La isla de las tormentas de Ken Follet

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Quien escribe reconoce su incapacidad para apreciar la narrativa de Ken Follet, excesivamente folletinesca y culebronera. No obstante, como toda regla, tiene sus excepciones, y para un servidor éstas son las novelas de suspense que el autor galés ambienta en la Segunda Guerra Mundial, entretenidas, bien recreadas y con un toque distintivo que excede la racanería habitual en cuanto a profundidad de los bestsellers. Especialmente destaca La isla de las tormentas, convertida en la gran pantalla en El ojo de la aguja por el cineasta británico Richard Marquand justo antes de ponerse a las órdenes de George Lucas y Lucasfilm para dirigir El retorno del Jedi.

La película nos cuenta la historia de Lucy, David y Henry. Lucy y David (Kate Nelligan y Chris Cazenove) se casan el día antes de que él tenga que incorporarse a la escuadrilla de «Spitfires» que va a defender a la Royal Air Force contra la Luftwaffe en lo que luego se denominaría La Batalla de Inglaterra. El vértigo del amor, unas copas de champán de más, y el coupé demasiado veloz por unas carreteras demasiado estrechas, tienen un desenlace fatal. Por otro lado, Henry Faber (Donald Sutherland) es un hombre maduro que a causa de una vieja herida de guerra no tiene posibilidad de alistarse y servir a Gran Bretaña en su lucha contra Hitler cuando el país se halla en plena psicosis colectiva ante la más que posible invasión nazi de las islas. Soltero, sin familia, su vida ordinaria transcurre entre la estación de ferrocarril, en la cual organiza transportes militares hacia los frentes y puertos británicos, la pensión donde habita, y las visitas al pub de la localidad en compañía de los parroquianos habituales y de Philip, un joven que idolatra a Faber, al que han encargado el puesto de cartero del pueblo y que desea cumplir la mayoría de edad para alistarse y combatir a los alemanes. Pero lo que nadie sospecha en el pequeño pueblo es que el verdadero nombre de Faber no es Henry sino Heinrich, y que durante las tardes de encierro en su habitación ocupa el tiempo en enviar mensajes de radio a Berlín informando de las rutas, convoyes y movimientos de tropas de las que tiene conocimiento por su trabajo en la estación. Cuando la dueña de la pensión, seducida por el encanto (y soltería) de Faber, pretende sorprenderle con un pastel de carne, la sorprendida es ella con la visión de la radio y un punzón de varios centímetros que le atraviesa el vientre. A partir de ahí, el servicio de contraespionaje británico, sabedor de que un espía alemán está pasando valiosos informes a los alemanes pero desconocedor de su rostro e identidad, logra gracias al testimonio de Philip identificar a Faber en unas fotografías de promoción de una escuela militar alemana, en compañía nada menos que del almirante Canaris, jefe de la Abwehr (servicio secreto alemán), amigo de la familia (Faber es hijo de un antiguo embajador alemán en Washington) y hombre que presentó a Faber al mismísimo Hitler, que enseguida lo convirtió en su hombre de confianza. Pero Faber ha desaparecido.

Cuatro años más tarde, Faber acude a una cita en la que se le encarga su última misión antes de volver a Alemania y dar cuentas al Führer en persona. Se le requiere para tomar fotografías de las tropas que Eisenhower ha dispuesto cerca de Dover para invadir Francia a través del paso de Calais, punto por el que el astrólogo de Hitler («¡¡ el astrólogo!! ¿cómo es posible?» se pregunta Faber indignado) vaticina que va a producirse la apertura del segundo frente europeo. Tras cumplir su misión, dejando varios cadáveres de por medio que sirven de rastro al teniente que lo persigue (Stephen MacKenna), y tras constatar que los aviones y tanques dispuestos en Dover son un señuelo, maquetas de cartón para engañar al espionaje aéreo alemán, y que la verdadera invasión será por Normandía, se dispone a dirigirse en barco a la cita con el submarino que ha de recogerle y llevarle a Alemania.

Pero el temporal hunde el barquichuelo que ha robado, y sus huesos y el rollo de fotografías van a caer en la isla de las Tormentas, donde David, impedido de las piernas y que por tanto no pudo combatir, y Lucy, que han sido padres de un niño, viven de la cría de ovejas como únicos habitantes, junto al farero. El secreto de Faber, las amarguras de David y Lucy, y la crucial información que bajo ningún concepto debe llegar a Alemania pero que ni David ni Lucy saben que Faber, que se hace pasar por escritor, tiene en su poder, crean una trama de buen suspense con toques románticos que interesa y mantiene una tensión notable. La lucha psicológica a tres bandas que se establece, los secretos, medias verdades y confesiones que se cuentan unos a otros y que parecen desviar la atención de la verdadera identidad de Faber, dan como resultado una película muy entretenida y más que correctamente interpretada que, si bien formalmente posee notables defectos (las imágenes de Sutherland corriendo presuntamente bajo la lluvia, con una horrible transparencia a sus espaldas y recibiendo chorros de agua en plena cara son lamentables), logra crear un drama de suspense y emoción más que apreciables, sin demasiada violencia y con unos personajes muy humanos excelentemente perfilados. Película para palomitas.

27 comentarios sobre “La isla de las tormentas de Ken Follet

  1. Querido Sir:

    Aunque escribir es siempre un esfuerzo a tener en cuenta ya la contraportada de un libro puede hacerte salir huyendo. No he leído nada de este señor, ni ganas tengo, por eso no juzgaré nunca su literatura ni juzgaré a quien lee sus libros, eso sí yo seguiré buscando la literatura Haute Couture que tanto me gusta.

    Un beso súper.

    Sonia.

    Nota: El domingo me acordé de ti, fui a ver » Cometas en el cielo» y me pareció una auténtica pasada(aunque para mi gusto espectador le sobren al menos 15 minutos)…. Ya sabes que esto quiere decir, que cuando una peli hace saltar por los aires algunos cachitos de mi hielo, siempre espero tu versión de los hechos. Desde que te «conozco» la pelis sin tus ojos se quedan incompletas.

  2. No sabía yo que Ken Follet tenía una vida fuera de las catedrales. ¡Qué ignorancia la mía y qué apropiado el cine palomitero para tardes lluviosas de Semana Santa!

  3. Por lo pronoto me iré consiguiendo las palomitas, que estas de asesinatos y tramas truculentas me gustan.
    Ayer me vi Donnie Darko; esta bien habersela visto: pero una sola vez.

    abrazos,

  4. No he visto la película,Alfredo,pero sí he leído a Follet en mis años de juventud,y debo admitir que no me gusta.Prefiero las novelas de John le Carré,aunque el espionaje no es lo mío.Entre Follet u El ojo de la aguja,me quedo con tu texto,siempre más sugerente.
    Si me permites en voz baja;El imperio contraataca es de Irvin Kershner.Marquand dirigió El retorno del Jedi.
    Un fuerte abrazo,amigo.

  5. Gracias, Sonia. Aún no la he visto, pero me pondré a ello y te contaré. Esta película, pues un poco como los libros, pasar el rato.
    Besos

    Noe, en efecto, a mí las catedrales de Follet se me atragantan. Por cierto, ¿nadie ha pillado lo de literatura Follet-inesca?

    Minerva, divertida, entretenida, para ocupar hora y media, y poco más.

    Malvisto, de acuerdo con «Donnie Darko», pero al menos es un soplo de aire fresco en el cine yanqui.
    Abrazos

    Francisco, gracias por la corrección, por fechas hubiese sido imposible… El espionaje tampoco es lo mío.
    Un gran abrazo

  6. Yo de Follet no he leído nada, tengo «Los Pilares de la Tierra» entre los libros por leer de mi «montaña-de-libros-por-leer», pero hasta el verano no lo ataco, porque es enorme…todo el mundo habla de «Los Pilares de la Tierra» como si fuera el padre de todos los libros, pero yo mucho me estoy temiendo que va a ser otro best-seller de intriga eclesiástica en la línea del Sr. Dan Brown, folletinesco, como tú dices (¡Muy bueno eso, por cierto!).
    En cuanto a la película, todo lo que dices suena bastante sugerente… yo tampoco había oído hablar de Follet más allá de los consabidos «Pilares».
    Besos.
    Rosa.

  7. Personalmente, Rosa, te recomiendo dejarlo estar. No tiene mucho que ver con Dan Brown, es más bien un culebrón medieval con romance, malos y buenos, niños desaparecidos que reaparecen y cosas por el estilo. Serían mil y pico páginas menos y muchas horas que podrías invertir en leer cosas mucho mejores o en buen cine. Pero sólo es un consejo.
    Besos

  8. Me gustan las películas de espionaje y esta no la conozco, así que tomo nota.
    En cuanto a los libros de Follet ya queda todo dicho con tu sabia palabra.

    Besos.

  9. A mi también me gustan mucho las películas de espionaje como dice Lucía, pero a diferencia de otro género deben estar muy bien realizadas porque sino son terribles. Muy buen post como siempre y sobre todo el anterior de Sombrero de Copa. Saludos!

  10. Yo de Follet solo he leído Los Pilares y te he de reconocer que sí me gustó: no entro en su calidad literaria pero, para los devora-libros como yo en aquella época que tenía tiempo (¡ay!) resulta entretenido hombre. Un libro de «palomitas».
    Tampoco soy yo de pelis de espionaje porque me suelo perder en sus sutilezas pero me has «intrigado» así que me apunto libro y peli. ¡Ala!, a lo grande jeje
    Besicos y buenas vacaciones majo.

  11. Lucía, con Follet es de las pocas veces que ver la película te libra del libro…
    Besos

    Budokán, tienes razón. Si queda algún cabo suelto, pasa del interés al desastre total. Creo que es un género dificilíimo.
    Saludos

    Inma, vale, pero para mí, teniendo en cuenta que tiene mil y pico páginas, quiere decir que en el mismo tiempo se hubiera podido leer uno tres o cuatro diferentes. Una cosa es pasar el rato y otra pasar un mes (o dos)…
    En esta peli no te perderás, seguro. Buenas vacaciones for you también.
    Besos

  12. Yo es que a Ken Follet lo tengo atravesado. Debió ser alguna viga o piedra de sus Pilares y no puedo verlo con buenos ojos. Bueno, alguna vez teníamos que discrepar en gustos.
    Un abrazo,

  13. Bueno, Mónica, en realidad aquí me ocupo de una excepción, por la película más que nada. En confianza, bajito, y sin que nos oiga nadie: como digo al principio, a mí el Follet este no me mola nada. He leído dos o tres libros de él, el primero fue éste: resultón. El segundo un culebrón, el tercero los dichosos Pilares. Y no más.
    Un abrazo

  14. Para gustos los colores, y a mí sí me gusta Follet.
    Será Follet-inesco, pero es ligero de leer, y muchas veces es lo que necesito.
    Pendiente estoy de leer ahora «Un Mundo sin Fin», continuación de «Los Pilares de La Tierra», que he de reconocer que me costó, pero lo acabé…

  15. Isabel, entiendo que guste y tal, pero ¿ligero de leer mil y pico páginas? ¿dos mil y pico si contamos la continuación? Yo leí los Pilares, y tuve bastante. Pero si te gusta mucho, busca alguna de estas novelas de la II GM; yo creo que, además de más cortitas, te gustarán mucho más. Lo bueno, si breve…
    Besos

  16. Totalmente de acuerdo! Me expresé mal, con ligero de leer me refería a novelas mas cortas como «En el blanco», «Vuelo Final» o ésta misma, La Isla de las Tormentas… Los Pilares fueron tales, unos Pilares!! De ligero nada! Atragantado lo tuve un tiempo hasta que lo acabé!
    Un beso.

  17. Eso es, Isabel. Ahora yo me estoy empujando un libro de mil páginas y me faltan unas trescientas. El caso es que según voy leyendo me voy preguntando para qué está contando determinadas cosas, qué pasaría si no estuvieran. Y me digo: nada. Ése es el problema.
    Pero de Follet, sus novelas cortitas y de acción me parecen bastante resultonas, idóneas para entretenerse y no darle muchas vueltas al tarro.
    Besos

  18. pues yo soy de las que Ken Follet sí que le gusta. Me leí en los 80 (siendo una niña), casi todas sus novelas de misterio: La clave está en Rebeca, El valle del los leones, etc… y más tarde sus históricas, Los pilares de la tierra (quitando tanta descripción de arquitectura, me gustó mucho la trama) y Un lugar llamado libertad, y también me encantaron. También he visto todas las versiones de sus libros que se han hecho en la gran pantalla ó en series y también me han gustado y han sido buenas adaptaciones. Esta peli que comentas, también me gustó.
    Besos.

  19. Una película diría yo que desaforadamente romántica en el peor sentido de la expresión. Me explico, la primera parte impecable, casi me parecía estar viendo una de Melville, concretamente «El samurai», pero con un personaje totalmente antipático. Pero… llega la segunda parte y en un giro rotundo, la película parece convertirse en un filme de Truffaut, explorando la tragedia del amor, pareciéndose a «La sirena del Mississipi» pero con gotas de terror. Y aquí el personaje de Shuterland conmueve hasta lo inimaginable, enredado en las trampas de la pasión, y Kate Nelligan, pasa de darnos lástima a dejarnos patidifuso por su determinación a finiquitar a la única persona que la hizo feliz por unos instantes. Para una servidora, una película tristísima, dura, terrible, potente y de las más pesimistas sobre la pasión cuando la guerra se entrecruza de por medio. Creo, y esto lo digo con conocimiento de causa, que desde su humildad, está película alcanza cotas que muchas otras del género melodramático no han conseguido lograr. Cómo el amor muta en odio en un personaje, y la pasión nubla la mente de un frío asesino en otra. Difícil cometido que Marquand supera con creces. A partir de hoy está película tiene una admiradora más.
    Saludos!!

    1. ¡Caramba! Ciertamente, el tono general es de tragedia. Uno se queda con ganas de saber más sobre este hombre que, si uno lo piensa bien, nunca ha tenido una vida verdaderamente suya, siempre de servicio, siempre pensando en otros, viviendo para otros. Todo está muy bien trenzado (la isla, el temporal, los pocos personajes, la soledad, la necesidad de marcharse contrarreloj) para indicar ese paralelismo entre vida personal y deber profesional, en ambos personajes. Al final, como siempre, los desengaños.
      Gracias por tus comentarios, Miriam, siempre tan enriquecedores.
      ¡Saludos!

  20. Apenas encuentro blogs de cine que hablen sobre esta película que para una servidora ha dejado huella hasta el punto de que no logro quitármela de la cabeza (prácticamente la misma que en su día me sucedió con «Un extraño en mi vida»). Me gustaría saber qué opinas de ese final, lo vuelvo a ver, una y otra vez, y me parece bastante más complejo de lo que aparenta.
    ¿Porqué vuelve a acostarse con él cuando ya sabe la verdad, pudiendo poner una excusa? No encuentro otra respuesta más que pasión, pasión, pasión. Ansia de carne. ¿Tú que crees?
    ¿Por qué matarle? ¿Porque él mató a su marido? Puede… o, tal vez, porque se siente herida desde lo más profundo de su ser. Seguramente. Pero a mí, con el rostro de la fenomenal Kate Nelligan roto de dolor, me da la sensación, que es una mezcla de sentimientos encontrados, pero – y esto es una sensación puramente personal – a mí, conforme corre tras él hasta darle el tiro de gracia, me da que de alguna manera le está diciendo: No me abandones, por favor.
    Me gustaría saber qué opinas al respecto.
    Saludos!!

    1. Yo creo que el elemento fundamental es la condición de enemigo. Ella lucha entre el interés personal, sus sentimientos, y un bien mayor, la imprescindible eliminación de un enemigo del que adquiere conciencia de que posee una información decisiva para su país y sus conciudadanos, para la marcha de la guerra. En el fondo, responde al cliché de tener que elegir entre el amor y el deber, ampliamente presente en películas de este tipo (en Encadenados, de Alfred Hitchcock, por ejemplo). Según el estado por el que pasa el personaje, toma unas decisiones y tiene unos comportamientos u otros, aunque la conclusión, como en toda tragedia, sea inevitable. Mata lo que ama porque es su deber, y porque, en tanto que británica, se siente traicionada, utilizada, por un espía que ha vivido en el país con la secreta intención de dañarlo. Pero al mismo tiempo es una mujer que mata al hombre que quiere. La tragedia esencial.
      ¡Saludos!

  21. Gracias por tu esclarecedor comentario. Yo pensaba en algo así, pero es que conforme la volvía a ver veía nuevos matices. Porque lo bueno que tiene es que no hay reproche verbal ni juicio moral. Diría yo que es más una película sensorial y que parece comprender a las mil maravillas el universo femenino (o seré yo, que entiendo tan bien a la protagonista). En cualquier caso, muchísimas gracias por tu comentario.
    Debo ser un poco rara, pero a mí esta película me parece, de alguna manera, el súmmun del romanticismo. Infinitamente más romántica que otras que pertenecen a tal género. Rarita que es una…
    Saludos!!

    1. Gracias a ti, por supuesto. La ausencia de reproches o juicios viene que ambos comparten la condición de víctimas. Al final, se trata de una cinta antibelicista, pero no por la vertiente política, humanista o humanitaria, sino por la romántica, lo cual no deja de ser un prisma original. De ahí, supongo, la sensación que te produce.
      En cualquier caso, muchísimas gracias a ti.

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