–Ningún soldado ganó nunca ninguna guerra muriendo por su patria: la ganó haciendo que otros pobres estúpidos bastardos murieran por ella. Los que escribieron esa majadería sobre el individualismo no conocen una verdadera batalla más de lo que saben sobre fornicación. Compadezco a esos pobres contra los que vamos a luchar: porque no solo vamos a disparar contra ellos. Nuestra intención es arrancarles las entrañas y usarlas después para engrasar las ruedas de nuestros tanques. Vamos a matar a esos miserables teutones por millares. Algunos de vosotros estáis dudando sobre si tendréis miedo bajo el fuego. Eso no debe preocuparos. Los nazis son el enemigo: derramad su sangre, disparadles en el vientre. Cuando pongáis vuestra mano sobre una masa informe que antes era el rostro de vuestro mejor amigo, entonces no dudaréis.
(guion de Francis Ford Coppola y Edmund H. North)
Aquí tenemos, como diría el chalao de Paulo Coelho, una conjugación estelar donde el universo conspira para que al fin salga una excelente película. Y eso que a mí no me gustan mucho las películas que retratan personajes históricos, no sé, nunca acaban de cuajar del todo por muy interesante que sean sus vidas o cómo actuaron en un preciso momento crucial de la historia. En estos filmes se resalta, sobre todo, la superproducción (la pasta gansa que digo yo) y las actuaciones (siempre histriónicas) por el personaje histórico de turno. Ahí tenemos el ejemplo de “El instante más oscuro”. Solo he leído alabanzas de la gran actuación de Gary Oldman, y nada más. No obstante la película hace aguas por todos los lados. Ya ni te hablo del “Lincoln” de Spielberg. Por cierto, sabes que odio la expresión “biopic”, me hace pensar en esas barritas energéticas que se venden en las tiendas especializadas de alimentos sintéticos para los culturistas:
“¡Tómese un biopic y serás el más molón del gimnasio chic!”
Antes no decíamos esas chorradas cuando íbamos a ver películas de ese calibre. ¿Te puedes imaginar, amigo mío, si se llega a enterar, por ejemplo. John Huston cuando interpretó a Noé en «La Biblia», que estaba haciendo un «biopic» de lo más chic? Simplemente te habría partido la cara.
“Patton” del irregular Franklin J. Shaffner sí me gustó, y mucho. George C. Scott está magistral, como lo estuvo Gary Oldman, y Daniel Day-Lewis, pero “Patton” es una excelente película. A mi juicio, como estudio del poder no es suficientemente preciso, ahora bien, como ejercicio biográfico es magnífica.
Ay, ya sabes que soy el tipo menos patriota del mundo. Sería capaz de vender mi país por un simple perrito caliente con mostaza. Podría añadir a este comentario grandes citas en contra de los nacionalismos y patriotismos, pero hoy no me siento muy bien y vamos a quedarnos con palabras más sencillas de Juan José Millás: “Ningún país tiene arreglo. Todo es una mierda”.
Abrazos mil.
Jajajaja. Millás se levantó optimista ese día…
Coincido contigo, es un género, para mí, poco afortunado. Se inventa demasiado, y si no, se blanquea en la misma proporción. O se «desmitifica» o se «glorifica», o peor, se intenta «impactar» al público con sorprendentes revelaciones que suelen ser puras falsedades, reelaboraciones fantasiosas o interpretaciones retorcidas de los hechos. Peor es todavía cuando encima quieren «enseñar» historia a partir de eso.
En cuanto al biopic… Es verdad que aquí se aplica desde tiempo relativamente reciente. En Hollywood, como es lógico, se estila más.
Abrazos
Sé que me repito, pero ya no se escriben guiones así.
Con independencia del contenido de las frases y diálogos, ni su forma literaria, ni su ritmo al ser bien pronunciados, ni su acierto en definir al personaje, nada ya es igual.
Probablemente se deba a que todos, guionistas, productores y directores, son conscientes que la atención del espectador ha menguado hasta alcanzar apenas frase y media y me pregunto si ellos, malditos, no habrán coadyuvado en el empeño de idiotizar al ciudadano.
Esa película, Patton, en su lejano estreno fue un verdadero éxito y quien ya la había visto no cesaba en recomendarla y frases como la que encabeza, más o menos recordadas, se citaban con admiración.
El remate vino luego, cuando el amigo Jorge rehusó recoger el premio oscar: ¡con dos cojones, Patton! fue una frase recurrente por un tiempo.
¡Ay! ¡Nunca hubiera imaginado que las películas acabarían con guiones como Roma!
Un abrazo.
En efecto, es muy triste. Por más que digan, con razón, que el cine es un medio eminentemente visual, hay guiones y diálogos con altísimo nivel literario jamás igualado. Una forma de ser literaria sin resultar artificiosa, cuya maestría en su construcción se ha ido perdiendo con las décadas. ¿Cómo hacer que frases tan irreales a veces suenen maravillosamente al oído? Talento, sin duda, es la respuesta. Guiones de las películas de Mankiewicz o de Wilder, o como este, que ayudaban decisivamente a construir un subtexto complejo y lleno de matices y recovecos turbulentos, de secretos, misterios y contradicciones. El subtexto, otro concepto que se ha perdido.
Un abrazo
Pero hombre, si no entienden el texto, ¿cómo van a entender el subtexto?
Si es que dices unas cosas…
Cualquier día pretenderás que capten la ironía…..
Un abrazo.
Jejejeje…
Jajajaja, mi querido Alfredo, ¡se nota que estabas pensando en San Valentín cuando buscabas un texto de guion!
Ayyy, creo que Patton nunca la he visto entera. Es otra de mis asignaturas pendientes. No me acribilléis, pero siempre encuentro motivos para no enfrentarme a ella definitivamente. Hay otra película bélica del director que me gustó bastante, Bienvenido a casa, su obra póstuma.
Beso
Hildy
Todo tiene su justo momento. Bueno, casi todo. San Valentín, igual no…
No sé en qué estaba pensando, la verdad. Tal vez en algo menos «amable».
Besos