para que le dé o no la razón.
    Este diálogo que eliges con mucho acierto confirma mi modesta opinión;el buen hacer de los guionistas.Hoy,en las miles de reseñas al cine contemporáneo me dejan frío.Nadie alude el trabajo de los guionistas,entre otras cosas.En mi próximo post reseño Chantaje en Brodway,una joya,en donde indago el magnífico trabajo del guionista y película referente respecto a sus logros en los diálogos.Creo que enseñó durante un breve tiempo a hablar al cine.
    Respecto a Nicholas Ray y esta película sería un pecado olvidarla.

    Un fuerte abrazo,amigo.

  14. Efectivamente, pero es que además, como ocurre con las lavadoras, con las teles, los coches, etc., como resultado de la adoración por lo inmediato, buena parte del cine de hoy se hace para que no dure; la perdurabilidad o la vigencia no son atributos suyos, supongo que porque su fin es una rentabilidad presente, no futura (craso error, porque el buen cine clásico sigue suponiendo extraordinarios dividendos para los estudios).
    Lo que echo de menos en los guiones de hoy, realmente planos y lineales en su mayoría (aunque los montajes se disfracen de laberintos o rompecabezas), son los buenos diálogos, la agilidad mental, la fuerza dramática, la simbología, el valor añadido de lo que se calla, de lo que sólo se insinúa…
    Espero ese post con ansia.
    Abrazos.

  15. ¿A qué te refieres? ¿A que te mientan? ¿A pedir que te mientan? ¿A estos reencuentros que echan chispas? ¿A todo ello junto? A ver si vamos a tener un «Johnny Guitar» en potencia aquí…

  16. Estábamos en un pub un sábado por la noche. Con esa lógica tan lógica de las televisiones ponían de madrugada esta peli y ahí estaba evolucionando en el televisor del rincón, sin sonido y ahogada por la música, naturalmente nadie le hacíamos caso. Tan sólo un conocido que apuraba su cerveza, aburrido, le echaba un vistazo sin comprender y dijo de pronto «qué cutres son estas películas viejas» Yo, que ya sabía por la crítica y por mi propia experiencia que precisamente ésta era muy especial pensé que estaba totalmente equivocado, que debería saber de lo que iba , que era muy original y que era muy curioso que viéndole las pintas de chulito stándar descerebrado se atreviera a calificarla de cutre aunque me guardé muy bien de decírselo, entre otras cosas porque también es un tío cachas de los de gimnasio.

  17. Pues, Carlos, musculitos o no, o precisamente por eso, yo en estos casos ya no me callo. En un tiempo en que prolifera tanto el analfabetismo funcional en cuanto a lo audiovisual, de creatividad e inteligencia devorada por la estética y la simpleza, cuando no directamente por la estupidez, yo cada día soy más beligerante y nunca permanezco callado. Al contrario, le hubiera preguntado por una película que él no considerara «cutre» y ya hubiéramos visto la comparación…

  18. Qué grande, y con la fotografía que pones… a uno le hace recordar la escena, y repetirla una y otra vez. Las mentiras son la base de muchas relaciones.

    Abrazos

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