Diálogos de celuloide: Veredicto final (The Verdict, Sidney Lumet, 1982)

“La mayor parte del tiempo estamos perdidos. Decimos: “Por favor, Dios, dinos lo que está bien, dinos cuál es la verdad”. No hay justicia. Los ricos ganan, los pobres quedan impotentes. Nos cansamos de oír mentiras. Y poco a poco, nos vamos muriendo. Parte de nosotros muere. Nos vemos como víctimas. Y nos convertimos en víctimas. Nos hacemos… nos hacemos débiles. Dudamos de nosotros mismos, de nuestras creencias. Dudamos de las instituciones. Dudamos de la ley. Pero hoy, ustedes son la ley. ¡Ustedes son la ley!. No lo son ni los libros, ni los abogados. No lo es una estatua de mármol, ni la parafernalia de un tribunal, no son más que símbolos de nuestro deseo de ser justos, son, en realidad, una oración, una oración ferviente y temerosa. En mi religión se dice: “Actúa como si tuvieras fe y la fe te será otorgada”. Sí… si queremos tener fe en la justicia sólo tenemos que creer en nosotros mismos y actuar con justicia. Y yo creo que hay justicia en nuestros corazones”.

(guion de David Mamet a partir de la novela de Barry Reed)

Mis escenas favoritas: Veredicto final (The Verdict, Sidney Lumet, 1982)

Momento cumbre de Frank Galvin (Paul Newman), en su proceso de rehabilitación personal y profesional, próximo al clímax de esta excelente película escrita por David Mamet a partir de la novela de Barry Reed, probablemente la última gran película de juicios del cine norteamericano. Interpretaciones soberbias y una fotografía de Andrzej Bartkowiak inspirada en Rembrandt para el relato de un caso de indemnización civil a raíz de un error médico cometido en un hospital propiedad de la Archidiócesis de Boston. Grandezas y miserias de la abogacía y del sistema judicial cuando entran en el terreno de los poderes fácticos.