Música para una banda sonora vital: Joe Kidd (1972)

El argentino Lalo Schifrin compone la partitura de este tardío western de John Sturges, uno de los más solventes especialistas en el género (entre otros géneros), de estupendo reparto (Clint Eastwood, Robert Duvall, John Saxon, Don Stroud…), con una estupenda fotografía de Bruce Surtees, y basado en una novela de Elmore Leonard. Un tema que suena a setentero por los cuatro costados.

4 comentarios sobre “Música para una banda sonora vital: Joe Kidd (1972)

  1. Precisamente estoy sumergido en mis memorias sesenteras y setenteras cinematográficamente hablando para seguir escribiendo vivencias y visionados en aquellos cines de mi provincia que no paraban de reponer este tipo de películas. Podría decir que he mamado ese cine, desde el principio, simplemente por el azar y el capricho de aquellos viejos propietarios de aquellos cines que les costaba solo unos duros proyectarlas y donde me culturicé. En breve publico mi análisis de todas las películas que vi de los sesenta y principios de los setenta de acción y violencia, y más tarde sobre el género de ciencia ficción y catástrofes. Ay, amigo mío, no sabes lo que llegué a disfrutas de aquel cine en su formato original. Para un crío de mierda como yo me vino de perlas aquellas películas que ya no se proyectaban en ningún cine por la enorme sobra de los estrenos. ¡Cómo puede uno olvidar aquella escena cuando le machacan los dedos a Paul Newman en El buscavidas? ¿El cine de Don Siegel? ¿Steve McQueen sacando la cabeza a través de aquella puertecilla con aspecto cadavérico y preguntándole al compañero de celda qué aspecto tenía? ¿A Harry Callahan con el revólver Modelo 29 calibre .44 Magnum de Smith & Wesson en una mano y con la otra comiéndose un perrito caliente? ¿A Lee Marvin sacando toda su mala leche (que ya es decir) para conseguir un dinero que le deben? ¿A esos hombres, a los últimos de una época, traspasando los límites de un horizonte donde más allá está la maldita gente de este mundo moderno, para morir?

    Este western tardío (como bien dices), del gran Sturges me emocionó porque lo vi ya una vez que conocía algunas de las películas de este director que le tengo un cariño muy especial: La gran evasión, Conspiración de silencio, Duelo de titanes, El último tren de Gun Hill o Los siete magníficos, sí amigo mío, las vi todas ellas en aquellas grandes pantallas cubiertas por enormes cortinas y de las cuales iban abriéndose lentamente para dar entrada al puro espectáculo de gran calidad. Era entonces cuando el gris de la provincia desaparecía y todas la emociones anuladas, desactivadas se activaban en un vendaval de sensaciones que todavía perduran. Incluso las películas en blanco y negro de los sesenta resplandecían con una grandeza tal que el gris de mi provincia se sentía avergonzado. Si no me crees pregúntale a Anna Karina a Jeanne Moreau o a Jean-Paul Belmondo pasándose el pulgar por los labios. Joder, aquello sí era cine, porque cuando salías a la calle tenías ganas de hacer la revolución. «¿Cómo se puede perder?», se preguntaba Eddie Felson. Jamás, me respondía yo, mientras quede una sola sala de cine donde se proyecten esta clase de películas.

    Abrazos y buen finde, amigo mío.

    1. Oh, qué comentario más hermoso… Y qué nostálgico. Todo eso se ha perdido como lágrimas en la lluvia, que decía aquel…

      Abrazos (aquí de fiestas, amigo, no sabes cuánto me apetece largarme de aquí).

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