Mis escenas favoritas: Chaplin y Keaton, al fin juntos

La tragicomedia lacrimógena Limelight (Candilejas), de 1952, fue ocasión única para reunir en la pantalla, y sobre un escenario, a los dos cómicos más célebres de la época muda del cine: Charles Chaplin, autor y director de la película, y Buster Keaton.

Chaplin se encontraba ya en plena decadencia, rodando películas cada vez más mediocres de vez en cuando, en una larga caída creativa que duró décadas. Keaton no estaba teniendo más suerte: la llegada del sonoro le había afectado mucho más, y por esta época vivía de representar sus gags pobremente en escenarios mucho más inferiores y limitados que los cinematógrafos y salas de principios de siglo, y de pequeñas apariciones ocasionales en películas de categoría, como en El crepúsculo de los dioses echando una partida de cartas en casa de Norma Desmond, o más adelante, en La vuelta al mundo en 80 días, como revisor de un tren atacado por los indios.

En esta ocasión, ambos comparten un número cómico de primer orden, aunque incompleto. Chaplin era un hombre de una vanidad infinita, de una soberbia magnífica (recuérdese el episodio desafortunado de la demanda por plagio, el juicio y la condena por la música de Luces de la ciudad) y de un carácter difícil, desde luego, nada que ver con el personaje del vagabundo con el que tan fácil resultaba simpatizar. Cuando vio que en el resultado final Keaton le robaba el protagonismo con momentos más estelares que los suyos y que los gags del maestro movían mucho más a la hilaridad y la carcajada que su propia intervención, lo recortó sin miramientos, y así, mutilado, y con Keaton reducido a comparsa del genio, se editó definitivamente en la película, lo cual no le resta ni un ápice de gloria y mérito a Buster Keaton, uno de los grandes de la Historia del Cine.

Inmejorable escena para iniciar esta nueva sección.

25 comentarios sobre “Mis escenas favoritas: Chaplin y Keaton, al fin juntos

  1. Ah, gracias por traer hoy aquí esta maravillosa escena. Me tengo que reír bajito para no despertar a la prole pero…¡que buen comienzo!
    Estarían en decadencia, no digo que no, pero como se suele decir: el que tuvo..retuvo.
    Buenos días de nuevo.

  2. Pues sí, Inma, yo me descojono con esta escena cada vez que la veo, aunque a la vez no puedo evitar que se me amargue la sonrisa pensando en la vida de estas dos personas, sus avatares agridulces y cierta tristeza… Pero eso es el payaso, alegra, enternece e incluso hace llorar a veces.
    Besos, y buena semana

  3. Te digo lo mismo, gracias por recordarnos esta escena maravillosa que nos regalan estos dos genios. Cómo quedan en evidencia estos cutre cómicos que tratan de vendernos desde lo peor del cine norteamericano.
    Un abrazo

  4. La escena es fantástica; el destripamiento del piano … por dió…
    A mi me gustan más las pelis de Keaton, con todo lo maravillosas que me parecen las de Chaplin en su época más guay, y con lo que admiro «El gran dictador». Pero Keaton me resulta más «real», aunque su humor sea más surrealista que el de Chaplin. Creo.
    Besos «laborables» ya (ayssss)

  5. Valentín, Entrenómadas, la gente ahora no apreciaría estas cosas. Si, por ejemplo, programaran la película en «prime time» televisivo, apenas tendría audiencia. En primer lugar, por desconocimiento de historia del cine que tiene la masa consumidora, y segundo, porque es en blanco y negro, el mayor pecado que puede cometer una película hoy en día.

    Luisa, a mí me gustan mucho los dos. Quizá Chaplin tenía más moralina y más carga ideológica, y Keaton era más humano, más tierno incluso, menos ideal y más relacionado con el día a día del hombre. Si no las has visto, te recomiendo «El héroe del río», «El moderno Sherlock Holmes», y sobre todo, «El cameraman», de Keaton.

    Lucía, esta es la primera de, espero, muchas otras de mis escenas favoritas. Habrá clásicos como este, y alguna cosa más reciente y un poco freak. Yo me troncho con Keaton cuando se le caen las partituras al principio, por más veces que lo vea.

    Besos y abrazos varios

  6. Alfredo: ¿cómo así que se hace lo que se puede? No seas tan modesto, hombre. Me gusta mucho esta nueva seccción. Es algo así como un antes y después de lo que se puede hacer con poco, pero bien hecho: sin necesidad alguna de decirnos Aquí se deben reír; que es lo que pasa con las risas grabadas. (Se lo disculpo a SEinfeld, pero es que eso es otra cosa…)

    abrazo!

  7. Qué bueno es Seinfeld, buena serie…
    La idea es seguir poniendo escenas que me han entusiasmado, que a veces me han hecho reír, otras me han asustado o emocionado, a veces incluso puesto en tensión. Si los vídeos y mi memoria lo permiten, iremos ampliando la sección.
    Un abrazo

  8. Eso dicen, pero luego Chaplin se desquitó en la sala de montaje recortando lo que se le antojó. Era un tipo con el que resultaba muy difícil colaborar. Iremos poniendo alguna escena interesante para ir recordando.
    Saludos

  9. En esto sí que estoy de acuerdo contigo! yo prefiero a Chaplin por todo lo obvio y tantas veces mencionado que yo resumo en que me hace reír y llorar (y también pensar). En realidad de Keaton sólo he visto El Maquinista y El Héroe del Río y la verdan no me sorprendió demasiado… Lo que sí es cierto es que le tengo más simpatía personal por su trágico olvido y su humildad.
    Ah veo que eres de Aragón, pues un saludo desde Tarazona.

  10. Pues te recomiendo profundizar en la obra de Keaton. Imprescindible. Es todo un prodigio atlético y sus gags son más elaborados y ricos, y sus tramas están más cerradas, son más redondas, están mejor perfiladas. Sus películas, en general, son mejores que las de Chaplin o Harold Lloyd (exceptuando quizá las grandes obras de Chaplin o cintas como «El hombre mosca» de Lloyd, que están al nivel del mejor Keaton). Especialmente te recomiendo dos: El cameraman y El moderno Sherlock Holmes.
    Así, Carlos, que de Tarazona… Hace tiempo que no me dejo caer por allí. Tarazona, Zaragoza, Aragón, tierras de cine por excelencia.
    Saludos, paisano.

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