Mis escenas favoritas – Cinema paradiso

Por si alguien no ha visto la película de Giuseppe Tornatore (caso que tiene delito), Salvatore, el hombre maduro que se apresta a ver una película, es un director de cine cuya pasión por el séptimo arte nació en su pueblo de Sicilia gracias al proyeccionista (de nombre Alfredo) del Cinema Paradiso, la sala de cine del pueblo, el cual además era el encargado de eliminar bajo las instrucciones del párroco, censor oficioso de la localidad, los pasajes «pecaminosos» que los plácidos habitantes del pueblo no debían ver por su alto contenido licencioso, cortes que son la herencia que Alfredo deja a su añorado pupilo cuando deja esta vida para irse para siempre al Olimpo de celuloide. Un diez para la música del maestro Morricone.

Esta escena nos sirve también como forma de agradecimiento sincero a todos aquellos que han hecho superar a esta humilde escalera las 50.000 visitas, especialmente a quienes nos obsequian con sus comentarios, y a quienes, aunque no comentan, sabemos que diariamente, o casi, se dejan caer por aquí y comparten con nosotros este mundo de hermosas mentiras que es el cine. Millones de besos para todos.

47 comentarios sobre “Mis escenas favoritas – Cinema paradiso

  1. Extraordinaria película, esta si que me ha llegado de verdad, me impactó de manera imborrable, no solo en cuestión de buena calidad fílmica, también de manera emotiva y profunda, que gran obra, que delicia para los sentidos. Sublime.
    Saludos

  2. Esta película son de las que están en ese Olimpo donde habitan las maravillas cinematográficas. Tienen todo: actuación excelente, música maravillosa, escenas, ambiente ¡todo! Un placer recordarla.

    Enhorabuena por todas estas visitas, aunque con toda sinceridad no me extraña nada, tu labor en tu blog lo merece. Muchas felicidades.

  3. Por Dios…es una de mis películas favoritas MARAVILLOSA…todo un homenaje al cine, a la gente que ama el cine. De cualquier condición. Y gracias por esta escena…popourrí de maravillosas escenas.
    Así me gusta empezar el día, ya lo sabes, recordando que el «cine es un mundo de hermosas mentiras».
    Besicos.
    PD Evidentemente tienes una jartá de visitas…¡con lo que te lo curras majo!

  4. Iván, esta película explica muy bien por qué el cine como arte es especial, cómo puede hacer sentir, divertir, entretener, desde la seriedad, la profundidad, sin aburrir, sin tramas facilonas y efectistas. Pura sensibilidad. Puro arte.
    Un abrazo.

    Gracias Magda, si no fuera por vosotr@s… A mí me gusta más el principio y el final de la película que el centro (los episodios en los que Salvatore es adolescente, hay algunos momentos que me parecen forzados). Pero como conjunto es magnífica.
    Abrazos.

    LaMima, gracias. Es evidente que si no hablara de cine no podría tener el blog tan activo y no me lo tomaría con tanto ímpetu, pero es que no me supone ningún esfuerzo hablar interminablemente de lo que me apasiona. No sé cuánto tiempo podré mantener este ritmo, es evidente que en algún momento tendré que parar o ralentirzarlo, pero mientras dure, dura. La película es hermosísima, y tiene muchas historias y por qués a los que dedicaremos un post algún día.
    Besotes.

  5. Yo mejor no hablo de esta peli, me gusta demasiado y tiene muchos recuerdos. La banda sonora no la puedo escuchar cualquier día, me desmorona.
    En fin, decir que es un joya.
    Y que la siguiente película del director me pareció horrorosa.
    Es de lo mejor de lo mejor de lo mejor

  6. Entrenómadas, coincido contigo en que, al menos para mí, ver esta película en determinados momentos duele, pero no un dolor amargo, sino agridulce, nostálgico, profundo. También es cierto que luego Tornatore no ha estado muy a la altura «Malena», «El hombre de las estrellas», no han llegado, para mí, a las cotas de ésta, aunque intentara continuar la misma fórmula.
    Besos.

  7. cinema paradiso… qué falta nos hacía una película así, tan entrañable, tan subversiva a su manera en ese final (que no desvelaré, claro) qué ternura, qué vitalidad, qué joya… y una prueba de que el cine bien hecho puede llegar a ser rentable, incluso bastante comercial, hay que romper también con el tópico de que si tiene éxito es barato y si es underground y minoritario es obra maestra, hay obras minoritarias que parecen obras de culto prefabricadas y obras maestras que han sido disfrutadas por inmensas audiencias, quizá el caso más sobresaliente sea tu-nuestro amado Hitchcock, un director impresionante que tuvo y sigue teniendo un tirón popular impresionante… Un saludo

  8. Sir Alfred, Samuel, en su época fue tan denostado por ser comercial como hoy lo son las vulgares películas que nos llegan de Hollywood. Como bien sabes, no fue hasta que la crítica francesa estudió a fondo su cine cuando se le empezó a reconocer como gran creador, más allá de su carácter de director comercial. Lo verdaderamente extraordinario es que combinó, y sigue combinando, como nadie, las dos facetas, la artística y la popular, sin que chirríen (descontando algún pequeño patinazo).
    «Cinema Paradiso» es una película especial en todo lo que ese adjetivo puede significar.
    Saludos

  9. ¡Qué grande es Cinema Paradiso! Un diez para Morricone y un DIEZ para toda la película. Es un relato fantástico y un homenaje al cine como se merece.

    La versión extendida que se publicó en DVD no la he visto pero tendré que comprármela, porque esta película es de las que apetece ver con toda la familia.

    Un abrazo

  10. Ah, pues te la recomiendo. En realidad no añade nada que modifique sustancialmente lo que es la versión primera, sino que quizá redunda, completa, llega incluso a abusar de, los motivos expuestos en la versión standard.
    Pero siempre es bueno acercarse a esta obra tan sensible, pero no sensiblera, y una edición extra es un buen motivo.
    Un abrazo.

  11. me invade una sensación de nostalgia…la música de la película, el pueblo, el niño, el viejo que pone las cintas….todo eso y los turrones de LA VIUDA…recuerdo sobre todo la escena del cien en la calle…un abrazo

  12. ¡¡Bien!! Por la peli -maravillosa, maravillosa-, por el blog, por sus numerosas visitas, por 39 y por su trabajo. Yo no sé cuantíssssmasss cosas he aprendido aquí, es impresionante. A mi se vuelven a olvidar, ¿cómo te sabes tantas y tantas cosas?

    La peli. Es sencillamente, como habéis dicho, especial. Y es verdad que Tornatore no ha vuelto a conseguir cotas similares. Pero es que esta es redondita, redondita. Yo me emociono siempre. Y la música, me deja hecha unos zorros, la verdad. Pero es bellísima.

    Gracias, gracias (por todo, Escalones). Besos

  13. Jo, Luisa, gracias a ti, así da gusto. Esta es una de mis «películas de cabecera» (algún día hablaré de todas ellas, un listado completito). Pocas veces se puede palpar tan bien la emoción en la pantalla. Creo que el problema de Tornatore es que insistentemente busca repetir el mismo efecto, como cuando consigues una cosa bien hecha casi por casualidad y no puedes repetirla cuando lo intentas conscientemente…
    Gracias a ti.
    Besotes

  14. Entrenomadas ha definido la película como una joya, y no me parece ninguna exageración. También es una de mis películas de cabecera, sin duda de lo mejor que hemos visto en los últimos 20 años.
    Un abrazo

  15. Precisamente ayer noche pensaba en «Cinema Paradiso». De repente se cortó el sonido de la sala de cine en la que estaba y el proyeccionista se levantó del patio de butacas, encendió las luces, detuvo el proyector, rebobinó la película y volvió a proyectar el fragmento silenciado. que se inició con el paso de los primeros fotogramas de forma más lenta. Nunca había vivido algo así, y más allá de la molestia y la espera, me pareció entrañable; algo que se extingue haciendo que el cine vaya perdiendo parte de su magia. Y claro, era inevitable acordarme de «Cinema Paradiso». También entre mis películas esenciales, pura poesía.

    Enhorabuena por tu trayectoria bloggera; las gracias no se merecen, es un placer visitar tu página. Muchos ánimos para continuar.
    Abrazos.

  16. Bonita experiencia Minerva, y me temo que pronta a la desaparición. A mí me pasó algo parecido cuando vi «Scoop». El encuadre se desenfocó, y el tipo, tuvo que parar, rebobinar y volver a proyectar al tramo dañado. Cuando vi, o intenté ver «Un oso rojo», el fluido eléctrico del cine petó por un apagón y todo se fue a hacer gárgaras. Desde luego, mucho más entrañable, como dices, la primera avería.
    Gracias a ti, con gente como tú da gusto.
    Abrazos.

  17. Enhorabuena, primero las felicitaciones, el buen blog que tienes, tus comentarios, tus conetarios chistosos… tu desconfianza.
    Aquí en mi pueblo aún existe el rodete, la película que suena cuando rueda….. me gusta el sonido, me gusta que además de lo que veo, el sonido me haga volver a lo viejo; mejor, me haga sentir que esto que veo está vivo, suena, se queja….. Y Cinema Paradiso… una pequeña joya poética: y pequeña porque me gusta lo mínimo, lo que está en su lugar, me gusta lo pequeño..

    abrazos.-… y ahí vamos tomando pulso; es decir, vamos viajando por aquellas cosas que para cada uno son esenciales: el cine, en tu caso…. 😉

  18. Gracias, Malvisto. Ese sonido que apuntas es el sonido de la magia, de la ilusión, de la imaginación desbordada, de los sueños, de todo lo que de mágico tiene el cine.
    Aquí seguiremos viajando por el cine mientras el cuerpo aguante (o vosotros me aguantéis a mí).
    Gracias y abrazos.

  19. Mi querido Alfredo, Sir Alfred. Ay, el destino aparece en la situación o en el post menos inesperado. El protagonista, Salvatore, me encanta. Se parece a mí que cuando estoy entreamigos y disfrutando, sentado a la vera de un nogal o higuera (en el verano) cruzo los brazos así, como Salvatore.

    El cine, esa sala de cine, ¡qué recuerdos! de la casa de un pueblo de Andalucía dónde de ‘chico’ veía con mis primos películas. Para niños, claro. Si se nos aparecía alguna escenita subida de tono, recuerdo que alguien de allá arriba (el montador) solía pasar la cinta con mas rasmia. Ay, ¡Qué gracia! y qué nostalgia, como dice Fernando por aquí.

    La música, las butaquitas, la escasez de público, los besos. Si es que lo mejor es besarse. Eso le digo yo a mis hijos, que dar besos y sonreir siete veces alarga la vida. Y alegra el corazón.

    Mi enhorabuena, más sincera, por esos 50.000 fieles seguidores. Sir Alfred. Sin espada ni boato, pero a pulso te has ganado estar en los títulos.

    Un abrazo

  20. Diego, tú sí que sabes. Yo recuerdo los cines de verano en el pueblo, la sábana en la pared de la iglesia… Besos recuerdo pocos, la verdad… Bofetones, recuerdo alguno, sí.
    Gracias. Un abrazo.

  21. Aunque me acusen de hereje, debo admitir que nunca me gustó «Cinema Paradiso». La veo demasiado sensiblera y un tanto obvia. Lo he discutido con varios amigos cinéfilos que aman esta película y cada vez que la menciono me quieren tirar con un camión. Como homenaje a una época del cine que ya no es me quedo con «La última película», de Peter Bogdanovich. Pero deben ser cosas mías, nomás…

    Felicitaciones por el número redondo.

    Saludos

  22. Gracias Andrés, por tu comentario. No me pareces un hereje, en absoluto, conozco mucha gente de la misma opinión. Yo admito muy mal la sensiblería en el cine, pero no me ocurre así con «Cinema Paradiso». En cualquier caso el grado de sensibilidad admisible para cada persona y lo que para él represente no es evaluable ni entra en lo que es la crítica de la película.
    Yo sí establecería una división entre la película que citas de Bogdanovich (excelente, por cierto, maravillosa aunque no exenta también de elementos algo chirriantes) y la de Tornatore. Bogdanovich hace un homenaje, efectivamente, al cine que ya no se hacía (y que, lamentablemente, ya no se hará), al cine norteamericano; por el contrario, Tornatore no homenajea al cine como tal; homenajea al cine en la vida de las personas, a lo que significaba el cine como válvula de escape en la problemática Europa de posguerra o en la España de la primera época de la dictadura, al hambre, el racionamiento, etc. Quizá «Cinema Paradiso» nos toca tan hondo por estos lares, logrando que ciertas dosis de almíbar nos resulten admisibles porque no es una película sobre cine, es una película sobre nuestra memoria sentimental ligada a la sala de cine, y en algunos de los personajes que vemos en ella estamos viendo a nuestros abuelos, padres, familiares, amigos, paisanos, personajes del pasado de los que hemos oído hablar en casa y que así cobran forma. Es la memoria íntima de una época pasada en la que se alternaba la miseria material y política con la ilusión de pasar un programa doble evadiéndose de la vida tan perra que se llevaba. El mérito de «Cinema Paradiso» supone principalmente plasmar en la pantalla el mapa sentimental de una época de la que somos herederos y de la que, por desgracia, las nuevas generaciones ya no son conscientes.
    Gracias, Andrés. Saludos.

  23. El otro día alguien nos pidió que porfavor le dijeramos cuales serían las 5 películas europeas que salvaríamos de una extinción cinematográfica mundial en uno de esos alardes por clasificar cosas que no debieran clasificarse. Pese a todo acepte la propuesta y curiosamente tras mucho pensar una de las cinco películas que elegiría sería esta, que sin querer a servidor le recuerda su infancia y cierto paralelismo a Toto. En la misma senda y también entre mis cinco películas se encuentra «La noche americana» de Truffaut. O lo que es lo mismo dos películas que en su propio metalenguaje homenajean al séptimo arte desde dos puntos de vista bien distintos. Dos joyas. Dos obras maestras para mí, que además consgiguen emocionarme y hacerme soñar cada vez que las veo.

    Saludos!

  24. Jo, Nacho, menudo embolao tener que salvar sólo cinco… Yo no quiero ni planteármelo. Pero entre cinco yo no incluiría a «Cinema Paradiso», me parece que la cinematografía europea está repleta de obras maestras y de directores soberbios, y esta película, aunque emotiva y estupenda, creo que no llega a tanto. Sí sería la película que salvaría de Tornatore, pero de Truffaut no puedo quedarme con una sola. Pero en fin, son ejercicios un tanto estériles pero entretenidos.
    Un abrazo.

  25. Las veces que más he llorado en mi vida han sido cuando Heidi se fue a Frankfurt y con Cinema Paradiso.
    Felicidades por tu cincuenta mil cumpleños. Que cumplas cincuenta mil más.

  26. ¿¿¿¡¡¡¡QUE HEIDI SE HA IDO A FRANKFURT!!!!??? ¿Pero qué me dices? ¿Cuándo ha sido eso? ¿A Frankfurt del Main o a Frankfurt del Oder?
    Lágrimas vierto a moco tendido…
    Bromas aparte, soy un absoluto ignorante en cuestiones heidianas, pero supongo que son esas cosas que marcan la infancia, como la muerte de Chanquete, las coletas de Pipi Calzaslargas o Torrebruno. O a lo mejor no, como Torrebruno, no.
    Muchísimas gracias. Cuento contigo para las próximas cincuenta mil.
    Abrazos.

  27. Es un placer leerte.
    Esta película es de esas que llevas siempre en el corazón,al menos a todos lo que amamos el cine sobre todas las cosas.Me gusta la escena cuando Phillipe Noiret le cuenta a Jacques Perrin la fábula del amante que le promete a su prometida que le esperará bajo la ventana,no sé cuanto tiempo,y.cuando le queda sólo un día para cumplir su cometido,se vá.

    Creo que siguo sin poner bien mi dirección.Tengo un modesto blog que hablo de literatura y cine clásico.Si te apetece ésta es mi dirección:fmaesteban.blogspot.com.
    Un abrazo.

  28. Creo que al menos 5 de cada 10 espectadores de cine tienen como escena predilecta al menos una de este film. No sé si será una obra maestra pero enternece y eso es más que suficiente. Saludos!

  29. Gracias fmaesteban, vas directo a los enlaces de este blog. Siempre me preguntaba por qué no podía entrar en tu enlace.
    Estupenda película, sí, aunque la historia se la cuenta a Marco Leonardi (que luego aparecerá en la peli de Alfonso Arau «Como agua para chocolate».
    Un abrazo.

  30. Increible, una escena digna de ser vista 1000000 veces y no seria como es, si no fuera por el gran Enio Morricone, su música baña de magia esta película

  31. Pues, Agustina, comprándote alguna de las ediciones especiales en DVD que las contienen en los extras correspondientes. Es la única manera que se nos ocurre, y la única que aconsejamos para mantenernos en la legalidad. No damos nunca directrices ni consejos en el orden de bajarse las cosas ilegalmente de Internet.

  32. No tenemos por costumbre, Espinete, desvelar los finales de las películas. Simplemente tienes que verla. Si te lo contamos, no es lo mismo.
    En cuanto a la letra, las opiniones mayoritarias dicen lo contrario; no veas cómo se ha puesto la gente cuando hemos cambiado de estética.
    Gracias a ti.

  33. Lo he visto, pero quiero una interpretación…cuando ve los recortes de besos de películas y demas…

    no ´se cómo sería antes, pero un tamaño más grande de letra para comentarios mejor…

    gracias

  34. Si has visto la película, tú mismo has de ser capaz de interpretarlo todo, no tiene pérdida. Si no la has visto, cualquier cosa que te expliquemos no te servirá de nada.
    La verdad, Espinete, no te entiendo.
    Por otro lado, entenderás que mantengamos la letra como está; eres el único que se queja.

  35. Aprovechando que la repusieron ayer…
    Cuanto más veces la veo, más detectables se me hacen sus excesos. Sin obviar sus virtudes -que las tiene, pero más correlativas que ensambladas- no puedo dejar de ese istrionismo que flota por el metraje de esta cinta a todos los niveles, musical, interpretativo (salvo en Perrin, que está magnífico), argumental,… Eso sí, esta secuencia final, justifica todos y cada uno de los desmanes… Todos.

  36. ¡Cómo pasa el tiempo…!
    Volví a verla el otro día, por enésima vez, obviamente, y de repente descubrí que ya no era lo mismo.
    Hoy la película ya no me parece tan maravillosa. Le reconozco todos su méritos, por obvios, claro, pero ya no consigue arrebatarme como lo hice en su día. Hoy se me antoja demasiado amanerada y de lectura extremadamente fácil.
    En fin… gloria a la nostalgia.

    Pd.- ¡Anda! acabo de descubrir que hace dos años, con motivo de una nueva reposición, ya me manifesté en este mismo sentido; distintas palabras, pero en el mismo sentido.

    1. A mí el problema de la película me parece que está en su tramo central, cuando al niño, ya crecidito, lo interpreta Marco Leonardi, todo el pasaje de su servicio militar, el enamoramiento de la chica y todo eso. Me parece que las historias de infancia y madurez siguen funcionando, que están bien trabadas y emotivamente relacionadas, pero todo ese capítulo central me sobra.
      Cosas del negocio, por otra parte: la película está recortadísima. Los hermanos Weinstein, distribuidores de la cinta en América (y sus mayores valedores para que obtuviera el Oscar, campaña mediante, y ya sabemos cómo son las campañas de los Weinstein…), impusieron, como le ha pasado a Tarantino y a tantos otros, un nuevo montaje del film, recortado a las casi dos horas que dura hoy, desde las tres y pico que duraba en origen. Posiblemente, muchos de los problemas de tono y ritmo que saltan a la vista hoy provienen de ese hecho. En todo caso, sigo pensando que los polos funcionan, y que es el centro del relato, con el anciano y el adolescente y la chica, los que flojean.

  37. Tienes razón, pero creo que ambas críticas son compatibles.
    A lo largo de este tiempo la película se me ha hecho ‘demasiado italiana’, sobre todo en las interpretaciones; excesivas, amaneradas, vehementes cuando no necesitarían serlo. Y ello armoniza bastante bien con lo que me cuentas del tijeretazo. Algunos de los semblantes se me antojan demasiado maniqueos, cincelados a escarpe, de forma abrupta, como si les faltase un recorrido más pausado, como si les hubieran robado bien frases, bien la posibilidad de ‘justificar’ con más minutos eso que hoy para mí son solo aspavientos.
    Y es cierto que la relación entre Alfredo y Totó sigue funcionando, especialmente durante la primera parte de la cinta, tramo que, por otro lado, me parece que adolece de un exceso de azúcar; que antes me endulzaba y hoy me empalaga. Será la edad…
    Tras estos años, a pesar de poder verla sin inquina, aunque sí con cierto hartazgo, creo que la película se sustenta casi exclusivamente en el acierto de Noiret (es francés, y eso le frena) y en la excepcional música de Morricone; verdadero pilar de la obra. Ah, y en esa maravillosa escena que apuntalas en esta entrada, la del visionado de esos pedazos de celuloide, sintaxis perfecta de la lectura que yo le busco; y por la que pagaría una entrada para que me continúe haciéndome llorar.

    1. Lo son, lo son.
      De esto último no termino de compartir algunas cosas pero sí, al ciento por ciento, en el último párrafo. Digamos que no soy mucho de Tornatore porque suelo ver los mismos vicios en todas sus películas, y que ésta, que era la excepción, poco a poco se me va pareciendo más a las demás y haciéndose vieja con el tiempo. Para mal.

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