Música para una banda sonora vital – Degüello (Río Bravo, 1959)

El toque a degüello era una indicación militar mediante la que se ordenaba a las tropas la muerte del enemigo sin la captura prisioneros. De origen musulmán durante su presencia en la Península Ibérica, los ejércitos de los reinos cristianos así como después los de la Corona española lo adaptaron en sus distintas campañas bélicas en Europa, África y América, de donde pasó a algunos ejércitos de las repúblicas independientes de los antiguos dominios españoles en el continente, como México, por ejemplo.

Como cuentan en Río Bravo, magistral western dirigido por Howard Hawks en 1959, el general mexicano Antonio López de Santa Anna ordenó en el asedio de El Álamo durante la guerra de independencia texana (o más bien de invasión encubierta y posterior anexión a EE.UU.) que se diera el toque a degüello durante varios días antes del asalto definitivo a la antigua misión española de San Antonio de Béjar, como recurso de desgaste psicológico para los defensores y continua advertencia de la más que segura ausencia de cuartel si la rendición no se producía con anterioridad al asalto.

Howard Hawks traslada la situación a la película, con John Wayne, Ricky Nelson, Dean Martin y Walter Brennan cercados en una cárcel y expuestos a la violencia de un grupo de pistoleros que quieren liberar a su cabecilla arrestado.

Una pieza sobrecogedora, musicada en la película por el gran Dimitri Tiomkin, que inspira directamente las composiciones de Ennio Morricone para los westerns de Sergio Leone, de todo el fenómeno del spaghetti western, y de sus imitadores, más o menos afortunados.

17 comentarios sobre “Música para una banda sonora vital – Degüello (Río Bravo, 1959)

  1. Este tema me encanta… Y como dices lo del Alamo, luego Wayne también la trasladaría, porque suena también en «El Alamo» (de Tiomkin también; cuantos también).
    Un saludo.

  2. Efectivamente, al parecer es un episodio muy recordado de entre toda la mitología -en su mayor parte falsa, como casi todas las mitologías- que rodea a aquel acontecimiento. Tal es así, que está reflejado, explícita o implícitamente en varias películas que tratan o se refieren, aun tangencialmente, al asedio de El Álamo.
    Y, como bien dices, como temazo es todo un temazo.
    Saludos

  3. Tras el fracaso de Tierra de faraones (1955) pasaron tres años antes que Hawks reanudase su carrera con Río Bravo, que rodó entre mayo y julio de 1958 en Tucson, Arizona. Hawks decidió «intentar parte del espíritu con que rodábamos en los viejos tiempos», y se inspiró hasta cierto punto en
    Solo ante el peligro (1952), de Fred Zinnemann, sobre un sheriff que tiene que enfrentarse con un grupo de forajidos. Tal como señaló el propio Hawks en su entrevista con Peter Bogdanovich: «Gary Cooper intentaba conseguir ayuda y todo el mundo le fallaba, lo que resulta bastante estúpido, sobre todo teniendo en cuenta que, al final, era capaz de realizar el trabajo él solo. Me dije por tanto: Vamos a hacer todo lo contrario y a adoptar un punto de vista verdaderamente profesional, como se encarga de señalar Wayne cuando le ofrecen ayuda: Si son buenos, los aceptaré. Pero, si no, tendré que cuidar de ellos».

    Pero Solo ante el peligro no fue el único western en que se inspiró Hawks. La misma situación de un encargado de hacer respetar la ley que tenía que guardar a un prisionero en una situación de asedio se había dado ya en El tren de las 3,10 (1957), y Walter Brennan había interpretado a otro carcelero cascarrabias en un buen western, The Proud Ones (1956) que como Río Bravo, tenía por tema las relaciones entre un sheriff y su ayudante.

    No obstante, en Río Bravo antepuso deliberadamente las caracterizaciones y la psicología a la acción. Se había dado cuenta de que las series televisivas habían familiarizado excesivamente al público con los argumentos del cine del Oeste. Con bastante audacia, Hawks y sus guionistas, Jules Furthman y Leigh Brackett, apenas prestaron atención a las personalidades de los malos. El prisionero, interpretado por Claude Akins, es el único que aparece algo individualizado, mientras quienes vienen a rescatarle son seres casi anónimos.
    En lugar de ello, Hawks, se centra en la relación entre John Wayne como sheriff y Dean Martin como su alcoholizado ayudante, cuya recuperación de la autoestima constituye el principal tema argumental de la película. El viejo y gruñón carcelero y el joven pistolero interpretado por Ricky Nelson completan un grupo unido por el profesionalismo y la lealtad mutua.

    Ya ves lo que me gustá a mí esta película y tú has pagado el pato,que has tenido que leer este tostón de comentario.Nunca reseñé esta película en mi blog cuando escribía sobre el género,pero aquí está y está bien.

    Un fuerte abrazo,amigo

  4. Pues sí, mi querida Hildy, aunque debo decir que si en Río Bravo hubieran escuchado unos minutos los 40 principales, «Degüello» les hubiera parecido tan sosainas como la tuna…
    Besos

    Nada de tostón, chato. Muy interesante e ilustrativo (no me gusta Ricky Nelson en esta película: parece un playmóbil con tupé).
    Tienes mucha razón en cómo Hawks diluye a los malvados: pero si la película no termina con el típico duelo, si los malos ni siquiera mueren, son capturados tras el sitio al que los partidarios de la ley someten a la casa gracias a unos cartuchos de dinamita… Es un colofón más bélico que propio del western. Y tiene que ser así porque el objetivo, como bien dices, no es la captura de los malos, sino la redención de los buenos. Grandes Hawks y compañía.
    Abrazos

  5. Jajajaja…»un playmóbil con tupé»,es cierto,amigo,y además lo veo demasido achulado.Por aquel tiempo se llevaba a las chavalas de calle,pero la escena de la preciosa canción que canta con Dino,aquí se ve que Dino se lo come con patatas.Por cierto,Ricky Nelson murió en un accidente de aviación,como el otro muñeco de playmóbil;Alan Ladd.Lástima lo de Raices profundas,una gran película,pero Alan parece lo que es,incluso con esa ridícula vestimenta.

    Abrazos

  6. Es verdad, Ricky Nelson, como Buddy Holly y Ritchie Valens. Pero no Alan Ladd, que sí, que era un playmóbil, pero que murió de una sobredosis de alcohol y pastillas, presuntamente un suicicio, ya que tiempo atrás había intentado matarse de un tiro en el pecho, un oscuro suceso que se tapó mediáticamente diciendo que se había autolesionado mientras repelía un asalto a su rancho por parte de hombres armados.
    Abrazos

  7. Pues yo creía que había fallecido en accidente de aviación.La culpa la tiene mi madre.Cuando era niño a ella le encantaba Alan y siempre me decía que el pobrecito murió de esa manera.Luego ya no me preocupé de averiguar otra supuesta verdad.No sé a tí,pero en mi casa de niño mis padres pronunciaban los nombres de los actores de una manera muy conmovedora:Jon Waine.Pau Neuman,Tirone Pober,etc.Y además me explicaban cosas sobre el cine que ellos se inventaban.Algo de todo eso queda todavía en mí cuando escribo.

    Más abrazos

  8. ¡¡¡Sí, sí!!! Y James Estebar. Yo descubrí lo del presunto suicidio de Ladd hace bien poco, no te creas, leyendo una de esas sórdidas crónicas negras de Hollywood. Jamás me había preguntado antes qué había sido de ese buen hombre. Supuse, simplemente, que con la edad había pasado al retiro forzoso y a una muerte anónima. Y luego resultó que no.
    Pero vamos, que a mí no me gusta nada Alan Ladd, y que si no murió en un avión fue porque no tuve ocasión de empujarle yo fuera de uno…
    Abrazos

  9. Hawks empleó la misma fórmula tres veces: «Río Bravo», «El dorado» y «Río Lobo». Sé que la primera es la mejor y que la tercera es la peor. Pero guardo especial rinconcito en mi corazón para la segunda.
    Abrazos

    1. Coincido en el orden de las tres… Supongo que ya sabrás la pregunta de John Wayne de «¿me toca hacer de borracho?» cuando le llama para hacer la tercera…pero hay una historia con la segunda. No he leído el cuento en el que se basa «El dorado», pero debe ser un dramón (fíjate cómo empieza)… el caso es que Leigh Brackett debió decir que era el mejor guión que había escrito en su opinión…pero Hawks le fue exigiendo cambio tras cambio y a medida que lo reescribía, al final dijo: «Howard, esto es Río Bravo otra vez» (jaja)…Lo mejor fue la contestación de John Wayne, que andaba por allí. «Bueno, Leigh, si funcionó una vez» (jajaja)
      En fin…
      Un saludo.

      1. Sí sí, totalmente cierto. Y te diría más aún: el 90% de los productores, guionistas y directores de Hollywood de los últimos treinta y pico años han pasado, pasan y pasarán regularmente por ese mismo diálogo (que bien podría ser parte de un guión, por cierto).
        Saludos.

  10. Vaya jugosísimos comentarios has cosechado, Alfredo, con esa banda sonora que no recordaba apenas. Creo que tienes toda la razón apuntando que Morricone bebió en esa melodía: la he escuchado un par de veces para asegurarme, y coincido contigo.

    Un abrazo.

    p.d.: pues a mí, Alan Ladd, en algunas películas, me gusta… 🙂

  11. Yo es que siempre he sostenido que el spaghetti western, de alguna manera, nace de los grandes del western en América…
    En cuanto a Alan Ladd, cada uno tiene sus «perversiones». Te reconozco, no obstante, que en sus trabajos con Veronica Lake estaba bien, al principio de su carrera. Pero jamás resultó creíble en esos personajes de héroe superdotado, y la cara de torta no pudo quitársela nunca. A mí es que no me gusta ni siquiera en «Raíces profundas», pero es que, por no salirnos del western, hay cintas suyas en que está para matarlo («Tambores de guerra», por ejemplo).
    Abrazos

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