Mis escenas favoritas: La vía láctea (La Voie lactée, Luis Buñuel, 1969)

 

Obra inmensa, inagotable, del maestro aragonés Luis Buñuel, sátira del catolicismo y sus herejías, extremadamente bien documentada y absolutamente verídica, que, como es habitual en el genio de Calanda, combina con agudeza e inteligencia la crítica feroz e incisiva con el conocimiento profundo y el riguroso respeto cultural al objeto de sus dardos.

 

2 comentarios sobre “Mis escenas favoritas: La vía láctea (La Voie lactée, Luis Buñuel, 1969)

  1. La escena del cura loco es magnífica, pero también me gusta la que encabeza tu texto. Juan imagina que unos anarquistas fusilan al Papa. Al sonar la descarga en la imaginación de Juan, un tipo que está sentado a su lado la oye, y pregunta sorprendido: “¿Qué es eso?… ¿Hay un campo de tiro por aquí?”. “No, no – responde Juan -. Soy yo. Me imaginaba que lo fusilaban al Papa”. “Pierda usted cuidado – replica el tipo -. Verá usted muchas cosas, pero el Papa fusilado, eso… ¡no lo verá jamás!” Yo que soy ateo, gracias a dios, me cayó bien Jesús en esta película cuando lo vemos adoptando actitudes cotidianas tan normales como correr, jadear, estar hambriento y riéndose. En “La Vía Láctea” vemos a un maître y sus camareros preguntándose por qué Jesús aparece siempre tan digno, tan solemne y circunspecto. También me encanta cómo Buñuel emplea el viaje en el tiempo sin necesitar un DeLorean. Con tan solo un cambio de ropa ya estamos en otro tiempo. Y gracias a él, descubrí la “esgrima cultural” de hoy en día que tanto me atosiga. Ese duelo teológico que se da en la película lo tenemos ahora en el ámbito cultural. Desenvainan la espada de inmediato para rebatir lo que no conocen. Se mosquean al no tener el más mínimo conocimiento y en vez de escuchar y aprender te cortan la nariz de un tajo y luego imponen su ignorancia. Decía el gran director universal que la película “no estaba a favor ni en contra de nada. Aparte las discusiones y las disputas doctrinarias auténticas que la película mostraba, era ante todo, un paseo por el fanatismo en que cada uno se aferraba con fuerza e intransigencia a su parcela de verdad, dispuesto a morir o matar por ella. Me parecía también que el camino recorrido por los dos peregrinos podía aplicarse a toda ideología política o, incluso, artística.”

    Hoy me pregunto si es posible realizar una película de semejante magnitud, cuando ha venido a añadirse otro buen puñado de fanatismos.

    Estamos antes la puertas de algo que todavía no conocemos pero hay alarmas, cañonazos, gritos y revueltas que resuenan en nuestros oídos y todos ciegos vamos tanteando con bastones nuestra incierto caminar y un avestruz mira con desconcierto.

    Abrazos mil.

    1. Querido Paco, hoy es posible realizar muy pocas cosas. Al menos muy pocas cosas de enjundia. Infantilizados, sentimentalizados y politizados como estamos, lo único que cabe es el trazo grueso o el telegrama obvio. Facilito y bien mascadito, eso sí, para que los críticos detecten a simple vista lo que les parece bueno y el público lo vea igualmente para que sienta bien. ¿Pensar? ¿Interpretar? ¿Deducir? ¿Reconocer? ¿Buscar? ¿Encontrar? Por favor, ni que el público fuera adulto…

      Por películas como esta dice Woody Allen que Buñuel es inimitable.

      Abrazos

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