Música para una banda sonora vital: Goya en Burdeos (Carlos Saura, 1999)

Roque Baños, uno de los más emblemáticos compositores del cine español reciente, pone la espléndida banda sonora de esta estupenda aproximación de Carlos Saura a la vida y obra del pintor aragonés Francisco de Goya. Una obra que destaca más por la forma, los juegos escénicos y de iluminación de Saura y Vittorio Storaro, que por el guion o las interpretaciones, que en conjunto resultan irregulares. La música de Baños, que recuerda a la moda del momento, las composiciones de Luigi Boccherini, italiano afincado en España desde los veinticinco años, complementa magníficamente la belleza e intensidad de las imágenes de esta estupenda película.

6 comentarios sobre “Música para una banda sonora vital: Goya en Burdeos (Carlos Saura, 1999)

  1. Siempre he admirado a Carlos Saura: gran cineasta, fotógrafo, escritor y coreógrafo. Ay, su deriva me temo que empezó relativamente pronto con “El séptimo sello” y luego le dio por el baile. Es evidente; de niño quiso ser bailaó. Precisamente acabo de leer sus memorias “De imágenes también se vive”, que son excelentes, sobre todo por su forma. Dice: “Como recordar la propia vida sería vivir dos veces, algo imposible y seguramente inútil, me conformo con seleccionar aquello que me parece más representativo, aquello que me ha llamado la atención, que dejó una huella en mi vida”. Y de eso se trata: fogonazos para tirar del hilo de la memoria y completar así uno de los recorridos esenciales de la cultura española de la segunda mirad del siglo XX. Son muy interesantes las páginas que dedica a Luis Buñuel. Para mí sus dos últimas películas que considero aceptables son “Pajarico” y “Goya en Burdeos” y se acabó. Mi favorita de toda la vida es “La prima Angélica”. Pero eso de los tangos transcendentes y calenturientos, flamencos taconeados, sevillanas acastañueladas, argentinadas folclóricas, fados que causan enfados, y jotas o “chotas” (que ahora hay que ir con mucho cuidado con lo que se dice), danzas mexicanas coloreadas con ponchos … me parecen insoportables por mucho que experimente con la luz. Pobre Storaro. Debería haber realizado un solo musical en forma de homenaje, no sé, al estilo «Todos dicen I love you» del viejo Woody.

    Abrazos mil y buen finde.

    1. Me he comprado esas memorias pero todavía no les he hincado el diente (lo que puedo decir prácticamente de tres cuartas partes de los libros que me he comprado recientemente).

      Coincido contigo, el Saura musical no me interesa nada, aunque es una faceta que ha desarrollado en dos tercios de su carrera (y algún esbozo o guion más se ha quedado en el tintero; hasta cuatro o cinco proyectos han quedado pendientes). No logro entrar en ese formato que, sin embargo, fuera de España le ha dado muchas alegrías. No podría citar muchas películas de Saura que realmente me apasionen, aunque algunas me gustan mucho, como «La caza», «La prima Angélica», «El jardín de las delicias» o «Cría cuervos»; otras como «La madriguera» me parecen infumables, y «Los zancos», «Ana y los lobos» «Elisa, vida mía» o «Mamá cumple cien años», pues depende de cómo me pilla el día. Pero me he reconciliado mucho con Saura y con su figura en los últimos tiempos, cuando he percibido cierto desdén hacia él en el actual cine español o entre quienes hablan de cine español, más bien. El mote «carlosaurio» me cabreó bastante, en especial escuchado de boca de algunos que no saben hacer la o con un canuto.

      Pude ver hace pocas semanas la exposición de fotografía que se ha celebrado en la Lonja de Zaragoza, junto al Ayuntamiento y al Pilar, muy cerca de donde se encuentra el cenotafio de Goya que hubo en «La Chartreuse», el cementerio de Burdeos, hasta 1928, y que la ciudad francesa regaló a Zaragoza con motivo del centenario de la muerte del pintor. Hace unos años se hizo una de fotografías de Saura de la década de los cincuenta, pero esta abarcaba toda su vida y sus distintas facetas, de los rodajes a la vida personal y, también, de las cosas de España a lo largo de tres décadas largas. Era un fotógrafo de una calidad y una sensibilidad extraordinarias.

      Abrazos

  2. Me parece que tengo casi todos sus libros de fotografías. «España años 50» me parece el mejor. También tengo una maravillosa edición de «El rastro» de Gómez de la Serna con fotografías de Saura; es precioso. Tengo en mi estudio una fotografía de Saura realizando una foto a quien lo mira.

    Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices respecto a ese desdén hacia, no solo un director de calidad, sino también hacia una persona extraordinaria. Este país siempre ha sido, es y será así. Ya no es que no sepan absolutamente nada sino que tienen la osadía de criticar lo que no conocen. No hace mucho me dijo una profesora que Luis Buñuel estaba «tarado», así, como te lo digo. Y se quedó tan pancha. Y es profesora de un colegio privado y a veces da clases de cine sin haber visto nunca una película. Miento. Fue a ver una de «Star Wars», «El código Da Vinci», «Mamma Mia!» y alguna de «Indiana Jones». Se mete en internet (me lo dice con toda tranquilidad) y arregla la clase con cortas y pegas; un collage que solo sirve para que los alumnos salgan más confusos a la calle y se pongan hasta el culo de Fentanilo. Y así vamos.

    Más abrazos miles.

    1. Es que abundan mucho los listos y los bocazas. Cada vez que veo a alguien decir que tal o cual cosa es «viejuna» o «antigua» me dan ganas de soltarle un soplamocos. Desde luego, con docentes así no vamos a ningún lado. Lo peor es que estas situaciones (posibilitadas por las normativas, que se dictan no para crear las mejores condiciones sino para «racionalizar» el gasto, es decir, ahorrar en lo que jamás se debería escatimar) vienen consentidas e incluso promovidas desde las más altas instancias, y a sabiendas.

      En mi cuarto de trabajo (donde ya no trabajo nada, por cierto), tengo una fotografía de esa «España, años 50» (en la exposición había una vitrina con ejemplares de los libros de fotos de Saura, pero ninguno a la venta, ni siquiera un catálogo bien hecho; otra cosa igual…), una nocturna de un callejón del Madrid gris y triste de la posguerra, en una de cuyas paredes está pegado un cartel de Surcos (José Antonio Nieves Conde, 1951), otra obra maestra.

      Abrazos

  3. ¿No te parece que hay grandes personajes que sirven muy bien como metáforas de vida? Que nunca nos cansamos de ellos y de reinterpretar sus vidas, sean ficción o realidad o ambas cosas, porque nos dan respuestas… Eso es lo que creo que pasa con FALSTAFF y con GOYA. Dos personalidades que han protagonizado varias historias de ficción o no y que dejan muchas llaves para enfrentarse a la vida, ¿no crees?
    Goya, personaje histórico, pero que tanto Saura como Buero Vallejo, por ejemplo, lo convierten en centro de sus historias… O Falstaff, personaje secundario shakesperiano, que Welles le otorgó protagonismo y sus ecos llegan a directores contemporáneos como Gus van Sant…

    Beso
    Hildy

    1. Hay un libro pendiente de escribir, que es una biografía comparada de las cuatro grandes figuras del tránsito del Antiguo Régimen a la Edad Contemporánea: Napoleón, Goya, Beethoven y Goethe. A ver si alguien se anima, lo escribe y se puede leer. En efecto, hay personajes que encierran mundos, en parte porque están mitificados (desde luego, cuando lees algunas cartas de Napoleón, se te cae al suelo, como aquella que le escribió a Josefina: «estoy a cuatro jornadas a caballo; no te laves») y siempre porque la «creación» en torno al personaje pesa más que la cruda realidad. Pero te entiendo, ocurre con personajes reales y de ficción, son como depositarios de la sabiduría del mundo, de todo lo que ha ocurrido hasta que ellos vinieron al mundo, y elevados a arquetipos, siempre están vigentes. Esto lo explica muy bien Harold Bloom en su libro sobre Falstaff.

      Besos

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