Vidas de película – Leslie Howard

En este caso, habría que titular la sección Muertes de película (sería sin duda más curiosa y más «exitosa» de lo corriente).

Leslie Howard Stainer forma parte del club de ilustres cineastas e intérpretes hollywoodienses de ascendencia húngara, si bien nació en Forest Hill, en un distrito de Londres, en 1893. De empleado de banca y actor de teatro en sus inicios derivó en los años 30 en una de las máximas estrellas del cine, archiconocido a nivel mundial, fama y repercusión que alcanzarían la inmortalidad al dar vida a Ashley Wilkes en Lo que el viento se llevó (Gone with the wind, Victor Fleming-David O. Selznick, 1939).

Antes de eso, su carrera durante los años 30 fue una continua sucesión de éxitos. Desde La llama eterna (Smilin’ through, Sidney Franklin, 1932), con Norma Shearer y Fredric March, La plaza de Berkeley (Berkeley square, Frank Lloyd, 1933) y la versión que George Cukor dirigió de Romeo y Julieta en 1936 hasta el cuarteto de sus películas más populares o recordadas de esa década junto a la epopeya sureña de Selznick, La pimpinela escarlata (The scarlet pimpernel, Harold Young, 1934), rodada en Gran Bretaña junto a Merle Oberon, la magistral Cautivo del deseo (Of human bondage, John Cromwell, 1934), junto a una excepcional Bette Davis, El bosque petrificado (The petrified forest, Archie L. Mayo, 1936), de nuevo con la Davis y con Humphrey Bogart, y Pigmalión (Pygmalion, 1938), codirigida por el actor junto a Anthony Asquith.

El año de su consagración protagonizó además la versión norteamericana de la cinta sueca de Gustaf Molander Intermezzo (Gregory Ratoff, 1939), primera cinta americana de Ingrid Bergman, y comenzó los cuarenta dirigiendo dos películas, una secuela moderna de La pimpinela escarlata y la biografía de un famoso diseñador aeronáutico de la época.

Paradójicamente, el 1 de julio de 1943 el actor viajaba en un avión que cubría la ruta Londres-Lisboa cuando éste fue atacado y derribado por la aviación alemana. Al parecer, los alemanes creían que a bordo se encontraba el Primer Ministro británico Winston Churchill camino del norte de África. No hubo supervivientes.

10 comentarios sobre “Vidas de película – Leslie Howard

  1. Leslie Howard… algo más que Ashley Wilkes como bien demuestras en este artículo. Y una de esas muertes de las que se han desatado ríos de tinta de historias, causas, leyendas, artículos, novelas… Howard ¿era en realidad un espía? o como escribes tuvo la mala suerte de estar en un vuelo que fue un objetivo erróneo de los alemanes en tiempos de guerra…

    Como actor tuvo vida más allá del papel por el que hoy es sobre todo recordado. De quitarse el sombrero en Cautivo del deseo…

    Besos
    Hildy

  2. Supongo que habrá algún libro que hable del Hollywood volcado en la lucha en la Segunda Guerra Mundial: hubo de todo, aviadores, marinos, infantería, artillería…, que salieron de Hollywood. Y también espías, claro (como, involuntariamente, Harpo Marx durante la guerra fría), y gente que participó en campañas de venta de bonos de guerra… Y gente que no fue a la guerra y no hizo nada, como John Wayne…
    Besos

  3. Hoy respeto a este actor.Cuando era adolescente y vi Lo que el viento se llevó le puse el adjetivo de «lechuguino»,porque no podía creerme que la guapa de Vivien Leigh (estaba enamorado de ella,claro)pudiera estar colada por eso hombre de cara alargada,pálido y de melenita levantada sobre sus orejas,más acorde a las películas de la Hammer.Tenía un enorme parecido físico a otro feo como Lovecraft.Creo que «lechuguino» le viene al pelo,pero ya digo,hoy le tengo más respeto como actor.Cosas de crios.

    Un fuerte abrazo

  4. Pues verás, yo tengo una cosa con «Lo que el viento se llevó»: es un mito, es la esencia de las superproducciones del cine de Hollywood, hay actores muy importantes con interpretaciones estupendas, un derroche de color, vestuario, etc., etc. Pero yo, si tuviera que hacer una lista -que no la haré nunca- de mis obras maestras favoritas o preferidas, no la incluiría nunca. No sé por qué, pero no me termina…
    Abrazos

  5. Pues ya ves tú. Entonces no había Ryanair, pero, para el caso… Lo peor de todo es pensar en que esa carrera truncada hubiera dado, seguro, muchos y muy buenos papeles más a esto del cine.
    Abrazos

  6. Estoy con Machuca: el pobre Leslie tenía cara de lechuguino. A mí me pasa que le vi en varias películas y siempre me pareció que su voz -la del doblaje, quiero decir- no acababa de ser lo que debía, no encajaba, y le tomé manía.

    Luego lo vi en versión original y ya me pareció mejor, pero siguió siendo la definición de lechuguino: quizá sean rémoras de la Pimpinela, que siempre me pareció emparentada con el Zorro… 🙂

    Un abrazo.

    1. Ja,ja,ja,ja… Entiendo muy bien lo que dices, porque, en efecto, especialmente en «Lo que el viento se llevó», su doblaje es demasiado, no sé cómo llamarlo, ¿declamatorio? Aparte, su personaje, como el de Melania, son tan buenos y mermelizados que a veces se me indigestan. Mi favorita es la joven criada negra, esa que va urgentemente a buscar al médico… Es genial.
      Queda institucionalizado como «El lechuguino». Aprobada la moción.
      Abrazos

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