Música para una banda sonora vital: Instinto básico (Basic Instinct, Paul Verhoeven, 1992)

 

Jerry Goldsmith pone la banda sonora de este pelotazo de taquilla, tan cuidado en su acabado formal como tramposo y manipulador es el cotizadísimo guion (el mejor pagado hasta entonces) de Joe Eszterhas, que a estas alturas es ya un icono del cine gracias a un punzón de hielo y al famoso cruce de piernas de Sharon Stone, a la que, tras una carrera más bien discreta, convirtió automáticamente en estrella mediática rápidamente consumida. Controvertida y dudosa, resultona y nada fácil (quien piense lo contrario, que le eche un ojo a su secuela, una de las peores de todos los tiempos) combinación de inquietud, suspense, morbo sexual e intriga que alcanza su extensión natural en la partitura de Goldsmith, un clásico de las bandas sonoras de los noventa.

 

7 comentarios sobre “Música para una banda sonora vital: Instinto básico (Basic Instinct, Paul Verhoeven, 1992)

  1. Pero qué bien se deja ver todavía Instinto básico, qué entretenida es. No te aburres ni un segundo. Y como bien dices Paul Verhoeven suele cuidar formalmente sus películas. Yo creo que de Paul la película que más me ha gustado de todas las que he visto de su filmografía es El libro negro.
    Respecto a Joe Eszterhas, creo que el guion que más me gusta con su firma es «La caja de música».

    Beso
    Hildy

    1. La verdad es que sí, mi querida Hildy. Resultona es un rato, a pesar de estar llena de agujeros. A Verhoeven, claro, le da igual, porque la verosimilitud le trae al fresco.

      Yo también prefiero ese guion, y esa película, mi querida Hildy.

      Besos

  2. Una vez te dejé un largo comentario sobre este cine de los noventa. No recuerdo dónde, lástima. Se puso tan de moda el culo de Michael que hasta Peter Coyote dijo: «¡Yo también quiero!» Fue un auténtico disparate. El cruce de piernas… ¡Pero si ya llevábamos un montón de tiempo viendo cine porno! ¿Por qué la gente se volvió loca al entrever, muy esporádicamente, una pelusilla? Sabías que Peter Coyote quiso hacer esa misma escena y Polanski le dijo: «No hijo, por aquí no paso». Por lo visto, Coyote estuvo en su casa ensayando el cruce de piernas completamente en pelotas. Cine negro, desde luego.
    Ay, hoy no es mi idea.
    Abrazos mil.

  3. «Mi día», quiero decir; que te escribo el comentario desde mi móvil y me hago un lío con el maldito teclado.
    Venga, más abrazos miles.

    1. «Hoy no es mi día» podría ser perfectamente el epitafio de Peter Coyote. Recuerdo pocos actores dotados de tanto patetismo involuntario. ¿Te acuerdas de Lunas de hiel? He vuelto a verla no hace mucho. Lo de este hombre es tremendo. Parece que hubiera una competición no oficial entre Michael Douglas y Mel Gibson por ver quién enseñaba más veces el culo en pantalla. No recuerdo quién ganó… Aunque ambos están a tiempo de aumentar la cuenta.

      Ese tipo de secuencias, creo, no tienen nada que ver con el porno sino con el morbo (el morbo con el porno normalmente no tienen nada que ver entre sí), y este radica en introducir determinados contenidos allí donde no se los espera. En una película porno es normal ver eso, bueno, más que normal, es una exigencia de guion. Pero no así en otros géneros, y es ahí donde se explotan morbosamente determinados aspectos. Hoy, vista esa imagen de Sharon Stone, es una chorrada. Hace tiempo que se introdujeron contenidos sexuales mucho más explícitos en cierto cine comercial. Ha quedado reducido a ser un gag.

      Abrazos

  4. Creo que la misma productora se encargó de dar publicidad a esa pelusilla a lo que realmente sucedió en los cines. Yo la vi en el cine y cuando se produjo el cruce de piernas nadie dijo nada, no oí ni un ¡ah! ni un ¡oh! ni nada parecido. Incluso creo que nadie se dio cuenta. Luego lo supieron por los medios de comunicación y cuando alquilaron la peli en vhs se fijaron más, echaron mano al «pausa» y todo eso. Es francamente interesante el caso de la pelusilla. ¡Ostras! ¡Qué buen título para una peli de misterio!
    Abrazos miles.

    1. Efectivamente, los publicistas lo aprovecharon a base de bien, pero sobre la base de que no se podía mostrar todo en el trailer, por aquello de no dar demasiada información. No deja de ser todo muy primitivo, una apelación a los instintos más pedestres (por no decir básicos) del público.

      El caso de la pelusilla podría ser una película de misterio en torno al bigote de José María Aznar, alguien que, aun cuando va afeitado, siempre le ves el bigote. Tiene y no tiene bigote a la vez. Su bigote es el bigote de Schrödinger.

      Abrazos

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